Adiós a la minería tóxica: el revolucionario 'virus de diseño' que extrae el tesoro más valioso del planeta y amenaza el monopolio chino

Científicos de Berkeley modifican un virus para pescar metales valiosos del agua sucia, creando una alternativa limpia a la minería tradicional

Adiós a la minería tóxica: el revolucionario 'virus de diseño' que extrae el tesoro más valioso del planeta y amenaza el monopolio chino
El nuevo método utiliza virus reutilizables para atrapar materiales estratégicos, buscando reducir la dependencia de China para fabricar móviles y baterías
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

Un equipo de la Universidad de California ha encontrado una forma de sacar materiales valiosos del agua sin usar ácidos ni reventar montañas. Han cogido un virus, lo han modificado y lo usan como si fuera un imán microscópico para recuperar metales de las balsas de residuos. Es un intento por matar dos pájaros de un tiro: limpiar la contaminación de las minas y, de paso, dejar de depender tanto de China para fabricar tecnología.

El estudio se ha publicado en Nano Letters y nos llega a través de New Atlas. Lo que han hecho es manipular un bacteriófago —un tipo de virus que no ataca a las personas— para convertirlo en un minero invisible. La idea es sencilla: tiran estos bichos al agua sucia de una mina y ellos se encargan de pescar selectivamente los materiales que nos interesan, separándolos del resto de la basura sin tener que usar maquinaria pesada ni químicos agresivos.

Minería viral contra el grifo chino

El funcionamiento es pura eficiencia. Los científicos han puesto dos "ganchos" en la piel del virus: uno que atrapa el metal cuando el agua está fría y otro que hace que lo suelte cuando se calienta. Así de fácil. Además, como son organismos biológicos, se pueden cultivar por millones en tanques con un coste ridículo y usarlos una y otra vez. Es una alternativa mucho más barata y limpia que los baños de ácido que se usan ahora mismo en la industria.

Esta técnica llega en el mejor momento. China controla casi todo el mercado mundial de estos materiales, imprescindibles para móviles y baterías. En Occidente celebramos cada vez que encuentran un depósito de minerales raros fuera de Asia o fantaseamos con traer materiales directamente del espacio, pero abrir una mina nueva es lento y lo del espacio, lejano. Este sistema ofrece un atajo real: permite aprovechar los residuos que ya tenemos en casa, convirtiendo un problema de contaminación en una fuente de suministro.

Si esto funciona fuera del laboratorio, la extracción de tierras raras podría cambiar radicalmente. De momento es un experimento, pero apunta a un futuro donde la minería se parezca más a fabricar cerveza que a picar piedra. Estos "virus de diseño" podrían convertir el agua tóxica de las minas abandonadas en un recurso vital, dándonos una oportunidad de fabricar chips sin temblar cada vez que Pekín amenaza con cerrar el grifo.

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