Parece una pelota de golf, pero creen que este planeta cercano a la Tierra podría tener materia orgánica en su interior

Se encontraría en el planeta enano Ceres, entre Marte y Júpiter

Parece una pelota de golf, pero creen que este planeta cercano a la Tierra podría tener materia orgánica en su interior
La investigación reciente ha sentado un importante precedente al respecto de lo que podemos encontrar en ese planeta
Publicado en Ciencia

En el vasto territorio del cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter, se encuentra Ceres, el objeto más grande de esta región y un verdadero laboratorio natural para estudiar los orígenes del Sistema Solar. Ceres, un planeta enano con un diámetro aproximado de 940 km, es tan solo una cuarta parte del tamaño de la Tierra, lo que significa que podría encajar perfectamente cinco veces dentro de la Unión Europea. Pero, no por su pequeño tamaño, deja de ser increíblemente interesante de estudiar, las teorías de que podría ser 90% agua junto con su rica composición química y geológica, nos permite crear una visión fundamental sobre la formación de los planetas y la posibilidad de vida en lugares aparentemente inhóspitos.

Este tema ha sido investigado en profundidad por J. L. Rizos y su equipo del Instituto de Astrofísica de Andalucía, cuyos hallazgos fueron publicados en la revista The Planetary Science Journal muy recientemente.

En 2007, la NASA lanzó la misión Dawn con el objetivo de estudiar Vesta y Ceres, dos cuerpos destacados del cinturón de asteroides. Dawn alcanzó Ceres en 2015, equipada con una cámara de encuadre (FC), un espectrómetro de rayos gamma y neutrones (GRaND), y un espectrómetro de imagen visible e infrarrojo (VIR). Los datos obtenidos revelaron una superficie rica en materiales como hielo de agua, carbonatos, silicatos y, más importante, compuestos orgánicos.

Los enigmas orgánicos de Ceres al descubierto

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue la detección de una banda de absorción característica en el espectro infrarrojo que indicaba la presencia de moléculas alifáticas. Estos compuestos orgánicos, formados por cadenas de carbono e hidrógeno, se encontraron principalmente en el cráter Ernutet y otras áreas de Ceres, lo que planteó preguntas sobre su origen y distribución.

Existen dos principales teorías que intentan explicar el origen de los materiales orgánicos en Ceres. Una de ellas plantea que los compuestos pudieron haber sido entregados por asteroides o cometas ricos en carbono que impactaron su superficie. Esta posibilidad implica que los impactos habrían ocurrido relativamente hace poco tiempo, ya que los orgánicos tienden a degradarse debido a la radiación solar y cósmica.

Por otro lado, también se considera que estos compuestos podrían haberse formado en el interior del planeta enano y luego haber sido expuestos en la superficie mediante procesos geológicos, como impactos que excavaron materiales del subsuelo. Esta hipótesis se sustenta en la distribución desigual y granular de los materiales orgánicos en regiones como el cráter Ernutet, así como en su asociación con cráteres superpuestos.

Utilizando datos combinados de la cámara FC y el espectrómetro VIR, el equipo científico identificó 11 nuevas regiones con grandes posibilidades de ser ricas en materiales orgánicos. Estas áreas, localizadas mayoritariamente en cráteres o sus paredes, presentan patrones de distribución similares a los observados en Ernutet, lo que indica una posible vinculación geológica con materiales del subsuelo.

Una de las regiones más destacadas se encuentra en el cuadrángulo Yalode. Sin embargo, la presencia de carbonatos en esta área complica la identificación de los compuestos orgánicos, ya que ambos comparten firmas espectrales similares.

Ceres no solo es rico en agua y sales, sino también presenta condiciones que podrían haber favorecido la formación de compuestos prebíoticos. La evidencia de actividad geológica reciente, como criovolcanes y capas de salmuera bajo la superficie, refuerza la posibilidad de que Ceres sea un mundo oceánico, similar a Europa o Encélado. Es decir, bajo su gruesa capa de hielo, podría haber un mar gigantesco que ocupara todo el planeta enano.

La coexistencia de carbonatos y orgánicos podría indicar un entorno químico complejo que, en el pasado, podría haber sido favorable para el desarrollo de formas de vida simples. Aunque no hay evidencia directa de vida en Ceres, los compuestos encontrados ofrecen pistas sobre los procesos químicos que podrían haber ocurrido en el Sistema Solar temprano.

Para esclarecer el origen de los orgánicos y su distribución, será crucial realizar futuras misiones con tecnología avanzada que pueda perforar la superficie y analizar muestras in situ. La exploración de regiones como Yalode y Urvara, donde se encuentran materiales que podrían ser ricos en orgánicos, podría proporcionar respuestas definitivas.

Mientras tanto, Ceres sigue siendo un objeto de fascinación, no solo por su aspecto visual tan atractivo y singular, sino también por el potencial que tiene para redefinir nuestra comprensión del Sistema Solar junto con lunas como en las lunas de Júpiter. El estudio de este planeta enano podría revelar cómo se formaron los bloques fundamentales para la vida y ofrecer pistas clave sobre los procesos químicos que podrían ocurrir en otros mundos similares.

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