Han cazado a unos chimpancés haciendo algo muy humano: compartir alcohol
Investigadores documentan cómo estos primates comparten frutas fermentadas con hasta 0,61% de alcohol durante eventos sociales, revelando similitudes con nuestro comportamiento

Creíamos que las reuniones sociales con bebidas alcohólicas eran exclusivamente humanas, pero un nuevo descubrimiento pone en cuestión esta idea. Un equipo de investigadores ha documentado cómo los chimpancés salvajes del Parque Nacional Cantanhez comparten frutas fermentadas durante sus encuentros sociales, mostrando un comportamiento sorprendentemente similar al nuestro y haciendo del consumo de alcohol un acto social.
Tal y como ha revelado el estudio publicado en Current Biology, estos primates consumen regularmente frutos del árbol del pan africano que, tras caer al suelo y fermentar, contienen hasta un 0,61% de alcohol por volumen. No es una cantidad despreciable para el metabolismo de estos animales y parece tener efectos apreciables en su comportamiento social.
Un descubrimiento que ilumina nuestro pasado evolutivo
Las cámaras con sensores de movimiento registraron diez episodios distintos en los que grupos de hasta 17 individuos se reunían expresamente para consumir estas frutas. Lo más llamativo es que participaban tanto adultos como crías en lo que claramente constituye una actividad social establecida entre estos primates.
Uno de los vídeos documentados muestra a una hembra adulta compartiendo una fruta con 0,14% de alcohol con su cría. La madre primero muerde el fruto e intenta partirlo usando tanto manos como pies antes de ceder un trozo a la cría, evidenciando un reparto deliberado y no casual.
El equipo científico empleó alcoholímetros portátiles in situ para analizar el contenido etílico. Del total de 28 frutas examinadas, el 86% contenía niveles detectables de etanol, lo que confirma que los chimpancés buscan activamente este recurso y no lo consumen por mera casualidad.
Los investigadores sugieren que el alcohol funciona como un "lubricante social" también entre estos primates, reduciendo tensiones y facilitando la socialización grupal. Este hallazgo tiene paralelismos con otros estudios sobre consumo de sustancias en animales que muestran comportamientos similares a los humanos.
Si bien estudios anteriores habían observado consumos esporádicos de savia fermentada, esta es la primera vez que se registra un patrón establecido de consumo compartido, incluyendo a crías aunque en dosis mínimas. Los primates además utilizan herramientas como piedras para abrir estos frutos, mostrando otra similitud con nuestras capacidades.
La implicación más interesante es evolutiva: nuestra capacidad para metabolizar el alcohol podría ser mucho más antigua de lo que pensábamos, remontándose al ancestro común de humanos y grandes simios africanos. Esta investigación complementa otros hallazgos recientes sobre comportamientos de miedo hacia los humanos o cambios conductuales en zoológicos que revelan las complejas capacidades de nuestros parientes evolutivos.
Este tipo de estudios sigue ampliando nuestra comprensión de las capacidades cognitivas compartidas con otras especies, como también demuestran investigaciones sobre la comunicación de las ballenas o incluso los rasgos psicológicos de nuestros gatos domésticos, y nos invitan a reconsiderar nuestra singularidad como especie.