La pieza que faltaba para frenar el cambio climático es minúscula: por qué un simple aditivo ha puesto en alerta a la comunidad científica
Ingenieros del MIT descubren que añadir "tris", un compuesto común en cosmética, triplica la eficiencia de la captura de CO2 y reduce su coste a la mitad
Unos ingenieros químicos del MIT han dado con la tecla para abaratar drásticamente la captura de carbono industrial usando un ingrediente que seguramente tienes en casa. La noticia llega desde TechXplore, donde detallan que añadir una sustancia común llamada "tris" a los disolventes actuales multiplica su eficacia y reduce a la mitad la energía necesaria para limpiar el humo de las fábricas.
El hallazgo es sorprendente porque el tris no es un material exótico de última generación, sino un aditivo barato que se usa habitualmente en champús o vacunas. Al mezclarlo con carbonato de potasio, los investigadores han logrado que el líquido capture tres veces más CO2 de lo normal, resolviendo de un plumazo el problema de costes que mantenía esta tecnología estancada.
Un "milagro" químico a baja temperatura
El gran muro de la captura de carbono siempre ha sido el calor. Para separar el gas capturado y reutilizar el filtro, hasta ahora hacía falta calentar los líquidos a más de 120 grados, un gasto energético inasumible. Con este aditivo, el proceso funciona a solo 60 grados, lo que permite usar el calor residual de la propia fábrica o electricidad renovable barata, una ventaja clave frente a otros prototipos que dependen de complejas bombas de vacío para funcionar.
La magia del tris es que actúa como un amortiguador químico. Evita que la solución se vuelva demasiado ácida al "tragar" humo, permitiendo que siga absorbiendo gas durante más tiempo. Lo mejor es que es una solución "drop-in": no hace falta construir instalaciones nuevas, basta con cambiar el líquido de las torres de absorción que ya existen, facilitando su adopción inmediata en la industria.
Esto es vital para sectores difíciles de descarbonizar, como el del cemento. Mientras esperamos a que se estandaricen métodos para fabricar cemento reciclando material mediante electricidad o aparecen alternativas comerciales hechas con agua de mar y magnesio, atrapar las emisiones actuales en la propia chimenea sigue siendo la única barrera de contención realista a corto plazo.
La comunidad científica está entusiasmada porque esto demuestra que la química básica aún guarda ases bajo la manga. Sin embargo, capturar el gas es solo el primer paso; luego hay que guardarlo. Aunque la naturaleza ayuda con soluciones como ciertas algas oceánicas, para las cantidades industriales que generamos seguiremos necesitando una infraestructura de almacenamiento geológico que avanza mucho más despacio que la ciencia de materiales.
A día de hoy, la humanidad solo captura el 0,1% de sus emisiones, una cifra ridícula provocada por el alto precio de la tecnología. Este descubrimiento no va a salvar el planeta por sí solo, pero elimina la excusa económica y técnica que muchas empresas utilizaban para no limpiar sus residuos, haciendo viable una transición que hasta ayer era una ruina contable.