En Hong Kong han descubierto que matar mosquitos con robots es más eficaz que hacerlo a cañonazos
Hong Kong usará perros robóticos con insecticida para combatir mosquitos transmisores de chikungunya en zonas urbanas de difícil acceso tras nueve casos importados

Hong Kong ha decidido recurrir a perros robóticos para enfrentar un problema creciente: los mosquitos transmisores de la chikungunya. La ciudad implementará un programa piloto que utilizará robots cuadrúpedos equipados con pulverizadores de insecticida para combatir estos insectos en zonas donde los equipos humanos encuentran dificultades para acceder, como colinas escarpadas y obras en construcción.
La medida responde a nueve casos importados de chikungunya confirmados este año, cifra que preocupa a las autoridades sanitarias. Tal y como informa Interesting Engineering, el Secretario de Medio Ambiente y Ecología, Tse Chin-wan, anunció la iniciativa públicamente para prevenir brotes autóctonos similares a los que afectan actualmente parte de China continental.
Los robots cuadrúpedos entran en acción
Hong Kong enfrenta ambientes urbanos densos y zonas de vegetación donde el control tradicional resulta insuficiente, particularmente durante períodos de calor extremo. A partir del próximo mes, estos dispositivos similares a los modelos de Boston Dynamics patrullarán colinas, solares y sitios de construcción aplicando insecticida de manera dirigida para reducir la población del mosquito vector.
Los perros robóticos ofrecen ventajas significativas sobre alternativas previamente exploradas. Su estabilidad, autonomía y capacidad para navegar terrenos irregulares los posiciona como herramientas óptimas para esta función. Tse explicó que el éxito del ensayo permitirá expandir el uso de estos dispositivos, liberando a los trabajadores de labores riesgosas en condiciones climáticas adversas.
Los desarrolladores planean mejoras futuras que incluyen inteligencia artificial para mapear zonas de riesgo en tiempo real y conectividad con redes de sensores urbanos. Esta evolución optimizará la efectividad del control vectorial, recordando a innovaciones como el robot "Plantolin" que imita comportamientos animales para la reforestación.
Las autoridades ya experimentaron con drones, pero la dispersión del insecticida por acción del viento demostró ser poco efectiva. Los perros robóticos permiten aplicación más precisa y controlada, minimizando el impacto ambiental y evitando exposición innecesaria en áreas sensibles. Esta precisión se alinea con desarrollos como robots diseñados completamente por IA, que desafían paradigmas tradicionales de diseño.
El uso de insecticidas en espacios abiertos genera consideraciones ecológicas que serán monitoreadas exhaustivamente. El impacto sobre otras especies y ecosistemas urbanos requiere supervisión constante, según advierte la London School of Hygiene & Tropical Medicine. La agilidad de estos robots, comparable a dispositivos inspirados en ardillas, facilita el acceso a ubicaciones complicadas para intervención humana.
Hong Kong establece un precedente para otras ciudades asiáticas que lidian con enfermedades transmitidas por vectores como la dengue. Dado el acceso limitado a vacunas, el control del mosquito permanece como estrategia primaria de prevención sanitaria, aunque la tecnología robótica abre posibilidades antes inexploradas.
Un programa exitoso podría consolidar los perros robóticos como elementos estándar en servicios de salud pública. Su aplicación podría extenderse a otras patologías vectoriales, estableciendo a Hong Kong como pionero en robótica sanitaria urbana, distante de experimentos más experimentales como el dedo robótico MobiLimb que explora interacciones táctiles poco convencionales.
La llegada de estos robots antimosquitos muestra que la tecnología puede dar respuesta a problemas sanitarios reales sin grandes aspavientos. Hong Kong está probando algo nuevo que, si funciona, otras ciudades con problemas similares podrían copiar sin demasiadas complicaciones. Los resultados del experimento determinarán si los perros robóticos se convierten en una herramienta habitual para controlar enfermedades transmitidas por vectores en entornos urbanos complejos donde las soluciones tradicionales no bastan.