Un equipo científico 'condena a muerte' a las redes sociales actuales: "No creo que sobrevivan a esto"

Una red social compuesta solo por bots reprodujo los mismos problemas que sufrimos todos los días

Un equipo científico 'condena a muerte' a las redes sociales actuales: "No creo que sobrevivan a esto"
Polarización y unos pocos influencers dominando todo
Publicado en Redes sociales

Imagina un lugar, una red social, donde todos los usuarios son bots. 500, exactamente. Y cada uno con su propia personalidad, con sus inclinaciones políticas y, por supuesto, con sus propios gustos personales. Pues lo dicho, ahora imagina que los sueltas en una red social minimalista, sin anuncios, sin algoritmos que te recomienden mil cosas, y los dejas interactuar libremente.

Pues eso fue lo que hizo un equipo de investigadores en la Universidad de Ámsterdam, según la información extraída en Futurism. El resultado fue tan esperanzador como aterrador, porque las redes sociales construidas por bots reprodujeron los mismos males que conocemos, pero sin un solo humano ni un algoritmo de recomendación detrás.

¿Soluciones? Las probaron todas y algunas empeoraron las cosas

En apenas unos días (o más bien dicho, unas 10.000 interacciones después) los bots empezaron a agruparse con aquellos que compartían su visión política. Las redes se fragmentaron en hordas afines, con cada grupo solo hablando consigo mismo. Y lo más inquietante... fueron los mensajes más extremos los que ganaron visibilidad y seguidores. Además, un grupo minoritario de bots influyentes comenzó a acaparar la atención del resto. Todo esto sin publicidad ni algoritmos que lo impulsaran.

Los investigadores, ante este panorama, no se quedaron cruzados de brazos. Intentaron seis soluciones distintas. Desde mostrar el contenido en orden cronológico, hasta esconder la información de seguidores, biografías o amplificar voces contrarias. Resultado: solo se consiguió algún efecto positivo leve, y en algunos casos la gente (bueno, los bots) se encerraron aún más en sus burbujas. La conclusión fue clara y demoledora: no es solo culpa de los filtros y algoritmos. El problema está en la propia arquitectura de las redes, en la tendencia natural a reforzar lo que ya crees y a recompensar las voces más estridentes.

Una radiografía oscura... y, quizá, un aviso urgente

Estos hallazgos sugieren que si incluso bots, escondidos en una red mínimamente diseñada, generan radicalización, el problema no está en el diseño superficial de las plataformas, sino en la propia lógica de cómo funcionan. Es un espejo que refleja hasta dónde podemos llegar. De ahí que los investigadores no crean que las redes sociales actuales sobrevivan mucho más en la forma actual.

Está claro que las redes sociales reales son aún más complejas, con humanos, emociones reales, algoritmos y fines comerciales. Pero si hasta los bots crean disonancia y división solos, ¿qué es lo que nos espera? Este estudio no condena a muerte las redes, pero sí pone sobre la mesa una realidad inquietante: si queremos que sobrevivan, tenemos que repensar cómo están construidas, no solo parchearlas.

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