Despedida de Stanford se venga: cambia datos oncológicos por un arsenal de insultos
Una investigadora de Stanford, furiosa tras su despido, alteró una base de datos crítica de cáncer de mama con mensajes ofensivos. Ahora se enfrenta a 21 años de cárcel por su particular "carta de despedida"

Naheed Mangi encontró una forma bastante original de despedirse de su trabajo en Stanford: modificar toda la base de datos de un estudio sobre cáncer de mama para incluir insultos hacia su supervisor. Según cuenta el medio especializado Futurism, la investigadora aprovechó que su acceso digital seguía activo tras ser despedida en 2013 por bajo rendimiento. Una década después, la justicia la ha declarado culpable bajo la Ley de Fraude y Abuso Informático.
El caso ha destapado un agujero de seguridad preocupante en la investigación médica universitaria. La científica, que trabajaba como coordinadora de un ensayo clínico, tuvo casi 24 horas de acceso a los sistemas tras su despido por "problemas de rendimiento", tiempo más que suficiente para contaminar años de trabajo sobre un tratamiento experimental. Lo más sorprendente es que nadie notó las alteraciones hasta que el daño estaba hecho.
Del laboratorio a la cárcel por un ataque de rabia
El sabotaje de Mangi no fue precisamente sutil. Falsificó historiales de pacientes, introdujo datos erróneos y dejó mensajes despectivos que pusieron en jaque la validez de toda la investigación. El fiscal Patrick Robbins lo resumió sin rodeos: "Sus actos socavaron un estudio diseñado para salvar vidas".
La científica podría pasar hasta 21 años en prisión, una condena que supera con creces la de otros delitos informáticos similares. Lo curioso del caso es que tardaron más de diez años en juzgarla, aunque nadie ha explicado por qué la justicia americana funcionó a la velocidad de un Windows 95.
No es el único caso de venganza laboral tecnológica. En 2024, un extrabajador de Disney hackeó los menús digitales de los restaurantes para añadir símbolos nazis y alérgenos falsos. La diferencia es que él solo recibió dos años de condena, lo que sugiere que la justicia considera más grave (no sin razón) manipular datos médicos que arruinar comidas temáticas de Mickey Mouse.
Mientras algunas empresas tech como Branch Metrics despiden masivamente a empleados sin mayores consecuencias, este caso demuestra que un descuido en los protocolos de seguridad puede convertir un simple despido en un desastre médico y judicial.
La moraleja es clara: si vas a despedir a alguien, asegúrate de quitarle el acceso a tus sistemas antes de que salga por la puerta. Especialmente si ese alguien tiene el poder de sabotear información que podría salvar vidas. O por lo menos, no tardes diez años en darte cuenta del desastre.