Sí, los humanos tienen un sexto sentido: puedes desbloquearlo de una forma curiosa según la ciencia
Un estudio demuestra que cualquier persona puede desarrollar ecolocalización en 10 semanas, provocando cambios medibles en el cerebro tanto de ciegos como de videntes
Puede que suene a ciencia ficción, pero los humanos podemos aprender a "ver" con el oído igual que hacen los murciélagos. Y no, no hace falta ser una persona excepcional ni haber nacido con un don especial: cualquiera puede desarrollar ecolocalización humana con un poco de entrenamiento. Lo más sorprendente es lo que ocurre en nuestro cerebro cuando lo hacemos.
Un nuevo estudio publicado en Cerebral Cortex ha puesto a prueba esta idea con 26 voluntarios durante 10 semanas. Los cambios cerebrales medibles se detectaron mediante resonancia magnética, tanto en personas ciegas como en quienes ven perfectamente.
Tu cerebro puede reorganizarse para procesar sonidos como imágenes
Los participantes aprendieron a navegar usando únicamente el eco de los chasquidos que hacían con la lengua. Nada de alta tecnología: solo 20 sesiones de práctica intensiva de unas tres horas cada una, moviéndose por espacios reales y simulados. Los investigadores escanearon sus cerebros antes y después del entrenamiento para ver qué había cambiado exactamente.
Lo que encontraron fue fascinante. La corteza visual primaria, esa zona del cerebro que normalmente se encarga de procesar lo que vemos, empezó a activarse cuando los participantes escuchaban ecos. Esto va contra todo lo que creíamos saber sobre cómo funciona el cerebro adulto y demuestra que nuestras neuronas son más flexibles de lo que pensábamos.
Las personas ciegas mostraron cambios más profundos, con mayor densidad de materia gris en estas regiones cerebrales. Pero aquí viene lo interesante: ambos grupos desarrollaron capacidades similares de ecolocalización. Da igual si ves o no; tu cerebro puede aprender a procesar información espacial a través del sonido.
Este descubrimiento va mucho más allá de la pura curiosidad científica. Como ya hemos visto antes, la ecolocalización humana podría cambiar por completo las ayudas técnicas para personas con discapacidad visual. También plantea nuevas posibilidades para terapias de rehabilitación.
Y mientras algunos se preocupan por cómo la tecnología moderna podría afectar a nuestro cerebro —como sugieren ciertos estudios sobre auriculares—, esta investigación demuestra algo esperanzador: nuestro sistema nervioso tiene una capacidad de adaptación increíble.
En apenas 10 semanas, gente normal y corriente desarrolló habilidades que parecen sacadas de una película de superhéroes. La ecolocalización no es el quinto sentido perdido; es literalmente un sexto sentido natural que todos llevamos dentro, esperando a que lo despertemos.