Los bebés recuerdan mucho más de lo que pensabamos hasta ahora

Un nuevo estudio publicado en Science demuestra que los niños de seis a nueve meses forman recuerdos complejos, contradiciendo la teoría establecida sobre la amnesia infantil

Los bebés recuerdan mucho más de lo que pensabamos hasta ahora
La investigación revela que, aunque no recordemos nuestra infancia temprana, nuestro cerebro ya procesaba información de forma similar al cerebro adulto
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

Un hallazgo inesperado acaba de cambiar lo que creíamos saber sobre el cerebro infantil. Durante décadas, los científicos han debatido por qué no recordamos nuestros primeros años, un fenómeno conocido como amnesia infantil. La teoría dominante sugería que los cerebros de los bebés no estaban listos para crear recuerdos duraderos debido a la inmadurez de estructuras como el hipocampo.

Un equipo de la Universidad de Stanford ha publicado en la revista Science un estudio revolucionario que tumba esta idea. Usando resonancia magnética funcional adaptada para bebés, los científicos han observado cómo los cerebros infantiles forman recuerdos complejos y los codifican de manera similar a los adultos, aunque con patrones de activación propios.

El misterio de los recuerdos perdidos de la infancia

El experimento, dirigido por la neurocientífica Rebecca Saxe, estudió a 51 bebés mientras veían secuencias de imágenes conocidas y nuevas. Los resultados sorprendieron a todos: los patrones cerebrales mostraron que los pequeños no solo distinguían lo familiar de lo nuevo, sino que también creaban representaciones mentales detalladas que persistían, contradiciendo la idea de que les faltaba esta capacidad.

Este descubrimiento conecta con investigaciones recientes sobre cómo los antidepresivos podrían mejorar la memoria, lo que demuestra que seguimos descubriendo cosas sorprendentes sobre el cerebro cada día. Las implicaciones son enormes tanto para la neurociencia como para la psicología del desarrollo.

El estudio también plantea preguntas fascinantes sobre por qué no podemos acceder a esos recuerdos de mayores. La investigación apunta a que el problema no está en crearlos, sino en recuperarlos. El rápido desarrollo cerebral probablemente está "bloqueando" estos recuerdos en formatos que nuestro cerebro adulto ya no reconoce.

Expertos como Nicholas Fabiano, que advierte sobre el impacto de los microplásticos en el cerebro, destacan lo importante que es entender cómo factores externos podrían afectar estos mecanismos de memoria temprana. La relación entre desarrollo cerebral y ambiente resulta clave para comprender qué recuerdos se mantienen.

Estos hallazgos abren nuevas vías para investigar trastornos del desarrollo y podrían llevar a tratamientos tempranos más efectivos. También sugieren que las experiencias infantiles nos marcan más de lo que pensábamos, algo parecido a cómo el café podría ayudar a las funciones mentales a largo plazo.

El equipo investigador ahora quiere ampliar el estudio para incluir más edades y ver cómo cambia la formación de recuerdos durante el desarrollo. Este trabajo pionero no solo cambia lo que sabíamos sobre la memoria infantil, sino que plantea preguntas fascinantes sobre nuestra identidad desde los primeros días de vida.

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