La prueba definitiva del móvil tríptico: 150.000 pliegues después, el Samsung sigue funcionando... aunque ya no se cierra igual
El Samsung Galaxy Z TriFold supera los 160.000 pliegues en un test de fatiga, demostrando que el panel aguanta el maltrato pero los engranajes de la bisagra flaquean mucho antes de tiempo
Un canal coreano lleva más de una semana sometiendo al Samsung Galaxy Z TriFold a un test de más de 150.000 pliegues. El experimento busca verificar si la compleja ingeniería de Samsung soporta el uso real o si se queda en papel mojado. Aunque el panel resiste, la mecánica interna ha empezado a degradarse, perdiendo rigidez y emitiendo chasquidos preocupantes.
La información recogida por Android Authority detalla que el terminal ya ha superado los 160.000 ciclos en su noveno día de directo. La jugada aquí es poner a prueba un dispositivo de primera generación que estrena un sistema de doble bisagra. Samsung asegura que es fiable, pero el test sugiere que la mecánica sufre una fatiga prematura evidente.
Crujidos estructurales antes de alcanzar el objetivo
Resulta inquietante que el terminal empezara a emitir ruidos de fricción al llegar a los 60.000 movimientos. Esta degradación sonora es el primer aviso de un desgaste interno que podría traducirse en una sensación de fragilidad para el usuario. Samsung certifica la durabilidad del panel, pero de las piezas móviles es verdad que nunca dijo nada.
Si analizamos los datos, la resistencia de las bisagras se volvió casi inexistente al rozar los 145.000 ciclos de apertura. En ese punto, el teléfono ya no conserva su forma con firmeza, lo que dificulta usar la pantalla de 10 pulgadas en ángulos de apoyo. Es una diferencia notable respecto al Galaxy Z Fold 7, que cuenta con una arquitectura mucho más madura.
El panel interno ha demostrado ser la pieza más dura del conjunto al superar las 160.000 aperturas sin mostrar píxeles muertos. Samsung promete que este componente aguanta 200.000 ciclos, lo que permitiría desplegar el equipo cien veces al día durante un lustro. Sin embargo, la ausencia de polvo en el estudio ha beneficiado injustamente a la bisagra, que en el mundo real se enfrentaría a la suciedad del bolsillo. De todas formas, hay voces que opinan que Samsung ha hecho algo importante con este terminal.
Este desplome de la rigidez mecánica empaña la supervivencia del panel, que sigue encendido pero alojado en un chasis que ya no cierra igual. El test deja claro que, en hardware experimental, la fiabilidad depende de unos engranajes que empiezan a agonizar mucho antes de lo que dice el folleto del fabricante.