Confirmado por la ESA: hemos llenado el espacio de basura
La ESA alerta de que el 5-7% de aumento anual de desechos orbitales amenaza el futuro de las misiones espaciales y podría hacer inaccesibles órbitas clave en las próximas décadas

La creciente amenaza de los desechos orbitales se ha convertido en uno de los mayores desafíos para la industria espacial global. Con miles de satélites, fragmentos de cohetes y restos de misiones pasadas orbitando a velocidades de hasta 28.000 km/h, nuestro entorno espacial sufre una congestión sin precedentes que amenaza futuras exploraciones y el funcionamiento de infraestructuras críticas para las telecomunicaciones, la meteorología y la seguridad internacional.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado esta situación alarmante en su Informe Anual sobre el Medio Ambiente Espacial 2024, que revela un aumento preocupante de desechos orbitales y sus consecuencias. Con más de 35.000 objetos catalogados en órbita terrestre, la basura espacial supera ampliamente a los satélites operativos, y su crecimiento amenaza con colapsar regiones clave.
Un problema que crece sin control
Según el informe, cada año se producen 10.6 fragmentaciones no deliberadas en el espacio, casi todas por explosiones de satélites o etapas de cohetes abandonados. Entre el 60-90% de los restos de cohetes y el 40-70% de los satélites en órbita baja incumplen las medidas de mitigación. Lo peor es que, aunque pararan todos los lanzamientos, los choques entre la basura ya existente provocarían un efecto dominó o síndrome de Kessler, multiplicando los fragmentos.
Los cohetes actuales han mejorado (no gracias a Elon Musk, todo hay que decirlo): entre el 60-90% de las etapas en órbita baja intentan caer de forma controlada, algo que ha pasado del 10% al 60% en diez años. Esta mejora choca con el mayor riesgo de que caigan trozos a la Tierra sin control.
Los satélites pequeños (menos de 1.000 kg) en su mayoría cumplen la norma de usar órbitas que bajan en menos de 25 años. En cambio, los grandes apenas consiguen desorbitarse en la mitad de los casos. Las mega-constelaciones de satélites han llenado las órbitas hasta límites peligrosos, aunque también han impulsado métodos para quitar basura, como los láseres que propone la empresa EX-Fusion.
Si bien el 85% de los satélites geoestacionarios intentan seguir las normas de limpieza, en 2015 y 2022 hubo fallos graves en maniobras de retirada. Iniciativas como la Política Cero Desechos de la ESA (2023) son un avance, pero no bastan. La chatarra espacial aumenta un 5-7% cada año, acumulándose justo donde más satélites necesitamos.