Los barcos vikingos han regresado. Van a surcar los océanos por una causa muy concreta

Un arqueólogo arriesga su vida navegando en réplicas auténticas para desentrañar los secretos del comercio nórdico

Los barcos vikingos han regresado. Van a surcar los océanos por una causa muy concreta
Greer Jarrett navega en una réplica de barco vikingo construida con técnicas tradicionales durante su investigación en aguas noruegas
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

A veces para obtener un resultado científico hay que recurrir a métodos poco ortodoxos. Greer Jarrett, un estudiante de doctorado en arqueología de la universidad de Lund, en suecia, lleva tres años surcando los mares en drakkar vikingos auténticos. Y no lo hace para vivir una aventura emulando a sus antepasados, sino para descubrir algo.

Y ese algo no es otra cosa que comprender cómo funcionaban las redes comerciales vikingas. Tal y como podemos leer en Popular Science, Jarrett tiene la teoría de que los vikingos operaban un sistema de puertos descentralizados, que funcionaban como una red de refugios costeros. Utilizaban pequeñas islas y penínsulas como puntos de parada, creando una infraestructura portuaria que ha pasado desapercibida durante siglos.

La aventura y el peligro al servicio de la arqueología

Las embarcaciones que Jarrett ha ido usando a lo largo de estos tres años son réplicas construidas con técnicas tradicionales, las mismas que usaban sus ancestros: tablones superpuestos unidos con clavos de hierro forjado, nada de motor, nada de brújulas o GPS. En definitiva, nada que no existiese hace mil años.

Durante las expediciones con estos barcos el arqueólogo ha podido experimentar de primera mano el peligro con el que convivían los vikingos: vientos que bajan de los glaciares, fiordos estrechos donde las corrientes cambian sin previo aviso, temperaturas que pueden congelar las manos en minutos... y, sin embargo, cada contratiempo le enseñaba algo sobre cómo lo hacían hace diez siglos.

Igual que otros descubrimientos arqueológicos recientes, el trabajo de Jarrett combina experiencia práctica con reconstrucciones digitales del paisaje vikingo. Ha identificado cuatro sitios costeros donde planea futuras excavaciones, buscando muelles antiguos, objetos de comercio local y estructuras portuarias que confirmen sus teorías.

El arqueólogo ha descubierto que los vikingos navegaban usando "mapas mentales" basados en mitos y referencias geográficas. Las leyendas que se transmitían de manera oral de padres a hijos no eran simples historias: eran también marcadores náuticos que describían corrientes, vientos y puntos de referencia.

Jarrett también ha descubierto que los vikingos comerciaban en pequeñas comunidades costeras además de en grandes centros urbanos. Establecían relaciones comerciales que creaban una red descentralizada que llegaban hasta el ártico, con lo que existía una conexión entre los escandinavos y las poblaciones situadas más al norte.

Los hallazgos de Jarrett, de confirmarse, serían tan sorprendentes como el objeto de 45.000 años que parecía venir del futuro. Y si algo demuestra su investigación experimental, es que a veces las mejores respuestas sobre el pasado se obtienen reviviéndolo. Además de sus travesías, el científico entrevista a pescadores modernos, cuyos conocimientos sobre corrientes y vientos se remontan a cientos de años de tradición.

Las próximas excavaciones del arqueólogo, de confirmar la existencia de esa red portuaria descentralizada, cambiaría nuestra comprensión sobre la expansión vikinga de la Edad Media. Mientras tanto, Jarrett seguirá navegando por esos mares traicioneros, porque algunas preguntas sólo pueden responderse intentando vivir lo mismo que quienes lo hicieron antes que uno.

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