Así es el robot autónomo más pequeño del mundo que un día podría salvarte la vida

Tienen el tamaño de dos cabellos humanos, cuestan un céntimo y pueden "pensar" por sí mismos

Así es el robot autónomo más pequeño del mundo que un día podría salvarte la vida
Sí, eso que ves ahí es un robot
Publicado en Robots

Imagina un ejército de diminutos doctores recorriendo tu cuerpo, capaces de vigilar la salud de tus células una a una o de llevar un medicamento exactamente al punto donde se necesita. Suena a la película de ciencia ficción (o a un capítulo de Black Mirror, según se mire), pero gracias a un equipo de investigadores de las universidades de Pensilvania y Michigan, estamos un paso más cerca de verlo hecho realidad.

Han creado los robots autónomos más pequeños del mundo. Y cuando digo pequeños, me refiero a muy pequeños: miden apenas 200 micrómetros, o lo que es lo mismo, aproximadamente el doble del ancho de un pelo humano.

Pero lo más sorprendente no es su tamaño, sino que son totalmente autónomos. A diferencia de otros microrobots que necesitan ser guiados por imanes externos, estos pequeñines tienen "cerebro" propio: pueden percibir su entorno, tomar decisiones y moverse sin que nadie les diga cómo.

Un ordenador completo en una mota de polvo

Primer plano de los robots diminutos

Primer plano de este nano robot

Para lograr que algo tan minúsculo sea inteligente, los ingenieros han tenido que integrar el ordenador más pequeño del mundo. Se trata de un chip de menos de un milímetro que incluye procesador, memoria y sensores.

El sistema de propulsión es igual de ingenioso. Estos robots se alimentan de luz LED, que recogen mediante paneles solares microscópicos. Esta energía (apenas 75 nanovatios, unas 100.000 veces menos de lo que gasta tu smartwatch) les permite generar un campo eléctrico para moverse a través de fluidos a una velocidad de "un cuerpo por segundo".

Además, son baratos de fabricar. Sus creadores aseguran que, producidos a escala, cada robot costaría alrededor de un céntimo. Y lo mejor es que no hace falta un laboratorio millonario para controlarlos: con un equipo de unos 100 dólares (una Raspberry Pi, unos LEDs y una lente macro de móvil) es suficiente para programarlos.

¿El futuro de la medicina? Todavía hay un "pero"

La idea es que estos robots puedan usarse para detectar enfermedades a nivel celular (sus sensores miden la temperatura con una precisión asombrosa) o incluso para ensamblar componentes microscópicos. Sin embargo, antes de que te inyecten uno, tienen que solucionar un par de problemas.

El primero es su "combustible". Actualmente, se mueven en una solución de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), que es tóxica para las células vivas. El segundo es que dependen totalmente de la luz: si se apaga, el robot "muere" y su memoria se borra al instante.

El equipo, liderado por el profesor Marc Miskin, ya está trabajando en versiones biocompatibles que puedan operar dentro del cuerpo humano. Si lo consiguen, la medicina tal y como la conocemos podría cambiar para siempre, gracias a unos robots que apenas puedes ver a simple vista.

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