Aunque parezca imposible, el agua derretida de la Antártida nos está protegiendo del CO2, según un estudio
Las aguas de la Antártida están reduciendo su acidez y aumentando su capacidad de "absorber" CO2
El agua procedente del hielo que se derrite en la Antártida, según un nuevo estudio, está siendo consecuencia y a la vez un leve freno contra el cambio climático. Este fenómeno, producido por la actividad humana que ha disparado la proporción de dióxido de carbono en la atmósfera y ha incrementado el efecto invernadero de nuestro planeta, está haciendo que aumente la temperatura media global, y está derritiendo los polos. Sin embargo, esa misma agua también está reduciendo el carbono presente en los océanos, dándoles un "respiro".
Los océanos respiran con agua menos carbonatada
El cambio climático está causando estragos en el mundo, y se lleva advirtiendo de ello décadas. Parte de esta contaminación, de hecho, cae en los océanos, que actúan como depósitos de carbono reduciendo su presencia en el aire, pero su aumento descontrolado también está haciendo aumentar la acidez de las propias aguas. Es en ese punto en el que entra en acción el agua procedente de hielos de la Antártida, la cual ha permitido reducir levemente la acidez del agua, haciendo que la proporción de carbono sea inferior en el Océano Glacial Antártico.
Este estudio ha sido publicado en la revista científica Nature Climate Change, y explican cómo, analizando el flujo del agua en las proximidades a la Antártida, el aumento de agua procedente de sus hielos está permitiendo al Glacial Antártico mejorar su capacidad de absorción de dióxido de carbono reduciendo la acidez del agua y facilitando el flujo de corrientes en sus profundidades, actuando así como un pequeño "escudo" temporal que reduce el impacto del cambio climático.
Sin embargo, la investigación también incide en que este efecto no es eterno, puesto que llegará un punto en el que no servirá para proteger a las aguas de su propia acidez, y eso tendrá consecuencias devastadoras en el futuro. Además, este efecto, no sucede de igual manera en el Hemisferio Norte, por lo que la reducción de dicho impacto puede ser negativamente equilibrada por el derretimiento de los hielos cargados de CO2 del permafrost del Polo Norte.
Los cambios químicos de los océanos
Incidiendo en la cara opuesta, se encuentra el Océano Glacial Ártico, cuyo permafrost está repleto de gases que, lejos de reducir la acidez del agua, ya la está incrementando, por lo que el Hemisferio Norte no cuenta con ninguna "protección" paliativa frente al irrefrenable cambio climático. De hecho, el hielo existente en el Océano Glacial Ártico contiene altas cantidades de dióxido de carbono, por lo que su deshielo puede acelerar aún más el cambio climático y hacer que la situación sea exponencialmente más grave cuando eso ocurra.