Hay una luna en Saturno que lo está cambiando todo: lo que sabíamos sobre ella podría ser falso
El interior de Titán no es un mar fluido, sino una capa de hielo "fangoso" que disipa energía como la miel, un hallazgo que dinamita las teorías de habitabilidad en la luna de Saturno
A la teoría del océano subterráneo de Titán le han dado un hachazo definitivo. Un reanálisis de la geodesia de la mayor luna de Saturno publicado en Nature contradice el modelo de océano profundo propuesto en 2008. Al revisar las trayectorias de la sonda Cassini, los científicos concluyen que el satélite tarda 15 horas más de la cuenta en deformarse, lo que descarta un mar fluido.
Este giro de guion obliga a repensar la habitabilidad de un mundo que mantiene lagos de metano a −183 ºC. Mientras que en Encélado hay indicios de vida en sus océanos, Titán parece ser un bloque mucho más compacto y geológicamente perezoso. Esta estructura condiciona a la misión Dragonfly, que en 2028 volará sobre un terreno mucho más denso y estático.
El fin del modelo de agua líquida global
Al existir ese desfase horario en la disipación de energía respecto al tirón gravitatorio de Saturno, se concluye que, si algo es Titán, es una especie de "granizado" cósmico. Si hubiera un océano fluido bajo la corteza, la flexión sería inmediata y mucho más elástica. Sin embargo, la resistencia detectada es similar a la de la miel, impidiendo que la estructura helada se mueva con soltura.
La realidad técnica es que el calor interno de la luna no basta para derretir el hielo globalmente. Este sistema planetario es cada vez más inestable, algo que también se refleja en la desintegración progresiva de los anillos de Saturno. En Titán, la ausencia de un flujo líquido masivo hace que los nutrientes queden bloqueados en pasadizos de hielo, sin capacidad de circular por el satélite.
Bajo la corteza no hay una "Tierra 2.0", sino un conglomerado viscoso de compuestos químicos con muy poco dinamismo térmico. Este batiburrillo conservaría burbujas de agua dulce residual, que concentrarían la química necesaria para sostener microorganismos en condiciones de aislamiento total. El nuevo modelo obliga a los astrobiólogos a olvidarse de un mar interconectado y centrarse en estos acuíferos profundos y desconectados entre sí.
La sonda Cassini se desintegró en 2017, pero sus archivos siguen corrigiendo nuestras expectativas sobre el sistema solar. Los datos mandan sobre las hipótesis: Titán es un bloque helado con un corazón pastoso que apenas genera movimiento en sus cimientos. La misión Dragonfly deberá confirmar en la próxima década si este fango helado es estéril o si esconde algún nicho habitable.