El director de Andor se niega a revelar los guiones de su gran serie, y la culpa es de la IA

Andor es, posiblemente, una de las mejores series del universo Star Wars

El director de Andor se niega a revelar los guiones de su gran serie, y la culpa es de la IA
Su creador se siente preocupado por el auge de la IA
Publicado en Tecnología

La decisión del director de la exitosa serie Andor, Tony Gilroy, ha sorprendido a muchos. A pesar de tener listos más de mil quinientos páginas de guiones, el cineasta prefiere mantenerlos bajo llave para evitar que sean utilizados en sistemas de inteligencia artificial. Esta medida evidencia la creciente tensión entre creadores y la tecnología, y plantea interrogantes sobre el futuro de la industria audiovisual global, sobre todo ahora que va a llegar la segunda temporada de Andor.

La negativa que sacude al mundo creativo

Tony Gilroy, reconocido por su labor en la serie Andor, que se puede ver gratis ahora en sus tres primeros episodios, confirmó que contaba con un extenso compendio de guiones —más de mil páginas— listo para su publicación. Sin embargo, según recogen en The Verge, decidió no lanzarlos de manera gratuita en línea por temor a que estos textos fueran empleados para entrenar sistemas de inteligencia artificial. Su determinación ha generado debate en la comunidad creativa y ha puesto el foco en los usos de la IA.

La relevancia de esta postura radica en el temor compartido por diversos artistas ante la posible apropiación de su trabajo por parte de herramientas automatizadas. Figuras como Christopher Nolan han expresado preocupación por la falta de responsabilidad asociada a la IA, mientras que creadores como Charlie Brooker han criticado la calidad de los guiones generados por sistemas automáticos. El debate alcanzó su punto álgido en 2023, cuando guionistas y actores protagonizaron huelgas históricas para exigir medidas de protección frente a la creciente incidencia de la IA en la industria.

En contraste, grandes estudios han buscado asociarse con empresas de IA para optimizar la producción de contenidos, provocando una brecha cada vez más evidente entre los intereses corporativos y los creativos. Además, varias demandas por derechos de autor se han interpuesto contra compañías que utilizan obras literarias y guiones como base de entrenamiento. Este escenario subraya la complejidad legal y ética que rodea a la inteligencia artificial, planteando la necesidad de revisar los acuerdos de protección vigentes. De persistir esta tendencia, el equilibrio entre innovación y derechos de autor será un desafío continuo.

En definitiva, la determinación de Gilroy muestra la creciente tensión entre creadores y algoritmos, un pulso que no solo afecta a los guionistas, sino también a actores, músicos y artistas de todo tipo. El futuro de la industria dependerá, en gran medida, de cómo se regulen y fortalezcan los mecanismos de protección del trabajo creativo. Mientras tanto, la pregunta sigue abierta: ¿hasta dónde llegará la IA en su influencia sobre la cultura popular?

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