Colin Farrell, su alcoholismo y cómo acabó con la paciencia de Tom Cruise tras 46 tomas para una frase en 'Minority Report'
Su solución para aguantar el día es igual de sorprendente
Minority Report es, en palabras del que escribe, una de las mejores películas de ciencia ficción que tiene Steven Spielbreg en su haber, y eso que desde su estreno en 2002 ha pasado ya casi un cuarto de siglo. Pero rodar un film de tal calibre nunca es fácil, menos aún si una de tus estrellas se presenta en el plató de aquella manera.
Tom Cruise no, claro, hablamos de Colin Farrell, que en una reciente entrevista en el programa The Late Show with Stephen Colbert recordó uno de los peores días de su carrera.
El actor irlandés confesó que llegó al rodaje con una fuerte resaca después de celebrar su cumpleaños la noche anterior, una decisión que acabó costándole 46 tomas para poder decir una sola frase.
Evita resacas: quédate borracho
Farrell explicó que el 31 de mayo, día de su cumpleaños, pidió a la producción de la película, con un presupuesto de 120 millones de dólares, no trabajar. "¿Quién me creía que era?", bromeó. Pero el destino quiso que su jornada empezara precisamente a las seis de la mañana del 31. "Me metí en la cama, apagué la luz y en ese momento sonó el teléfono. Era el conductor diciéndome: 'Son las seis y diez'. Y pensé: 'Mierda'".
Cuando llegó al set, el ayudante de dirección David H. Venghaus lo vio y le advirtió: "No puedes ir al plató así". El intérprete, aún en mal estado, respondió pidiendo "seis cervezas Pacifico y un paquete de Marlboro rojo" para aguantar el día. "No es algo de lo que sentirse orgulloso", admitió. "Dos años después acabé en rehabilitación, pero en ese momento funcionó".
La frase maldita
El problema vino cuando tuvo que decir su línea: "I'm sure you've all grasped the fundamental paradox of pre-crime methodology" ("Estoy seguro de que todos habéis comprendido la paradoja fundamental de la metodología de precognición"). Según contó, la escena se repitió 46 veces, y Tom Cruise, su compañero de reparto, "no estaba muy contento". "Tom, a quien adoro, no estaba muy feliz conmigo", reconoció entre risas.
Ahora está sobrio y orgulloso
Aquel día marcó a Farrell, que años más tarde superó sus adicciones. Ingresó en un centro de rehabilitación en 2006 y desde entonces se mantiene sobrio. Como ha contado en varias ocasiones, el nacimiento y la enfermedad de su hijo James, diagnosticado con el síndrome de Angelman, fueron decisivos para que dejara el alcohol.