Geoffrey Hinton, "padrino" de la IA, advierte: "Una persona normal con IA podrá crear armas biológicas"

El pionero de la IA abandona Google para alertar sobre los riesgos de su propia creación: armas biológicas caseras y el fin de la supremacía humana están más cerca de lo que pensamos

Geoffrey Hinton, "padrino" de la IA, advierte:  "Una persona normal con IA podrá crear armas biológicas"
Hinton, Premio Nobel 2024, teme que cualquier persona pueda fabricar armas biológicas con ayuda de la IA y advierte que pronto las máquinas serán más inteligentes que nosotros
Publicado en Tecnología
Por por Sergio Agudo

Geoffrey Hinton, considerado el "padrino" de la inteligencia artificial y Premio Nobel de Física 2024, ha lanzado una advertencia que debería hacer reflexionar a toda la sociedad. Durante una extensa entrevista, el científico británico expuso sus temores más profundos sobre el futuro de la humanidad ante el avance imparable de la IA. Sus palabras no dejan lugar a dudas sobre la magnitud del desafío que enfrentamos.

Como recoge el Financial Times, Hinton fue categórico en sus declaraciones: "En poco tiempo, una persona cualquiera asistida por IA podrá fabricar armas biológicas". El científico, que abandonó Google en 2023 para poder hablar libremente sobre estos riesgos, compara la situación actual con permitir que alguien construya una bomba nuclear desde su casa. Una perspectiva que pone los pelos de punta.

Una conversación inquietante en Toronto

El encuentro tuvo lugar en Richmond Station, un gastropub en Toronto donde Hinton accedió a conversar durante dos horas sobre el futuro de la IA. Allí, rodeado del bullicio cotidiano que contrasta con la trascendencia de sus palabras, el científico deslizó una reflexión que resume su estado mental: "Estamos en un punto de la historia donde algo increíble está ocurriendo, y puede ser increíblemente bueno, o increíblemente malo".

Hinton no es un apocalíptico cualquiera. Es el hombre que durante más de dos décadas en la Universidad de Toronto sentó las bases de los sistemas actuales de IA. Los algoritmos inspirados en la arquitectura del cerebro humano que desarrolló en los años ochenta, cuando pocos apostaban por su potencial, son ahora la columna vertebral de ChatGPT y otros sistemas similares. Ver cómo estas tecnologías se integran en el día a día de millones de personas le genera una inquietud comprensible.

Para Hinton, el debate sobre si estas máquinas poseen verdadera inteligencia ya está zanjado. "Si les hablas y les haces preguntas, entienden. Hay muy pocas dudas en la comunidad técnica de que estas cosas serán cada vez más inteligentes", asegura. Pero esto plantea una cuestión aún más inquietante: ¿cómo retendremos el control sobre sistemas mucho más listos que nosotros? Su analogía es reveladora: solo existe un caso en el que un ser menos inteligente controla a uno más inteligente, y es la relación madre-bebé.

El científico ve en la IA un arma de doble filo que podría transformar radicalmente nuestra sociedad. Por un lado, está entusiasmado por sus aplicaciones en salud y educación, marcado personalmente por la pérdida de dos esposas a causa del cáncer. Por otro, prevé un escenario de desempleo masivo y concentración de riqueza donde "unos pocos serán mucho más ricos y la mayoría, más pobre". Para él, la culpa no es de la tecnología sino del sistema capitalista que la adopta.

Sam Altman

Sam Altman, CEO de OpenAI, se ha llevado una ración de críticas de parte de Geoffrey Hinton

Sus críticas se extienden a los líderes actuales de la industria. Hinton se muestra escéptico con figuras como Sam Altman o Elon Musk, y manifiesta preferencia por políticos con formación técnica. Tras una reciente visita a Shanghái, subraya que "China se toma la IA en serio" porque sus políticos son ingenieros que comprenden la tecnología de una forma que los abogados y vendedores occidentales no pueden.

Como advierte en otras declaraciones recientes, Hinton teme que el avance de la inteligencia artificial tenga como consecuencia el auge del fascismo en nuestra sociedad, focalizando los riesgos no en la tecnología sino en el modelo económico que la adopta.

El pionero de la IA no rehúye utilizar sus propias creaciones. Reconoce usar ChatGPT para investigar y para pequeñas tareas cotidianas, como arreglar electrodomésticos. Incluso confiesa que la IA fue protagonista en su última ruptura sentimental, cuando su pareja pidió al chatbot que le explicase lo "desagradable" de su comportamiento. "No me afectó mucho, porque no creía haber sido un ratón", bromea con su característico humor británico.

Pero las reflexiones más profundas llegan cuando habla del futuro de nuestra especie. Como ha señalado en intervenciones posteriores, Hinton considera que la inteligencia biológica podría dar paso a la inteligencia digital, y después de eso "no seremos necesarios". Una perspectiva que plantea interrogantes existenciales sobre el papel de la humanidad en un mundo dominado por máquinas superinteligentes.

Geoffrey Hinton-portada

Geoffrey Hinton durante una conferencia

Pese a su legado y experiencia, el científico subraya la enorme incertidumbre que rodea a estos desarrollos: "No sabemos qué va a pasar. Si alguien dice lo contrario, está siendo ridículo. Podemos hacer apuestas, pero todo va a cambiar". Critica la escasa acción gubernamental en Occidente y, ante la pregunta sobre cómo mantener una actitud positiva, responde con franqueza: "Si viene una invasión alienígena, ¿preguntarías cómo mantenerte optimista?".

Sus palabras refuerzan la idea de que la humanidad no tiene la menor idea de lo que ha creado, y que por primera vez en la historia no seremos la especie más inteligente del planeta. Una realidad que, según él, llegará mucho antes de lo que la mayoría imagina.

Geoffrey Hinton concluye que la humanidad debe asumir la magnitud de los retos que plantea la IA: desde los dilemas éticos hasta el riesgo de armas autónomas, pasando por la pérdida masiva de empleo y la posible transformación de lo que significa ser humano. Su mensaje es claro: estamos en una encrucijada histórica donde el futuro puede ser asombrosamente bueno o asombrosamente malo. La cuestión fundamental ya no es cómo aprovechar la IA, sino cómo sobrevivir a ella.

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