Análisis LG OLED evo AI G5: el contendiente a mejor televisor del año

Análisis LG OLED evo AI G5: el contendiente a mejor televisor del año
Publicado en LG

Pocas cosas generan tanta expectación en el mundo de los televisores como la nueva hornada de OLEDs de LG, y este año el foco estaba puesto de lleno en la LG G5. Después de la G3, que ya subió el listón del brillo en la tecnología OLED, la G5 prometía una evolución importante, sobre todo con esa nueva generación de tecnología MLA y el procesador α11 AI. Cuando me llegó para probarla, lo primero que me planteé es si esta tele es realmente el salto que promete, o si es más de lo mismo pero con un envoltorio un poco más pulcro.

El segmento de televisores premium está más competido que nunca. No solo tienes a los OLEDs de la competencia apretando, sino también a los Mini-LED que, aunque no ofrecen los negros absolutos, sí que tienen un brillo increíble y un precio mucho más ajustado. LG tiene que justificar ese precio, y lo tiene que hacer con una experiencia que sea, en esencia, mejor en todo lo que importa.

+ Pros

  • Gran calidad de imagen
  • Mejora increíble en el brillo
  • Buen ecosistema
  • Mejoras en el modo gaming
  • Acabados excepcionalmente premium

- Contras

  • Como en casi todos los televisores, el sonido no es el mejor, pero hay grandes avances
  • Los SO de las SmartTV necesitan un modo fácil
96Sobre 100

Hemos tenido la oportunidad de probar las teles de LG en muchas ocasiones, y los resultados siempre han sido muy positivos. La del año pasado nos cautivó hasta tal punto en el que se llevó el premio a la mejor TV en los premios Andro4all. Lo cierto es que este año podría revalidar el título sin problema, ya que han vuelto a dar un paso adelante en prácticamente todo. Vamos a ver en qué brilla, qué puntos oscuros tiene y por qué merece la pena comprarse la LG OLED evo AI G5.

Especificaciones técnicas

CaracterísticaEspecificación
PantallaTipo: 4K OLED; Tamaño: 65" (164 cm); Resolución: 3,840 x 2,160; Refresco: 120Hz Nativo; Gama de Colores: OLED Color
Calidad de ImagenProcesador: α11 AI Processor 4K Gen2; HDR: Dolby Vision, HDR10, HLG; Mapeo de Tonos: OLED Dynamic Tone Mapping Pro; Atenuación: Pixel Dimming; Movimiento: OLED Motion; IA: AI Picture Pro
GamingG-Sync Compatible (Nvidia); FreeSync Compatible (AMD); HGIG Mode; Game Optimizer (Game Dashboard); ALLM; VRR (Tasa de Refresco Variable hasta 165Hz)
AudioPotencia: 60W; Canales: 4.2; Sonido Envolvente: Dolby Atmos; IA: α11 AI Sound Pro (Virtual 11.1.2 Up-mix)
Smart TVSistema Operativo: webOS 25; Asistentes de Voz: Alexa, Google Assistant
Conectividad4x HDMI (soporta 4K 120Hz, eARC, VRR, ALLM); 3x USB 2.0; Wi-Fi 6; Bluetooth 5.3
Dimensiones y PesoSin peana: 1441 x 826 x 24,3 mm / 22 kg; Con peana: 1441 x 865/910 x 263 mm / 26,6 kg; Montura VESA: 300 x 300

Conceptualmente muy bonita

Lo primero que te entra por los ojos con la G5 es su diseño, que LG sigue llamando "Gallery Design". Y es que esta tele está concebida para ir colgada en la pared, como un cuadro, y quedar completamente enrasada. Para eso, viene con un soporte de pared específico que, he de reconocer, hace un trabajo impecable. Una vez instalada, la verdad es que queda brutal, muy elegante, casi como si formara parte de la propia arquitectura de la casa, algo que es genial y que pudimos ver en el pasado, pero que en mi caso y por las dimensiones de mi casa, no me he podido permitir, así que la he probado con peana. Una peana que, por su parte, es sólida, premium, pesa muchísimo y está muy bien construida.

El perfil es increíblemente delgado para la mayoría del cuerpo, aunque la parte inferior, donde van los componentes y las conexiones, sí que es un poco más gruesa, algo lógico, ahí va el "espíritu" de la máquina, y todos los componentes hacen que sea obligatorio un mayor espacio y una ventilación más equilibrada.

Los marcos de la LG OLED evo AI G5 son mínimos

Los marcos de la LG OLED evo AI G5 son mínimos

Los marcos, como era de esperar, son mínimos, casi imperceptibles, lo que ayuda a que la imagen sea la protagonista absoluta. La construcción general se siente sólida y premium, con materiales de calidad. Es un televisor que, estéticamente, impone respeto cuando lo ves en funcionamiento, especialmente si lo tienes bien montado en la pared, pero el soporte también está muy bien y ofrece una estabilidad increíble. Además, creo que no tenerla pegada a la pared siempre ayuda a una mejor calidad de sonido.

Por otro lado, tiene unos colores que encajan muy bien y el diseño queda perfecto. El marco metálico grisáceo encaja a la perfección con el gris casi negro de la parte trasera - que por otro lado no veremos casi nunca salvo para enchufar los cables - y que en general le sienta muy bien. Es un televisor que está pensado para montarse, pero que aun así está muy bien con su peana incluida.

El mando en la presentación de Frankfurt donde vimos los televisores por primera vez

El mando en la presentación de Frankfurt donde vimos los televisores por primera vez

Finalmente, el mando a distancia, retroiluminado y con una estética muy bonita, nos ofrece lo que lleva años dándonos, aunque con un rediseño que convence en algunos aspectos. Algo que ya os contamos anteriormente ya que nos explicaron como concibieron el mando a distancia.

Más luz, mejor panel, gran experiencia de usuario

Aquí es donde el LG OLED evo AI G5 se juega el todo por el todo, y donde las sensaciones son, como cada año, espectaculares. La tecnología OLED evo con Micro Lens Array (MLA) es el eje central de esta propuesta. Y tengo que decir que, de entrada, la mejora en el brillo es palpable. No estamos hablando de un simple lavado de cara, el panel G5 consigue picos de brillo que se acercan a los 2.500 nits en ventanas pequeñas y que, en algunos momentos, rozan los 2.000 nits en situaciones muy específicas de HDR. Esto es un salto considerable respecto a generaciones anteriores de OLED y algo que se agradece muchísimo cuando ves contenido HDR. La imagen tiene más impacto, los destellos luminosos son más intensos y la viveza general de los colores se dispara. Es el punto que más me ha llamado la atención y el que más se debe aplaudir por parte de la marca. El brillo siempre ha sido una rémora para las OLED, pero finalmente parece que la marca ha conseguido romper ese límite y establecerse como una televisión con una gran luminosidad.

Análisis LG OLED evo AI G5: el contendiente a mejor televisor del año

La magia del OLED sigue ahí, intacta. Los negros son absolutamente puros, infinitos, lo que se traduce en un contraste que ninguna otra televisión puede igualar. Cuando una escena es oscura, lo es de verdad, sin el menor rastro de blooming o halo alrededor de los objetos brillantes, algo que las retroiluminaciones LED, por muy avanzadas que sean, siempre arrastran. Esto hace que las películas y series con una cinematografía cuidada, especialmente en HDR con Dolby Vision, se vean espectaculares. La sensación de profundidad es incomparable. Ver una película de acción es una maravilla, pero también lo es ver alguna cinta con una fotografía todavía más notable.

La precisión del color de fábrica es muy buena. LG ha hecho un buen trabajo para que, sin necesidad de calibraciones complejas, la imagen sea bastante fiel a lo que el creador pretendía. Además, la cobertura del espacio de color DCI-P3 es excelente, lo que significa que reproduce una gama de colores muy amplia, vital para el contenido moderno. Los ángulos de visión son, como es de esperar en un OLED, prácticamente perfectos. No importa dónde te sientes en el salón; la imagen no pierde saturación ni contraste, algo que sigue siendo un problema para muchas televisiones pero que queda completamente conjurado gracias a la calidad de LG.

Ahora bien, no todo es positivo y aquí es donde entra el eterno debate en el que el consumidor debe decidir por sí mismo qué es o que prefiere. Si bien el brillo ha mejorado mucho, hay que ponerlo en perspectiva. Es un brillo excepcional para un OLED, sí, pero sigue sin ser el rey absoluto en cuanto a luminancia total en pantalla completa. Las LCD de gama alta, como las mini-LED, todavía pueden inundar la pantalla con una cantidad de luz superior en escenas muy brillantes, lo que en entornos muy luminosos podría seguir dando una ligera ventaja a la competencia en ese escenario concreto. Pero es súper necesario recalcar que, la diferencia se ha reducido drásticamente, y el contraste y los negros del OLED compensan con creces esa pequeña diferencia en brillo puro. En general, en el día a día, las OLED ya no presentan los problemas del pasado a la hora de ver la televisión en lugares donde la luz es más directa.

Visualmente es prácticamente impecable

Visualmente es prácticamente impecable

Otro punto que siempre me gusta mencionar, aunque en los OLED modernos el riesgo sea mínimo con un uso normal, es la posibilidad del quemado de pantalla. LG implementa mecanismos de protección avanzados, como el desplazamiento de píxeles y la atenuación de logos estáticos, pero la naturaleza del panel OLED implica que el riesgo, por pequeño que sea, siempre estará ahí si abusas de imágenes estáticas muy brillantes durante horas y horas. Para un uso normal, viendo películas, series y jugando, no es algo de lo que preocuparse, pero es algo que el consumidor debe conocer, pese a que el riesgo sea mínimo.

Para los jugones, el G5 es una auténtica bestia. Los cuatro puertos HDMI 2.1 son completos, compatibles con 4K a 144 Hz, VRR (incluyendo G-Sync Compatible y FreeSync Premium) y ALLM. El input lag es ridículamente bajo, lo que hace que la experiencia en juegos sea increíblemente fluida y responsiva. Si tienes una consola de última generación o un PC potente, este televisor te va a dar todo lo que puedes pedir para jugar. Es, honestamente, uno de los mejores televisores para gaming que he probado. Yo me he vuelto a pasar el título francés Clair Obscur: Expedition 33 y la verdad es que, al ser tan colorido, es una absoluta pasada a la hora de disfrutarlo en este tipo de soportes.

Un último apunte: LG sigue sin soportar el formato HDR10+, apostando fuerte por Dolby Vision. Esto no es un drama realmente para nadie, ya que Dolby Vision está muy extendido, pero si consumes contenido de plataformas o reproductores que usen de forma fundamental HDR10+, te estarás perdiendo un estándar dinámico de HDR. No es una limitación grave, pero es una ausencia notable si la comparamos con algunos rivales que sí ofrecen soporte para ambos formatos.

En resumen, la pantalla del G5 es lo mejor del televisor, con un brillo que por fin hace justicia al HDR en un OLED, un contraste insuperable y unas capacidades para jugar que son de primera división.

El corazón de la máquina

El motor que mueve todo el músculo visual del LG OLED evo AI G5 es el nuevo procesador Alpha 11 AI. LG le ha puesto el apellido "AI" por todas partes, y si bien hay que ser escépticos con tanto marketing de inteligencia artificial, lo cierto es que este chip hace un trabajo bastante convincente en la mejora de la imagen. La gestión de la misma y el sonido se nota más refinada. En cuanto al escalado de contenido de baja resolución a 4K, el Alpha 11 hace un trabajo muy decente, las imágenes se ven más nítidas y con menos artefactos de lo que cabría esperar. No esperes milagros a la hora de ver la tele en 480p o un DVD viejuno, pero la verdad es que el escalado empieza a dar el pego, y es algo muy necesario si tenemos en cuenta que los canales de televisión en nuestro país son un absoluto desastre a la hora de ofrecer algo más que el FHD.

La inteligencia artificial se usa también para la identificación de objetos en la imagen y aplicar mejoras selectivas, lo que contribuye a una sensación de profundidad y realismo superior. También la gestión del mapeo de tonos dinámico se ve beneficiada, exprimiendo cada fotograma HDR para que la información de brillo y color se muestre de la forma más precisa posible en el panel OLED. La fluidez del sistema y la rapidez al cambiar entre aplicaciones o fuentes de entrada es excelente, lo que demuestra que hay potencia de sobra bajo el capó.

WebOS sigue mejorand

WebOS sigue mejorand

En cuanto al sistema operativo, nos encontramos con webOS 24. LG ha mantenido la esencia de su sistema, que sigue siendo intuitivo y fácil de usar con el Magic Remote. La interfaz es limpia, el acceso a las aplicaciones es rápido y la personalización ha mejorado. Sin embargo, tengo que poner una pega que se repite en muchos televisores inteligentes: la tendencia a introducir publicidad y contenido patrocinado en la interfaz. Aunque no es excesiva y se puede amoldar a nosotros en algunos ajustes, es un fastidio que en un televisor de gama tan alta tengamos que aguantar banners o recomendaciones de contenido que no hemos solicitado. Por otro lado, creo que es necesario un "modo simple" o "modo TV" que permita a las personas de edad más avanzada olvidarse de lo que es una Smart TV para tener un sistema más simplificado y enfocado al uso de la televisión como antaño.

Viene bien equipada con bastanets puertos

Viene bien equipada con bastanets puertos

La conectividad es muy completa. Como ya he mencionado, los cuatro puertos HDMI 2.1 completos son una alegría para cualquiera que tenga varias fuentes modernas, sobre todo si te gusta jugar en consola y en PC. Esto es un punto a favor muy fuerte frente a otros televisores que a veces capan alguno de los puertos. Además, cuenta con Wi-Fi 6 para una conexión inalámbrica rápida y estable, Bluetooth 5.1 para conectar accesorios sin líos (como el mando de Xbox) y varios puertos USB para reproducción multimedia o la conexión de periféricos. En este apartado, LG ha hecho los deberes con creces.

El Magic Remote, el mando a distancia característico de LG, sigue ahí con su puntero y control por voz. El control por voz con ThinQ AI y compatibilidad con asistentes como Alexa y Google Assistant funciona de maravilla para buscar contenido o controlar el televisor sin manos. El control por movimiento de la mano al principio parece imposible de dominar, pero cuando llevas diez minutos con él ya no usas otra cosa. Muy útil.

El mando trae tantas funcionalidades que sorprende

El mando trae tantas funcionalidades que sorprende

Experiencia de sonido

El apartado de sonido en los televisores es, para mí, un tema recurrente donde casi siempre acabo soltando los mismos peros, y el LG OLED evo AI G5 no es una excepción. Incorpora un sistema de sonido 4.2 con soporte para Dolby Atmos, y LG le ha metido un montón de tecnología con el AI Sound Pro que, según la marca, adapta el sonido al espacio y al contenido usando el procesador Alpha 11. Y sí, es cierto que el sonido que produce es decente para ser un televisor, lo he comprobado tanto en el televisor usado para la review como en los benchmarks que nos mostraron cuando las vimos funcionar en Frankfurt. La claridad en los diálogos es buena y los efectos de sonido se reproducen con cierta amplitud gracias a la espacialidad que intenta recrear. El volumen máximo es suficiente para una sala de tamaño medio.

Pero, seamos sinceros: estamos hablando de un televisor de gama alta, con una imagen impresionante. Y ese nivel de calidad visual se merece, no, exige un apartado de sonido a la altura. Por mucho que LG se esmere con su tecnología AI y sus altavoces integrados, el audio que sale de estas pantallas tan delgadas nunca va a poder competir con la riqueza, los graves o la inmersión que te ofrece una buena barra de sonido. Ojo, esto es un "problema" compartido con todas las marcas, ya que es una limitación propia del día a día de un televisor moderno. Pero, cuando digo "problema" entrecomillado, lo digo refiriéndome a que el sonido sigue siendo excepcional si no somos unos verdaderos puristas del audio. La compatibilidad con Dolby Atmos, por ejemplo, nos permite disfrutar mucho del juego que da el sonido envolvente.

Ahora bien, si queremos llevar el sonido a un nuevo nivel, y ya que se invierte en una LG OLED evo AI G5, que es una de los televisores más avanzados del mercado y, posiblemente, un contendiente al mejor producto del año en su gama. Lo que nos encontramos es que vamos a necesitar sí o sí una solución de sonido externa, ya sea en forma de barra de sonido o de home teather. Hay marcas que apuestan por incorporar los altavoces directamente en la parte baja del televisor como si fuera una barra de sonido adherida, y quizás sea el camino a seguir para entregar un sonido increíble directamente al espectador.

Conclusión

Llegados a este punto, la pregunta es obligada: ¿es la LG G5 el salto que prometía al principio? La respuesta corta es un sí rotundo. LG no se ha limitado a pulir una fórmula que ya funcionaba, sino que ha abordado de frente la que, históricamente, era la mayor debilidad de la tecnología OLED: el brillo. El salto gracias a la tecnología MLA y al trabajo del procesador α11 AI no es una mejora incremental; es un cambio que redefine la experiencia HDR en un panel de este tipo, entregando un impacto visual que hasta ahora estaba reservado a las tecnologías de retroiluminación más potentes.

Combina ese brillo espectacular con los pilares que ya conocíamos: negros puros que crean un contraste infinito, una colorimetría exquisita y unos ángulos de visión perfectos, y el resultado es una calidad de imagen que roza la perfección. Para los jugones, es sencillamente una de las mejores opciones del mercado, sin peros, gracias a su conectividad completa y un rendimiento impecable. El diseño "Gallery", por su parte, sigue siendo un argumento estético de primer nivel para quienes buscan una integración perfecta en su salón.

Sin embargo, no es un televisor exento de matices. El sonido, aunque competente y mejorado por la IA, sigue siendo el eslabón más débil en una cadena de altísima calidad. Para exprimir de verdad el potencial cinematográfico de esta pantalla, una inversión en una barra de sonido o un sistema de audio externo siempre es recomendable. Y en un producto de este calibre, detalles como la publicidad en webOS o la ausencia del estándar HDR10+ siguen siendo pequeñas espinas que, aunque no arruinan la experiencia, nos recuerdan que la perfección absoluta es una meta esquiva incluso para la que puede convertirse en la mejor televisión de este año.

En definitiva, la LG G5 no es una simple actualización. Es la culminación de años de refinamiento OLED, donde por fin se rompe la barrera del brillo sin sacrificar ninguna de las virtudes que han enamorado a los cinéfilos. Es, sin lugar a dudas, un contendiente formidable al trono del mejor televisor del año y una compra maestra para quien busque una experiencia visual de referencia, especialmente si el cine y los videojuegos son su prioridad. LG ha vuelto a subir el listón, y ahora la competencia tiene un trabajo muy, muy difícil por delante.

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