Hablamos como loros, y nuestro cerebro no sería muy diferente al de ellos

Actualmente, los loros son de los pocos animales que pueden articular un lenguaje como nosotros

Hablamos como loros, y nuestro cerebro no sería muy diferente al de ellos
Aunque, eso sí, los loros no tienen desarrollado un lenguaje, sí que pueden hablar
Publicado en Ciencia

Un estudio reciente ha revelado que los periquitos (o budgerigars) poseen una estructura cerebral parecida a la de los humanos en lo referente al control del habla. Este hallazgo sorprende a quienes pensaban que las aves tenían habilidades limitadas de comunicación. Publicado en la revista Nature, confirma la complejidad cognitiva de estos pájaros y apunta a nuevas vías para investigar y tratar trastornos del habla. En cualquier caso, los pájaros nos fascinan, generando películas sobre ellos o incluso cuando son una amenaza para nosotros, su desarrollo es increíble, y en el caso de los loros es todavía más llamativo.

Un vínculo evolutivo que va más allá de la voz

El punto clave de esta investigación, recogida por PopSci, es la sorprendente similitud entre el cerebro de un periquito y el de un humano en lo que respecta a la producción de sonidos. Implantando diminutas sondas en el área del cerebro conocida como anterior arcopallium (AAC), los científicos observaron cómo ciertas neuronas se activan de manera similar a las que controlan el habla en nuestra corteza motora. Al comparar estos hallazgos con el cerebro de otras aves, como el pinzón cebra, se constató que los periquitos poseen una capacidad de vocalización mucho más flexible y cercana a la humana.

La relevancia de este descubrimiento radica en que estos pájaros podrían servir de modelo para estudiar la producción del lenguaje y las alteraciones en el habla. Gracias a su habilidad para imitar palabras y frases, los periquitos ofrecen un campo de experimentación único, donde se pueden analizar mecanismos cerebrales específicos sin las limitaciones éticas de trabajar exclusivamente con humanos. Además, el hecho de que ambos sistemas cerebrales se parezcan en la forma de procesar sonidos abre la puerta a potenciales terapias para trastornos como la afasia o enfermedades neurodegenerativas que afecten la comunicación.

El cambio con respecto a lo que se sabía hasta ahora es que no solo los primates o mamíferos superiores presentan estructuras neuronales complejas para el habla, sino que las aves también exhiben circuitos cerebrales sofisticados. Esta idea rompe con la visión tradicional de que el término “cerebro de pájaro” denota poca capacidad intelectual. Al contrario, la precisión con la que los periquitos codifican sus vocalizaciones demuestra un grado de control motor y cognitivo inesperado, lo que podría influir en futuros estudios sobre la evolución del lenguaje y la interacción entre especies.

En conclusión, los hallazgos señalan que el cerebro de un periquito y el de un ser humano comparten más similitudes de las que se creía, especialmente en la forma de producir sonidos complejos. Estas aves podrían ser la clave para comprender mejor el lenguaje humano, abrir nuevas líneas de investigación en neurología y, a la larga, mejorar la calidad de vida de quienes padecen trastornos del habla.

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