Un nuevo estudio determina que tres noches durmiendo mal son suficientes para hacer sufrir a tu corazón
Incluso dormir pocas horas durante un fin de semana puede tener consecuencias cardiovasculares inmediatas

Todos hemos tenido esas noches en las que damos vueltas en la cama sin conseguir descansar, o esos fines de semana en los que nos quedamos hasta altas horas viendo series. Pues bien, parece que tres noches de mal sueño ya bastan para dañar tu corazón. Un nuevo estudio ha demostrado que la falta de descanso tiene efectos casi inmediatos sobre nuestra salud cardiovascular, mucho antes de lo que creíamos posible.
El trabajo, que ha recogido The Conversation, ha puesto el foco en algo que muchos considerábamos inofensivo: trasnochar unos días. Resulta que tu corazón no necesita semanas para empezar a protestar y los primeros signos de alarma aparecen antes de lo esperado.
No hace falta ser insomne para que tu corazón se resienta
El estudio analizó a personas que dormían menos de seis horas durante tres noches seguidas (algo que nos suena a todos, ¿verdad?). Los cambios en presión arterial y ritmo cardíaco aparecían en menos de 72 horas, mucho antes de lo que esperábamos. Vamos, que el corazón empezaba a protestar casi inmediatamente.
Una de las cosas más llamativas que encontraron es que el corazón perdía su capacidad de adaptarse cuando la gente no dormía bien. Esto es importante porque un corazón sano debe ser capaz de acelerar y frenar según las circunstancias, y cuando pierde esa flexibilidad es señal de que algo no va bien.
Lo más inquietante es que da igual tu edad o lo en forma que estés: jóvenes, mayores, deportistas o sedentarios, todos mostraban el mismo patrón. Tu corazón va a sufrir las consecuencias de no dormir lo suficiente durante un fin de semana.
Además, la falta de sueño disparaba los niveles de cortisol, esa hormona que se libera cuando estamos estresados. El estrés de no dormir puede dañar tus arterias en cuestión de días, un proceso que normalmente asociamos con situaciones prolongadas pero que, aparentemente, también puede desencadenarse por unas cuantas noches en vela.
Todo esto cobra más sentido cuando sabemos que el corazón podría tener un poder oculto: la capacidad para autocurarse. Sin sueño reparador, esa regeneración natural se va al traste, así que cada noche que perdemos estamos saboteando esos procesos de reparación. Otro detalle que no esperábamos: la recuperación no es instantánea. Aunque los participantes volvieran a dormir sus horas normales, el daño al corazón seguía ahí varios días después. Es decir, no vale eso de "ya dormiré el lunes para compensar".
En una época en la que la medicina hace virguerías como implantar el corazón de un cerdo y que el paciente sobreviva, parece paradójico que algo tan sencillo como dormir mal tres días pueda ser tan dañino. Mientras desarrollamos tratamientos revolucionarios, cuidar el corazón puede ser tan simple como dormir bien.
Al final, el mensaje es bastante claro: esas siete u ocho horas de sueño no son negociables si queremos mantener nuestro corazón en forma. Y no, recuperar el sueño perdido el fin de semana siguiente no sirve para arreglar el estropicio.