He probado el OMODA 9 SHS y su tecnología me ha hecho replantearme lo que cuesta un coche "premium"
Una experiencia a bordo del OMODA 9 SHS que nos ha permitido disfrutar de toda su tecnología
Llevamos ya un tiempo probando coches. Hemos conducido eléctricos americanos que parecen naves espaciales y modelos chinos que se acercan peligrosamente a las seis cifras. Y siempre llega ese momento, cuando te bajas y miras la etiqueta del precio, en el que piensas: "Vale, es increíble, pero ¿realmente vale lo que cuesta?".
Pero en esta ocasión, nos ha ocurrido justo lo contrario. Después de bajarnos del OMODA 9 SHS tras más de 1000 kilómetros de ruta, nuestra primera reacción ha sido buscar el precio otra vez para asegurarnos de que no lo habíamos leído mal. 39.900 euros. Quedaos con esa cifra, porque después de lo que os voy a contar, os va a parecer un error de imprenta.
Un centro de mando, no un salpicadero
Lo primero que te golpea al sentarte no es el olor a cuero (que lo tiene, y Nappa del bueno), sino la inmensa superficie digital que tienes delante. No es una pantalla pegada a última hora; es un doble panel curvo de 24,6 pulgadas que parece flotar sobre el salpicadero.
Tras jugar un buen rato con ella, no hay duda de que la fluidez es pasmosa. Gracias al chip Qualcomm 8155, saltar entre los menús es tan rápido como en un smartphone de gama alta. Nada de lag, nada de esperas, y todo ello con una interfaz intuitiva y fácil de usar. Todo se siente orgánico, integrado.
Pero lo que realmente nos ha ganado son los detalles. Esos pequeños toques que normalmente solo ves en coches que cuestan el doble.
Hablemos de confort, pero del confort tecnológico. Porque tener asientos con calefacción está bien, pero el OMODA 9 SHS va más allá. Desde la pantalla central he podido activar el masaje en los asientos delanteros y, ojo al dato, ajustar la ventilación. En un día caluroso, esto no es un lujo, es una necesidad.
Y luego está el sonido. Me he sorprendido buscando los altavoces porque la música sonaba con una claridad brutal. El secreto está en los 14 altavoces Sony, pero el truco de magia está en el reposacabezas del conductor: tiene altavoces integrados. Esto significa que puedes escuchar las instrucciones del navegador o una llamada telefónica sin interrumpir la música para el resto de pasajeros. Es una de esas ideas brillantes y sencillas que te hacen preguntarte por qué no lo hacen todos.

Puede ser un SUV chino, pero el OMODA 9 SHS es increíble / Fotografía de Rubén Ulloa
Ojos que todo lo ven (incluso debajo del coche)
Aparcar un SUV de casi 4,8 metros podría imponer respeto, pero aquí la tecnología vuelve a jugar a nuestro favor. Si activas la cámara, no solo ves lo que hay alrededor; también lo que había debajo. El sistema de visión panorámica de 540º (sí, 540, porque suma los 360 del entorno más la vista transparente del chasis) es una locura.
Puedes maniobrar en un espacio ridículamente estrecho viendo exactamente dónde pisan las ruedas, como si el coche fuera de cristal. Y si no te fías de tus manos, el asistente de aparcamiento automático lo hace por ti. Lo hemos probado y lo clava, tanto en batería como en línea.
El "sorpasso" tecnológico de OMODA
Mientras conducíamos de vuelta, disfrutando de la suspensión electromagnética (que se ajusta en milisegundos para que no notes los baches) y viendo la información proyectada en el parabrisas gracias al Head-Up Display de 50 pulgadas con realidad aumentada, no podíamos dejar de pensar en la competencia.
Hay coches "premium" alemanes y suecos que te cobran aparte por la mitad de las cosas que os he contado. Aquí, todo viene de serie. El OMODA 9 SHS no es solo un coche híbrido enchufable con 1.100 km de autonomía. Es la prueba de que la tecnología de vanguardia ya no es exclusiva de los garajes más pudientes.
Si estáis buscando un coche que os haga sentir que vivís en el futuro sin hipotecar vuestro presente, tenéis que probar esto. Porque os aseguro que, al bajaros, vosotros también volveréis a preguntar el precio.