Adiós a la cirugía cerebral: los 'nanobots' híbridos del MIT que viajan por tus venas para reparar el cerebro

Microchips diminutos viajan con células inmunitarias, llegando a zonas inflamadas del cerebro para tratar enfermedades sin cirugía invasiva

Adiós a la cirugía cerebral: los 'nanobots' híbridos del MIT que viajan por tus venas para reparar el cerebro
Una inyección lleva estos chips a la sangre; las células inmunes los transportan hasta zonas dañadas del cerebro sin abrir el cráneo
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

Investigadores del MIT han desarrollado microchips inalámbricos de 10 micrómetros que viajan pegados a células inmunitarias hasta zonas inflamadas del cerebro. Se inyectan en vena y el propio sistema inmunitario los transporta hasta el foco de la enfermedad, donde estimulan tejido cerebral con precisión microscópica. El objetivo es tratar tumores cerebrales, epilepsia o lesiones sin cirugía invasiva.

Según publica Ars Technica, estos dispositivos híbridos se adhieren a monocitos —un tipo de glóbulo blanco— y aprovechan que estas células migran de forma natural hacia áreas dañadas o inflamadas. Una vez allí, los chips se activan con luz externa y modulan la actividad neuronal sin cables ni baterías. El estudio se publicó en Nature Biotechnology el 5 de noviembre con pruebas realizadas en ratones.

Autostop celular hasta el cerebro

Los microchips alcanzan las regiones cerebrales inflamadas con una precisión del 90%, lo que significa que la terapia llega exactamente donde hace falta sin tocar tejido sano. La técnica usa la inflamación como señal de navegación: cuando hay daño, el cerebro libera moléculas que atraen células inmunitarias como un imán. Los chips, pegados a esas células mediante proteínas de unión específicas, se dejan llevar sin necesidad de guiado externo.

El funcionamiento se basa en optogenética. Los chips emiten luz que activa o bloquea neuronas modificadas genéticamente, permitiendo controlar circuitos cerebrales de forma remota. En las pruebas con ratones, los investigadores estimularon el hipocampo —región clave para la memoria— y consiguieron reducir actividad neuronal anormal asociada a episodios epilépticos. Todo mediante una inyección intravenosa estándar, sin abrir el cráneo.

Comparado con implantes cerebrales tradicionales, estos microchips eliminan los riesgos quirúrgicos: infección, hemorragia, rechazo de material extraño. También esquivan el problema de la biocompatibilidad a largo plazo, porque están diseñados para degradarse o eliminarse naturalmente tras cumplir su función. Los investigadores los han bautizado como "circulatronics", fusionando circulación sanguínea y electrónica en un mismo concepto.

El principal escollo ahora mismo es que la ya optogenética exige modificar genéticamente las neuronas del paciente, algo complejo y poco viable clínicamente. Por eso el equipo del MIT trabaja en versiones que usen ultrasonidos o campos magnéticos para activarse sin tocar el ADN. De conseguirlo, la tecnología podría aplicarse en humanos con menos barreras regulatorias y éticas, como ya ocurre con otros avances recientes que combinan biología e ingeniería para detectar parásitos con inteligencia artificial o crear vacunas personalizadas contra el cáncer.

Los investigadores calculan que los primeros ensayos clínicos en humanos podrían arrancar en dos o tres años, centrados inicialmente en glioblastomas —tumores cerebrales agresivos donde la cirugía tiene límites claros—. De momento, la tecnología ha demostrado funcionar en modelos animales con una arquitectura totalmente aislada que minimiza interferencias y mantiene la señal lo más pura posible, similar a lo que ocurre con técnicas de micromanipulación celular aplicadas a organismos microscópicos.

Si los resultados se confirman en primates y después en humanos, estaríamos ante un cambio de paradigma en neurología. Pasar de intervenir el cerebro abriéndolo a hacerlo desde dentro, aprovechando las rutas naturales del organismo y dejando que el propio cuerpo haga el trabajo de navegación. Sobre el papel, la propuesta es tan sólida como ambiciosa.

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