Dustin Hoffman dio la mejor descripción de lo que debería ser James Bond, y lamentablemente el personaje no ha hecho sino alejarse de eso
De hecho, él mismo quiso ser 007

El futuro del agente secreto más famoso del mundo, James Bond, sigue siendo incierto, aunque ahora que forma parte de Amazon casi al 100 % (las decisiones finales las tomará esta compañía) podemos esperar noticias pronto, sin embargo, estamos seguros de que, o mucho cambian las cosas, o defraudarán, una vez más, a Dustin Hoffman.
En una entrevista en el programa Parkinson del 25 de noviembre de 2006, el legendario actor, acompañado por Noel Gallagher de Oasis, expresó su deseo jamás cumplido de interpretar a 007, pero no como lo hemos visto en la pantalla.
En cine no hemos visto nunca al 007 de Ian Fleming
Hoffman criticó que ningún actor ha capturado al Bond de Ian Fleming: un asesino frío, un mujeriego desinteresado que "matará a cualquiera que le ordenen" y "no le importan las mujeres más allá de un encuentro". Su visión, cruda y fiel al texto original, choca con la evolución del personaje, que se ha suavizado en pos de un héroe más emocional y políticamente correcto.
Hoffman, conocido por roles complejos en Tootsie o Rain Man, argumentó que un actor debe respetar el marco del personaje, y Bond, según él, es un antihéroe sin escrúpulos. "Nadie lo ha interpretado por lo que es", dijo, mientras Noel Gallagher bromeaba comparando al agente con su hermano Liam por su actitud con las mujeres, añadiendo un toque ligero a la discusión.
La entrevista, llena de reflexiones sobre la actuación y la vida, mostró a un Hoffman apasionado por un Bond más oscuro, una idea que no encaja con la dirección reciente de la saga.
Diferentes actores, diferentes Bonds
Cada actor que ha encarnado a Bond, Sean Connery, Roger Moore, Pierce Brosnan, Daniel Craig, le ha conferido un estilo único. Connery aportó un carisma rudo, Moore un humor desenfadado, Brosnan la elegancia noventera y Craig una intensidad emocional como nunca hasta entonces.
Sin embargo, la era Craig, con filmes como Skyfall o Sin tiempo para morir, ha humanizado al personaje, especialmente en las últimas cintas, dándole dilemas morales y relaciones más profundas, alejándose del asesino desapegado que Hoffman imaginaba. Esta evolución responde a demandas modernas de sensibilidad y diversidad, pero sacrifica la esencia cínica del Bond literario con licencia para matar.