Está volviendo loca a la ciencia: el agujero negro de nuestro Sistema Solar gira más rápido de lo que la física permite
Científicos descubren que Sagitario A*, el agujero negro en el centro de la Vía Láctea, gira casi al máximo posible, desafiando las leyes conocidas de la física

Una reciente investigación acaba de revelar que el agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, Sagitario A*, está girando casi al límite teórica de velocidad permitido por las leyes de la física. Lo más sorprendente de todo esto es que dicho comportamiento no encaja del todo con las predicciones actuales de la teoría general de la relatividad.
El hallazgo en cuestión fue posible gracias al trabajo de un equipo internacional de astrofísicos que, utilizando millones de simulaciones y redes neuronales, pudo extraer información nunca antes vista de los datos recogidos por el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT), el mismo que en su momento nos dio la famosa imagen del agujero negro de la galaxia M87.
El giro extremo de Sagitario A* y una posible anomalía magnética
Los investigadores, liderados por Michael Janssen, combinaron supercomputación con inteligencia artificial para analizar la sombra del agujero negro de nuestra galaxia. ¿Cuál fue el resultado de este estudio? Pues que Sagitario A* gira casi tan rápido como es físicamente posible.
Como si todo esto fuera poco, su eje de rotación apunta directamente hacia la Tierra, un dato que ayuda a explicar la forma en que lo vemos desde aquí.
Asimismo, los científicos explicaron que el resplandor que rodea al agujero negro proviene de electrones extremadamente calientes, y los campos magnéticos que los rodean no se comportan como indica la física actual. Esto planea una gran interrogante para la comunidad científica: ¿estamos ante una nueva física?
Por su parte, los investigadores aseguran que esta es solo la primera etapa. Con futuros telescopios como el Africa Millimetre Telescope, esperan obtener datos aún más precisos que permitan poner a prueba, y quizá reescribir, parte de las teorías que creíamos firmes sobre los objetos más extremos del universo.