¿Por qué la IA médica no funciona como debería? Oxford señala al verdadero culpable: el ser humano
Un estudio de Oxford revela que la inteligencia artificial médica falla no por falta de precisión, sino por cómo los humanos la utilizan

A lo largo de los últimos años, la inteligencia artificial ha demostrado ser más precisa que muchos médicos a la hora de diagnosticar enfermedades, pero aun así, los resultados en entornos reales siguen siendo algo decepcionantes. ¿El problema? Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford, no es culpa de la IA… el problema somos nosotros.
El estudio dirigido por el Dr. Adam Mahdi puso a prueba cómo las personas interactúan con modelos de lenguaje como ChatGPT-4o, Llama 3 y Command R+ en escenarios médicos simulados. Los participantes, casi 1.300 en total, debían actuar como pacientes, describiendo síntomas y haciendo preguntas al chatbot. Aunque la IA sola acertó en el diagnóstico en un 94,9% de los casos, cuando los humanos la usaron, la precisión cayó a un estrepitoso 34,5%.
La IA médica no falla: fallamos nosotros
Ante el resultado del estudio, surgió la pregunta de “¿por qué pasa esto?” Y la respuesta por parte del equipo de investigación de Oxford fue bastante clara: los usuarios daban instrucciones vagas, omitían detalles clave o simplemente no sabían cómo formular sus preguntas.
Incluso cuando la IA acertaba, muchos no seguían las recomendaciones. Esto demuestra una desconexión fundamental: los modelos son buenos, pero los humanos aún no sabemos cómo utilizarlos correctamente.
Asimismo, el estudio también comparó los resultados con un grupo de control que no usó inteligencia artificial, y sorprendentemente, dicho grupo lo hizo mejor en ciertos casos. La diferencia está en cómo se comunica la información: la IA necesita precisión, contexto y claridad, algo que muchas veces falta en las interacciones casuales de los usuarios.
Por otro lado, cuando la IA se integra directamente en los sistemas médicos, como ocurre en diversos hospitales de primer nivel, los resultados son mucho más prometedores. Allí, los sistemas detectaron sepsis seis horas antes que los métodos tradicionales, reduciendo las muertes en un 20%. ¿La clave? Diseñar la IA para profesionales que sí saben cómo usarla.
En definitiva, el problema de la IA médica no es su capacidad, sino su interfaz con el ser humano. Mientras continuemos usándola como si fuera un oráculo que lo adivina todo sin contexto, los resultados seguirán siendo mediocres. La tecnología ya está lista, ahora somos nosotros quienes tenemos que adaptarnos a ella.