El telescopio James Webb acaba de capturar lo que podría ser la primera supernova de la historia
Una explosión estelar, detectada cuando el universo tenía solo 730 millones de años, desafía las expectativas de los astrónomos al revelar similitudes sorprendentes con las supernovas modernas
El Telescopio Espacial James Webb (JWST) cosecha un nuevo descubrimiento; ha identificado la supernova más lejana y antigua jamás observada, esta explosión ocurrió cuando el universo tenía aproximadamente 730 millones de años, es decir, solo un 5% de su edad actual, el descubrimiento, publicado en la revista Astronomy and Astrophysics Letters, ofrece una visión sin precedentes de las primeras generaciones de estrellas de nuestro universo.
La detección fue posible gracias a una rápida y coordinada campaña de observación global, desencadenada por un breve destello de rayos gamma que alertó a los astrónomos de que algo había ocurrido en las profundidades del espacio.
La caza de un destello fugaz
Todo comenzó en marzo de 2025, cuando el telescopio espacial SVOM (Space-based multi-band astronomical Variable Objects Monitor), detectó un estallido de rayos gamma designado como GRB 250314A, estos destellos, que suelen durar desde segundos hasta minutos, se encuentran entre los eventos más energéticos del universo. la naturaleza de este en concreto, con una duración de unos 10 segundos, sugería que su origen era la muerte de una estrella masiva.
La alerta activó inmediatamente a una red de observatorios en tierra y en el espacio, en menos de hora y media, el Observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA localizó la fuente del estallido, once horas después, el Telescopio Óptico Nórdico en las Islas Canarias detectó su resplandor posterior en luz infrarroja, una pista clave de que el objeto era extremadamente distante.
Finalmente, el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile midió su corrimiento al rojo, confirmando que el evento ocurrió cuando el universo tenía solo 730 millones de años.
"En los últimos 50 años, solo se han detectado un puñado de estallidos de rayos gamma en los primeros mil millones de años del universo", explicó Andrew Levan, profesor de la Universidad Radboud y autor principal del estudio. "Este evento en particular es muy raro y muy emocionante".
La gran incógnita para los astrónomos era confirmar si este destello de rayos gamma iba efectivamente acompañado de una supernova, aquí es donde el James Webb desempeñó un papel crucial, debido a la expansión del universo, la luz de esta antigua explosión se estiró, un fenómeno conocido como corrimiento al rojo, haciendo que el proceso de brillo de la supernova pareciera desarrollarse más lentamente desde nuestra perspectiva, mientras que una supernova típica alcanza su máximo esplendor en semanas, los astrónomos calcularon que esta lo haría unos tres meses y medio después del destello inicial.
El equipo solicitó y obtuvo tiempo de observación en el JWST, apuntando el telescopio en julio de 2025, los resultados fueron contundentes: "Solo el Webb podría mostrar directamente que esta luz proviene de una supernova, de una estrella masiva en colapso", afirmó Andrew Levan. El telescopio captó la firma inequívoca de la supernova, e incluso logró detectar la tenue mancha rojiza de la galaxia que la albergaba, un logro sin precedentes para un evento tan remoto.
El hallazgo más desconcertante para los científicos fue la naturaleza de la propia supernova, se teoriza que las primeras estrellas del universo, formadas casi exclusivamente de hidrógeno y helio (con muy baja "metalicidad"), eran más masivas y tenían vidas más cortas que las estrellas modernas, por ello, los astrónomos esperaban que su muerte explosiva fuera notablemente diferente.
Sin embargo, al comparar los datos del Webb con los de supernovas modernas y relativamente cercanas, el equipo encontró similitudes sorprendentes. "Fuimos con la mente abierta", dijo Nial Tanvir, coautor y profesor de la Universidad de Leicester, "y he aquí que el Webb mostró que esta supernova se parece exactamente a las supernovas modernas". Los datos indican que la estrella progenitora y la explosión resultante no fueron significativamente diferentes de las que observamos hoy, a pesar de haber existido en un universo infantil con condiciones físicas radicalmente distintas.
Este descubrimiento sugiere que nuestra comprensión de la evolución estelar en el cosmos primitivo podría necesitar ajuste, habrá que ver que se encuentran los expertos en las pruebas posteriores a este hallazgo, pero esto es algo que promete sacudir cosas que llevamos décadas dando por hechas.