Una startup portuguesa convierte bacterias muertas en comida para perros y planea hacer lo mismo con la alimentación humana

MicroHarvest transforma desechos agrícolas en proteína mediante fermentación bacteriana en 24 horas, empezando por el mercado de mascotas antes de llegar al consumo humano

Una startup portuguesa convierte bacterias muertas en comida para perros y planea hacer lo mismo con la alimentación humana
Los bioreactores de MicroHarvest procesan azúcares sobrantes de la industria agroalimentaria para crear una harina con 60% de proteína, usando 99% menos superficie que la agricultura tradicional
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

Suena raro, pero es real: una startup europea convierte bacterias muertas en polvo para hacer golosinas veganas para perros, y ahora quiere hacer lo mismo con la comida humana. Ocurre en Lisboa, donde MicroHarvest ha desarrollado algo que hace unos años habría parecido imposible. La empresa, que también tiene oficinas en Hamburgo, usa microorganismos para transformar desperdicios agrícolas en proteína de calidad en menos de un día.

Según informa The Next Web, la compañía con sedes en Hamburgo y Lisboa ha desarrollado un proceso de fermentación que transforma desechos agrícolas en proteína de alto valor nutricional mediante microorganismos que completan todo el ciclo productivo en tan solo un día.

De residuos a superalimento en tiempo récord

La clave del proceso de MicroHarvest reside en pequeños microorganismos que transforman desechos agrícolas —principalmente azúcares sobrantes de la industria agroalimentaria— en una proteína vegetal de alto valor. El procedimiento se realiza en fermentadores industriales donde, tras alimentar a los microbios, estos se multiplican rápidamente y después son inactivados para convertirse en polvo beige.

El resultado es una harina rica en proteína que alcanza el 60% del producto final, además de fibra, aminoácidos y nutrientes. Tiene un aroma intenso y salado, y aunque suene extraño, los números hablan por sí solos: necesita menos del 1% de superficie que los cultivos tradicionales.

En contraste con los sistemas tradicionales de cultivo de soja o ganadería vacuna, el sistema de MicroHarvest requiere menos del 1% de la superficie y libera más del 70% menos de dióxido de carbono. Mientras las plantas tardan meses en crecer y los animales años en engordar, la fermentación bacteriana se completa en apenas 24 horas.

Los datos son llamativos. Un estudio de Nature de 2022 calcula que cambiar apenas el 20% de la carne vacuna por proteína microbiana cortaría la deforestación anual a la mitad para 2050. Y como estos bioreactores se instalan cerca de industrias agrícolas, la producción se vuelve más local y menos dependiente de largas cadenas de suministro.

MicroHarvest se suma a toda una generación de alternativas proteicas: carne cultivada, nuggets de algas, hamburguesas de guisante y filetes de micoproteína. Gigantes como Nestlé y Unilever también experimentan con fermentación, y Europa ha batido récord de inversiones en el sector durante 2024.

Una startup portuguesa convierte bacterias muertas en comida para perros y planea hacer lo mismo con la alimentación humana

El polvo de proteínas de MicroHarvest se puede añadir a cualquier comida

El problema es que desarrollar la tecnología es solo parte del trabajo. Convencer a la gente de comer "bacterias muertas" requiere pasar controles regulatorios que pueden durar años. MicroHarvest ya ha pedido a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria el visto bueno para consumo humano.

Mientras tanto, han comenzado con el mercado de mascotas colaborando con la alemana VegDog. Tiene sentido: menos regulaciones, demanda creciente y una forma de generar ingresos mientras esperan permisos para el consumo humano. Lisboa fue la elección para montar la primera planta por el talento universitario local disponible.

No es el único caso de aprovechar lo que antes se tiraba. Otros residuos alimentarios han demostrado tener propiedades nutricionales que nadie esperaba. Y con herramientas como Samsung Food, que usa IA para sugerir recetas, integrar ingredientes raros en la cocina ya no parece tan complicado.

También ayuda que las nuevas tecnologías de cocina conserven mejor los nutrientes y permitan experimentar con ingredientes que hace poco ni existían. Para los más concienciados, apps de sostenibilidad facilitan encontrar alternativas más respetuosas con el medio ambiente.

Aún queda trabajo por hacer. El mayor obstáculo será convencer al consumidor de que algo derivado de bacterias puede ser seguro, sabroso y nutritivo. Si lo consiguen, podríamos ver proteínas fermentadas en batidos, barritas y helados antes de lo que pensamos.

Con el cambio climático acelerándose y más bocas que alimentar cada año, alternativas como MicroHarvest muestran que el futuro podría estar más en los laboratorios que en los campos tradicionales. La agricultura convencional ya ocupa el 40% de la superficie terrestre y es responsable del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Si queremos alimentar a 10.000 millones de personas en 2050 sin destrozar el planeta, necesitamos soluciones que produzcan más con menos recursos.

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