James Munday, astrofísico, y su hallazgo impresionante en el espacio: "Estos sistemas deberían estar ocultos a simple vista"
Un equipo internacional de astrónomos descubre un sistema binario cercano que desafía las teorías sobre supernovas y abre nuevas vías para entender la expansión del universo

Un grupo de astrónomos internacionales acaba de localizar un raro sistema estelar a apenas 160 años luz de distancia que provocará una de las mayores explosiones conocidas. Este inusual par de enanas blancas supera conjuntamente el umbral crítico que establece la física para la estabilidad estelar, convirtiéndose en un caso excepcional para investigar cómo se originan las supernovas, explosiones clave para medir las distancias cósmicas.
El estudio, publicado en Nature Astronomy, describe un sistema binario denominado WDJ181058.67+311940.94 que contradice lo que sabíamos sobre las supernovas tipo Ia. Su masa total de 1.537 veces la solar sobrepasa el famoso límite de Chandrasekhar (1.4 masas solares), lo que garantiza su eventual colapso en una descomunal explosión dentro de 23 mil millones de años.
Un sistema único para comprender las explosiones cósmicas
Lo que hace especial a este hallazgo es su estructura: dos enanas blancas (estrellas muertas ultradensas) girando una alrededor de la otra cada 14.24 horas. La estrella principal tiene 0.87 masas solares y su compañera 0.71. El proceso explosivo que protagonizarán funciona de manera similar a los detectores de partículas fantasma que captan neutrinos de fenómenos estelares violentos.
Cuando choquen, las estrellas iniciarán una reacción en cadena: primero estallará la capa de helio de la estrella mayor, luego su núcleo de carbono-oxígeno. Este mismo proceso se repetirá en su compañera, provocando una doble explosión de potencia inimaginable que liberará 1.2 × 10^51 ergios, brillando como 5 mil millones de soles durante semanas.
El equipo científico mezcló observaciones telescópicas con modelos informáticos. Usaron datos del VLT chileno, el telescopio Isaac Newton en Canarias y mediciones del satélite Gaia para calcular sus órbitas con precisión milimétrica, siguiendo métodos parecidos a los que emplean las bases científicas antárticas para detectar partículas procedentes de eventos cósmicos extremos.
David Jones, astrónomo del IAC, compara el sistema con "una bomba de relojería cósmica" de la que podemos examinar cada pieza antes de que explote. Para analizar estas estrellas crearon modelos tridimensionales que revelaron temperaturas superficiales de 28,900 K y 22,300 K, análisis que recuerda a las técnicas que permitieron ver un agujero negro por primera vez.
Hasta ahora pensábamos que estas explosiones solo ocurrían cuando una estrella engordaba lentamente hasta alcanzar el límite de Chandrasekhar. Este sistema demuestra que también pueden generarse cuando dos estrellas pesadas chocan, lo que abre nuevas vías para entender esas "velas estándar" que usamos para medir el universo.
Aunque faltan 23 mil millones de años para la explosión, tener un sistema como WDJ181058 a tiro de piedra es como encontrar una mina de oro para los astrónomos. Nos permite estudiar en vivo y en directo cómo se prepara una supernova, ofreciéndonos pistas sobre esos estallidos que iluminan galaxias enteras y han moldeado el universo tal como lo conocemos.