Este conocida marca ha dejado de fabricar teles para hacer mascarillas y ahora están desbordados
Durante el coronavirus todo ha cambiado. Muchos negocios han cambiado y muchos otras compañías han tenido que pivotar desde sus actividades habituales para sobrevivir. Es el caso de Sharp, por ejemplo, una de las tecnológicas japonesas mas míticas con más de 100 años a sus espaldas. Hace un mes se anunció que usarían una de sus fábricas donde habitualmente se fabrican y montan pantallas LCD para fabricar mascarillas quirúrgicas para responder a la gran demanda mundial.
Según el anuncio original, se comenzaría fabricando 150 000 máscaras de forma diaria y se llegaría eventualmente a 500 000 cada día, vendiendo cada caja de 50 mascarillas a un precio de unos 28 dólares.
Pero la avalancha provocada por la compra de mascarillas ha producido estragos en los servicios online de la marca de Foxconn. Ni la página web ni los servicios del Internet de las Cosas han estado funcionando correctamente desde hace días. La demanda tan grande producida por la falta de mascarilla hundió completo los servidores de Sharp, en efecto. Tanto los dispositivos Sharp IoT, como los aires acondicionados que se conectan a Internet están teniendo problemas para conectarse a la red.
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El problema podría deberse, según la compañía, a que la avalancha de compras en la tienda online se produjo en el mismo servidor que gestiona el Internet de las Cosas de la compañía.
El coronavirus está afectando al Internet de forma mundial
No es la primera vez que el coronavirus causa este tipo de daños a infraestructuras de telecomunicaciones. Debido a la alta cantidad de gente que está confinada en sus hogares, los servicios de Internet se han abrumados ante tanta demanda. En algunas zonas el Internet ha funcionado más lento de lo habitual y por ello se ha pedido a la población a tener responsabilidad a la hora de usar Internet.
Incluso Netflix, Amazon, YouTube y otros servicios online han cambiado por defecto a la calidad más baja en sus servicios de streaming de contenido para ayudar a no saturar las redes.
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Pero que las redes están funcionando al máximo durante el tiempo que dure el coronavirus es algo positivo a largo tiempo, puesto que las compañías se verán obligadas a mejorar y actualizar las infraestructuras. Y una vez baje la demanda --cuando ya no exista riesgo de COVID-19 y podamos salir a la calle-- disfrutaremos de unos mejores y más modernos servicios de red.
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