Muy atento al cielo esta noche: podrás observar sin necesidad de telescopio un extraño fenómeno astronómico
La lluvia de estrellas de las Monocerótidas alcanza su pico este 9 de diciembre con una actividad moderada, pero visible a simple vista desde múltiples regiones y con posibilidades de sorprender con un estallido de actividad
Desde la noche de este martes 9 de diciembre y hasta el amanecer del miércoles, los cielos de todo el mundo serán el escenario del pico de actividad de la lluvia de estrellas Monocerótidas, este fenómeno astronómico, observable a simple vista sin necesidad de telescopio ni prismáticos, se caracteriza por su naturaleza misteriosa y su potencial para sorprender incluso a los astrónomos más experimentados; aunque su tasa habitual es modesta, su historial incluye algunos de los estallidos meteóricos más breves e intensos jamás registrados.
La lluvia parece irradiar de la constelación de Monoceros (el Unicornio), de la que toma su nombre, los meteoros, que son partículas de polvo y roca que se queman al entrar en la atmósfera terrestre, son típicamente rápidos y suelen aparecer como finos destellos que cortan el cielo.
Para los observadores Ibéricos, el evento comenzará a ser visible sobre el horizonte este a partir de las 20:10 (hora local peninsular), si estás viendo el cielo desde Canarias, el fenómeno comenzará (curiosamente) a la misma hora, en ambos casos, la actividad se podrá rastrear hasta el amanecer.
Cómo y dónde observar las Monocerótidas
Observar y fotografiar esta lluvia de estrellas no requiere equipamiento especial, pero sí seguir algunas recomendaciones básicas; el factor más importante es escapar de la contaminación lumínica, cuanto más oscuro sea el cielo, más meteoros se podrán apreciar, lo ideal es buscar un lugar rural, un campo abierto o una zona elevada con una vista despejada del firmamento.
Una vez en ubicación, se debe dirigir la mirada hacia el este, la constelación del Unicornio es poco brillante y puede ser difícil de identificar, pero se puede localizar buscando (quizás con ayuda de alguna aplicación) algunas de las estrellas más brillantes del cielo invernal: Sirio (en la constelación de Canis Major), Procyon (en Canis Minor) y Betelgeuse (en Orión), ya que Monoceros se encuentra justo entre ellas.
No es necesario mirar fijamente al radiante; de hecho, se recomienda observar un área del cielo a unos 30 o 40 grados de distancia de este punto, ya que ahí las estelas de los meteoros parecen más largas y espectaculares.
Para una observación cómoda, se recomienda llevar una silla reclinable o una manta para tumbarse, ir bien abrigado y tener paciencia, permitiendo que los ojos se adapten a la oscuridad durante al menos 20 minutos.
Lo que hace especiales a las Monocerótidas no es su actividad per se, que suele ser de solo 2 meteoros por hora en condiciones óptimas, sino su historial de erupciones totalmente imprevisibles, a lo largo del último siglo, esta lluvia ha sorprendido en varias ocasiones con auténticas tormentas meteóricas, donde la tasa de actividad se dispara durante periodos muy cortos de tiempo.
Por ejemplo, en 1925 se contabilizaron unos 2.000 meteoros por hora, un ritmo cercano a dos por segundo, una década después, en 1935, la tasa fue de 1.000 por hora, un estallido más reciente ocurrió en 1995, cuando los observadores pudieron ver unos 420 meteoros en una sola hora, pero con la particularidad de que la gran mayoría de ellos cayeron en un lapso de apenas cinco minutos, desde entonces, no se ha vuelto a registrar un evento de tal intensidad, lo que añade un halo de expectación a cada nuevo pico de actividad.
Los científicos aún debaten sobre el origen exacto de estas partículas, durante años, se ha asociado esta lluvia con los escombros dejados por cometas como el C/1943 W1 (van Gent-Peltier-Daimaca), aunque no hay una certeza absoluta.
Esta incertidumbre sobre su "papá" contribuye a la dificultad para predecir cuándo ocurrirán los próximos grandes estallidos, así que, aunque se vaticine una lluvia de baja intensidad, no deberías dejar de verla, nunca se sabe cuando va a caer otro diluvio de estrellas fugaces, y a mí no me gustaría perder la oportunidad de pedir tantos deseos.