Se resuelve un problema que existe desde el primer astronauta: acaban de encontrar vida capaz de resistir en el espacio, y siempre estuvo en la Tierra
Después de nueve meses expuesta al vacío del espacio, más del 80% de los ejemplares de esta especia regresaron a la Tierra con capacidad para reproducirse, desafiando mucho de lo que sabiamos sobre la vida fuera de la tierra
La NASA tiene finalmente respuesta a una pregunta que ha perseguido a los científicos espaciales desde los primeros días de la exploración orbital: ¿qué formas de vida terrestres pueden sobrevivir en el vacío del espacio? La respuesta, según un estudio publicado en iScience, nace de unas estructuras reproductivas que, sorprendentemente, han demostrado una resiliencia extremadamente poco común en organismos pluricelulares.
La investigación, dirigida por Tomomichi Fujita, de la Universidad de Hokkaido, expuso muestras biológicas al entorno espacial durante 283 días fuera de la Estación Espacial Internacional (sí, pegadas a la "carrocería" de la nave, completamente expuestas a las condiciones del espacio exterior), los resultados, aun viviendo en una era en la que cada día se descubre algo más impactante que lo desvelado el día anterior, han dejado con la boca abierta a la comunidad científica, y a mí también.
Pero ¿cómo puede ser posible esto?
"La mayoría de los organismos vivos, incluidos los humanos, no pueden sobrevivir ni siquiera brevemente en el vacío del espacio", explica el autor principal del estudio, "sin embargo, estas estructuras reproductivas conservaron su vitalidad después de nueve meses de exposición directa. Esto proporciona una evidencia sorprendente de que la vida que ha evolucionado en la Tierra posee, a nivel celular, mecanismos intrínsecos para soportar las condiciones del espacio".
La investigación comenzó cuando Fujita se preguntó si ciertos organismos conocidos por prosperar en ambientes extremos en la Tierra podrían resistir también las condiciones del espacio, el equipo comparó la supervivencia de tres formas diferentes de un mismo organismo: formas juveniles, células especializadas y estructuras reproductivas encapsuladas.
"Anticipamos que las tensiones combinadas del espacio, incluido el vacío, la radiación cósmica, las fluctuaciones extremas de temperatura y la microgravedad, causarían daños mucho mayores que cualquier tensión individual por sí sola", dice Fujita.
Los resultados mostraron que la radiación UV era el factor más dañino, puesto que las formas juveniles murieron bajo exposición severa, mientras que las células especializadas se desempeñaron un poco mejor, sin embargo, las esporas dentro de sus cápsulas protectoras mostraron una tolerancia a los UV aproximadamente 1,000 veces mayor.
Estas estructuras también permanecieron viables después de soportar -196°C durante más de una semana y después de pasar un mes a 55°C, los investigadores creen que la cubierta protectora alrededor de cada unidad reproductiva la protege absorbiendo la radiación UV y creando protección tanto física como química.

Los organismos demostraron su viabilidad al regresar a la tierra
En marzo de 2022, cientos de estas muestras viajaron a la ISS a bordo de la nave espacial Cygnus NG-17. Los astronautas montaron las muestras en el exterior de la estación, exponiéndolas al espacio abierto durante un total de 283 días, las muestras regresaron a la Tierra en enero de 2023 para su examen.
"Esperábamos una supervivencia casi cero, pero el resultado fue lo contrario: la mayoría sobrevivió", confiesa Fujita. "Genuinamente, nos sorprendió la durabilidad de estas pequeñas células".
La respuesta
La forma de vida que protagoniza esta historia resulta ser la espora de Physcomitrium patens, un tipo de musgo común en nuestro planeta, Fujita explica que más del 80% de los organismos sobrevivieron a todo el viaje espacial, y el 89% de esos supervivientes germinaron una vez que de vuelta en el laboratorio.

Las esporas, germinadas ya en la tierra. Cred: Dr. Chang-hyun Maeng y Maika Kobayashi,
Las pruebas sobre los niveles de clorofila mostraron lecturas normales para casi todos los pigmentos, excepto por una disminución del 20% en la clorofila A, un compuesto fotosensible, aunque esto no pareció afectar la salud de las esporas.
Los investigadores sugieren que esta adaptación probablemente ayudó a las briofitas primitivas, el grupo de plantas al que pertenecen los musgos, a pasar de hábitats acuáticos a la tierra hace unos 500 millones de años y a sobrevivir a múltiples eventos de extinción masiva a lo largo de la historia de la Tierra.
Parece sencillo pensar que descubrir que una forma de musgo puede sobrevivir en el espacio es algo inconsecuente, pero Fujita no está de acuerdo con esta noción, él cree que este puede ser el primer paso real hacia la "agricultura espacial": "En última instancia, esperamos que este trabajo abra una nueva frontera hacia la construcción de ecosistemas en entornos extraterrestres como la Luna y Marte", explica el autor, "espero que nuestra investigación sirva como punto de partida para desarrollar agricultura en el espacio utilizando las formas de vida más resistentes que nuestro planeta ha producido".