Crítica de 'Karate Kid: Legends': Ben Wang salva una película que debería haber durado una hora más

Como fans, le podemos dar el pase

Crítica de 'Karate Kid: Legends': Ben Wang salva una película que debería haber durado una hora más
El nuevo discípulo es la mejor decisión del film
Publicado en Series

Quién le iba a decir al joven Daniel-san que más de 40 años después seguiría soltando patadas y dando cera y puliendo cera, pero así es. Después de una trilogía de películas que abarcan de 1984 a 1989, otra con nueva discípula en el 94 y una suerte de remake con Jackie Chan como maestro y Jaden Smith como aprendiz, la saga Karate Kid vuelve a las portadas con Karate Kid: Legends, ya en cines.

Una cinta que llega precedida por el éxito de Cobra Kai, la serie que hace que miremos con visión renovada la película original, donde Johnny Lawrence, interpretado por William Zabka, ya no nos parece tan mal chico sino un producto de su entorno y, sobre todo, de su malvado sensei.

Parecida pero no igual

Ingredientes que ha querido reutilizar el film que hoy nos ocupa y que ya os adelantamos ha sabido entretenernos durante la hora y media que dura, pero que sin embargo se ha dejado muchas cosas a medio hacer.

Y es que no es fácil contar en 90 minutos lo que antaño se hacía en 120, máxime cuando presentas a toda una ristra de nuevos personajes a los que, claro está, habrás de situar bajo un trasfondo, por muy vago que éste sea. En Karate Kid: Legends, algunos ni eso.

Con un antagonista que es una mezcla entre Terry Silver y el propio Johnny Lawrence, sus motivaciones ni se nos insinúan, mucho menos las de su maestro al que el otro protagonista del film más allá de Li Fong (Ben Wang), un Victor Lipani interpretado fenomenalmente por Joshua Jackson, debe dinero.

Quiera o no, a luchar

Ya está, esa es la excusa para que un chaval recién llegado de Pekín el cual perdió a su hermano tras un torneo de artes marciales rompa la única regla impuesta por su madre para protegerle: no pelearse. Bueno, esa, y el amor de la primera chica que ha hablado con él, que resulta ser la hija de Victor.

Un atropello de secuencias por otra parte fenomenalmente grabadas, con coreografías en las peleas que hablan muy bien del estado de forma de Wang, pero que dan lugar a una historia insulsa y llena de clichés por momentos disfrutable por los amantes de la saga original, le concederemos. Una trilogía cuyas dos primeras entregas superan a esta Legends en casi todo.

Casi, porque en interpretación, eso sí, Ben Wang, Joshua Jackson y Ming-Na Wen, la madre de Li Fong, superan con creces a los del resto de cintas de la franquicia, pero eso es todo.

Dame más

El romance sucede a un ritmo irreal, la enemistad con Conor (el antagonista) carece de desarrollo alguno, el torneo no tiene ni pies ni cabeza y las partes en las que interactúan Daniel LaRusso con el Sr. Han son pocas y están desaprovechadas, aunque nos arrancarán alguna que otra sonrisa, más por nostalgia.

"Dos ramas, un solo árbol" reza la premisa principal de Karate Kid: Legends, dando a entender que el kung fu y el karate deben confluir en este avezado discípulo para así superar no solo una competición con pocos momentos para el recuerdo, sino también sus temores y las pruebas que el cambio de país y cultura le han impuesto a Li.

Y por momentos puede que así sea, pero una vez más el no entretenerse con nada juega en su contra. Normalmente, y esta es una apreciación personal, hay películas en las que me sobra metraje, pero en Karate Kid: Legends ojalá le hubieran concedido media o incluso una hora más al director (y al montador).

Pese a todo, es una cinta que lo que hace, lo hace bien, y aunque no pasará a la historia como la mejor de la saga, sí ha sabido hacerse un hueco en ella teniendo además encanto propio y a unos personajes que merecen, mínimo, una secuela.

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