La corteza terrestre guarda un secreto inmenso en su interior: esta fuente de energía del futuro

El hidrógeno natural acumulado durante millones de años en la corteza terrestre podría ser clave para la transición energética y reducir las emisiones de dióxido de carbono.

La corteza terrestre guarda un secreto inmenso en su interior: esta fuente de energía del futuro
Procesos geológicos como la serpentinización y la radiolisis generan hidrógeno natural que se acumula en formaciones rocosas específicas bajo tierra
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

Imagina que bajo tus pies hay una fuente de energía limpia esperando a que alguien la descubra. Bueno, pues lo cierto es que sí la hay: bajo la corteza terrestre hay hidrógeno natural que se ha ido acumulando a lo largo de millones de años, gracias a los procesos geológicos naturales. Y, además, parece ser que por fin se sabe cómo encontrarlo.

Un estudio publicado en Nature por un equipo de científicos del Reino Unido y Canadá define qué necesitamos buscar para encontrar estos yacimientos. El símil más fácil al que recurrir es el del mapa del tesoro, sólo que esta vez estaríamos buscando el combustible del futuro: podría ser la alternativa para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Dos procesos naturales crean hidrógeno en las profundidades

Como decíamos, la Tierra lleva millones de años acumulando hidrógeno y fabricándolo sin intervención externa. Además, lo hace de dos formas bastante ingeniosas:

  • La primera se conoce como serpentinización. Ocurre cuando el agua se encuentra con rocas ricas en hierro. El hierro se oxida y libera hidrógeno molecular, en un proceso que puede durar miles o millones de años.
  • La segunda forma incluye elementos radiactivos como el uranio o el torio, que junto con el potasio van descomponiendo moléculas de agua poco a poco. Con la descomposición de estas moléculas, iniciada desde que se formó el planeta, se ha ido liberando hidrógeno durante cientos de miles de años.

En cuanto a dónde encontrar estos yacimientos, de acuerdo con el estudio los sitios más prometedores son zonas con rocas muy específicas: restos de fondo marino que acabaron en tierra firme, granitos alcalinos, grandes provincias ígneas y cinturones de rocas verdes arcaicas son los candidatos perfectos para empezar a buscar.

Ahora bien, no basta con que se genere hidrógeno. El gas tiene que migrar hasta algún lugar donde pueda acumularse, como fracturas en las rocas o zonas areniscas. Además, debe quedar atrapado bajo capas impermeables de sal o arcilla que actúen como una tapa hermética. De lo contrario, se escapa o puede servir para alimentar a ciertos tipos de bacterias que viven en el subsuelo.

De poder aprovechar estos yacimientos, la primera ventaja sería muy evidente: crear combustibles que tengan una huella de carbono mínima, sobre todo cuando se lo compara con el hidrógeno que se hace quemando combustibles fósiles. Además, seguramente sea más barato que el hidrógeno verde que se produce con energías renovables.

Y aunque todo esto suena muy bien sobre el papel, no todo son buenas noticias. Las bacterias de las que hablamos un poco más arriba pueden degradar las reservas con el tiempo, además de que hay reacciones químicas que pueden echar el hidrógeno a perder. Y una vez se extraiga todo el hidrógeno ya no quedará más; usarlo como combustible no es sostenible a largo plazo.

Mientras tanto, seguimos descubriendo cosas raras sobre nuestra corteza terrestre, como ese goteo litosférico que hace que partes de la corteza goteen hacia el interior del planeta, o las investigaciones que sugieren que la corteza podría estar partiéndose bajo nuestros pies. Ahora también hemos descubierto que también esconde una fuente de energía limpia.

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