Hay vida ahí fuera y podría no necesitar planetas para existir según un nuevo estudio
La búsqueda de vida extraterrestre da un giro radical al descubrir que los organismos podrían crear sus propios hábitats autosustentables en el espacio

Los científicos siempre han buscado vida en otros planetas, asumiendo que son necesarios para albergarla. Sin embargo, un revolucionario estudio publicado en Astrobiology sugiere que la vida podría prosperar sin necesidad de mundos como el nuestro. Esta investigación, realizada por expertos de Harvard y la Universidad de Edimburgo, plantea que los organismos podrían generar sus propias condiciones de habitabilidad.
Los investigadores Robin Wordsworth y Charles Cockell proponen en su estudio que las estructuras biológicas podrían replicar las condiciones planetarias necesarias para la vida. Las barreras generadas por organismos podrían mantener el agua líquida, regular la temperatura y proteger de la radiación UV, tal como lo hace la Tierra.
La vida podría desarrollar sus propios escudos protectores
Los científicos tradicionalmente se han centrado en buscar planetas habitables, pero este estudio revela que la clave podría estar en la capacidad de los organismos para crear sus propios microambientes. La investigación demuestra que las barreras biológicas podrían mantener las condiciones necesarias entre 1 y 5 unidades astronómicas del Sol.
La vida podría prosperar en entornos que considerábamos inhóspitos, gracias a mecanismos naturales ya observados en la Tierra. Por ejemplo, algunas algas marinas generan nódulos flotantes con presiones internas de 15-25 kPa mediante la liberación de CO2 durante la fotosíntesis, demostrando que los organismos pueden mantener presiones superiores al punto triple del agua.
La temperatura, otro factor crucial, podría regularse mediante estructuras similares a los aerogeles. Las diatomeas, organismos microscópicos, ya producen estructuras de sílice más precisas que nuestras tecnologías actuales. Los hábitats autosustentables podrían utilizar materiales biológicos similares para mantener gradientes térmicos de 25-100 K.
El estudio revoluciona nuestra comprensión de la habitabilidad espacial, sugiriendo que los ciclos de nutrientes necesarios podrían mantenerse mediante compartimentalización interna y organismos especializados en descomponer productos de desecho.
La naturaleza ya nos muestra ejemplos sorprendentes de adaptación. Las hormigas plateadas del Sahara han desarrollado superficies que reflejan la radiación infrarroja cercana y mejoran su emisividad térmica, permitiéndoles sobrevivir en temperaturas extremas que ningún otro artrópodo puede tolerar.
Los investigadores señalan que estos sistemas biológicos podrían evolucionar para producir sus propias paredes protectoras, similar a cómo las células vegetales regeneran las suyas. La vida fotosintética ya puede producir sílice amorfa y polímeros orgánicos, materiales que podrían servir como barreras protectoras.
El estudio también considera la protección contra la radiación ultravioleta, un desafío crucial en el espacio. Las estructuras biológicas podrían bloquearla eficazmente usando compuestos como la sílice amorfa y el hierro reducido, mientras permiten el paso de la luz visible necesaria para la fotosíntesis, como ya ocurre en algunos biofilms terrestres.
Esta investigación no solo amplía nuestra comprensión de dónde podría existir vida, sino que también tiene implicaciones prácticas para la exploración espacial humana. La posibilidad de crear hábitats autosustentables podría revolucionar nuestra aproximación a la colonización espacial y la búsqueda de vida extraterrestre.