La Luna es mucho más vieja de lo que nos pensábamos, tanto como la Tierra

La Luna todavía guarda muchos secretos que están esperando firmemente para ser revelados tras mucha investigación

La Luna es mucho más vieja de lo que nos pensábamos, tanto como la Tierra
La Luna podría ser tan antigua como la Tierra
Publicado en Ciencia

La Luna, ese disco plateado - a veces amarillo o rojo - que ilumina nuestras noches, ha sido fuente de inspiración y misterio desde tiempos inmemoriales, forma parte de la cultura popular, así como los efectos que puede llegar a tener en los seres humanos. Su origen, evolución y composición ha intrigado a científicos y astrónomos durante siglos, dando lugar a diversas teorías y modelos que intentan explicar su existencia, ya que la Luna es un objeto muy valioso para nosotros, ya que afecta en gran medida a cómo se comporta nuestro planeta y además queremos volver pronto a pisar la Luna como especie. Así, podemos decir que Tierra y Luna son una dupla necesaria.

Ahora, un artículo publicado y revisado por pares en la prestigiosa revista Nature viene a darnos una información muy valiosa sobre esta cuestión. Sus autores provienen de distintas instituciones universitarias de gran importancia en nuestro planeta, como la Universidad de Santa Cruz en California, la Sorbona de París o el impresionante Instituto Max Planck en Alemania.

Un análisis valioso para entender a nuestra compañera de viaje

Uno de los mayores enigmas ha sido determinar con precisión cuándo y cómo se formó la Luna. Estudios anteriores al que estamos tratando hoy indicaban que su nacimiento ocurrió hace aproximadamente 4.350 millones de años, poco después de la formación del Sistema Solar. Esta fecha, sin embargo, presentaba algunas inconsistencias que estaban haciendo el rompecabezas de entender la Luna algo todavía más complejo. Por un lado, no concordaba con la edad de ciertas rocas lunares analizadas, que parecían ser más antiguas. Por otro lado, no encajaba del todo con los modelos teóricos sobre la formación de planetas y satélites.

Este nuevo estudio publicado hace escasos días propone una solución a este rompecabezas: la Luna se habría formado mucho antes, hace unos 4.500 millones de años, casi al mismo tiempo que la Tierra. Pero si esto es cierto, ¿por qué muchas rocas lunares parecen tener "solo" 4.350 millones de años? Lo cierto es que hay una posibilidad muy interesante que nos marque el camino a entender esto.

Según los autores del estudio, la respuesta radica en un evento cataclísmico que tuvo lugar en la historia temprana de la Luna: la "transición del plano de Laplace" o LPT. Durante este período, la Luna experimentó un intenso calentamiento debido a las fuerzas de marea ejercidas por la Tierra. La tierra aplastó y comprimió la Luna como si fuera algo endeble y diminuto. Este proceso generó una enorme cantidad de calor en el interior de la Luna, hasta el punto de que realmente se fundió de nuevo.

Este evento de "refundición" lunar, como lo llaman los científicos, es la clave para entender la aparente juventud de muchas rocas lunares. El calor extremo "reinició" el reloj interno de estas rocas, borrando su memoria geológica y haciéndolas parecer más jóvenes de lo que realmente son para nuestros aparatos que sirven para medir estas cuestiones.

Pero este nuevo modelo también resuelve otros misterios. Por ejemplo, la Luna tiene una forma ligeramente achatada, como una pelota que ha sido apretada en los polos. Esta, se formó en la Luna temprana y no debería haber sobrevivido si la Luna se hubiera formado tan tarde como se pensaba, en cambio, tiene esta morfología tan similar a la tierra. La refundición lunar, al "resetear" la estructura interna de la Luna, explica cómo esta protuberancia fósil pudo conservarse a lo largo de miles de millones de años.

Otro misterio que se resuelve con este modelo es la escasez de cráteres de impacto antiguos en la superficie lunar. Los científicos esperaban encontrar muchos más cráteres de esta época, pero la refundición lunar los borró. El intenso vulcanismo asociado a la LPT cubrió la superficie lunar con nuevas capas de roca.

Este descubrimiento nos recuerda que la Luna, a pesar de ser nuestro vecino celestial más cercano y prácticamente un hijo adoptivo de la Tierra, aún guarda secretos que esperan ser revelados, al igual que nuestro propio planeta. Cada nueva investigación nos acerca a una comprensión más completa de su historia, y en última instancia, de la historia de nuestro propio planeta y del Sistema Solar en su conjunto.

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