Análisis Samsung Galaxy S25: el pequeño gran teléfono de la marca tiene mucho que decir

Siempre me han gustado los teléfonos pequeños, pero la potencia desbordante de este terminal de Samsung hace que su interior sea muy grande

Análisis Samsung Galaxy S25: el pequeño gran teléfono de la marca tiene mucho que decir
Estéticamente Samsung ya ha dado con la clave y parece que no se va a mover mucho
Publicado en Samsung

Tras varios meses conviviendo con el Samsung Galaxy S25, he podido descubrir cómo esta nueva apuesta de la marca surcoreana redefine lo que esperamos de un smartphone "compacto". En un mercado donde parece que solo los modelos Ultra merecen atención, este dispositivo ha sabido ganarse un hueco en mi día a día. Debo reconocer que yo prefiero teléfonos con pantallas más pequeñas, sobre todo para tener un mejor manejo de los mismos, por lo que este pequeñín estaba en mi punto de mira si subía de nivel. Uso el teléfono durante horas al cabo del día, y los smartphones más pesados acaban cansando mis muñecas.

Las primeras impresiones pueden ser engañosas, pero lo que empezó con un muy buen sabor de boca se ha convertido en que he acabado cogiéndole mucho cariño al uso del S25. En este sentido, ha mejorado las expectativas que le planteaba y el resultado ha sido muy bueno. En buena medida, gracias a su sistema operativo y su potente hardware.

+ Pros

  • Pantalla Brillante
  • Buena cámara principal
  • Funciona como un tiro
  • Hardware muy potente
  • Autonomía buena

- Contras

  • Se echa en falta más innovación en algunos aspectos
  • Aunque con autonomía buena, la batería es pequeñita
90Sobre 100

A lo largo de este análisis, compartiré mi experiencia real con este dispositivo: sus aciertos, sus carencias y, sobre todo, cómo se comporta cuando la novedad pasa y queda lo importante. ¿Merece la inversión frente a alternativas más económicas o más ambiciosas? Vamos a ver si la innovación contenida de Samsung puede con todo como en los años anteriores.

Ficha técnica con características

Samsung Galaxy S25
Características
Dimensiones146,9 x 70,5 x 7,2 mm
162 gramos
Pantalla6,2 Pulgadas Dynamic AMOLED 2X, Full HD+ (2.340 x 1.080 píxeles), LTPO 1-120 hercios, Corning Gorilla Glass Victus 2, HDR10+
ProcesadorQualcomm Snapdragon 8 Elite for Galaxy
RAM12 GB
Sistema operativoOne UI 7.0 basado en Android 15
Almacenamiento256 GB/512 GB/1 TB
CámarasTrasera:
50 Mpx ƒ/1.8 principal, zoom óptico 2X y OIS (estabilización óptica de imagen)
12 Mpx ƒ/2.4 ultra gran angular
10 Mpx teleobjetivo, zoom óptico 3X
Frontal:
12 Mpx ƒ/2.2
Batería4.000 mAh
Carga rápida por cable de 25 W
Carga inalámbrica de 15 W
OtrosLector de huellas en pantalla, protección IP68, altavoces estéreo duales, USB-C 2.0
Conectividad5G SA/NSA, Dual SIM, Wi-Fi 7, Bluetooth 5.4, NFC, A-GPS, GLONASS, BeiDou, Galileo, QZSS, UWB(Ultra Wide Band)

Dónde comprar el Samsung Galaxy S25

Podemos comprar el Samsung Galaxy S25 en la página oficial de Samsung a partir de 909 euros. Así, se encuentra dentro del segmento más barato de los Galaxy S, lo que significa que tenemos un hardware tope de gama a un precio más contenido.

Samsung Galaxy S25

En Amazon lo podemos encontrar por 909 euros también, por lo que está al mismo precio que está en la página oficial de la marca.

Pantalla y diseño

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La pantalla cumple con todo lo que cabe esperar de este terminal

Lo primero que llama la atención de su diseño está en que ahora el teléfono es un poquito más cuadrado. Mientras el Samsung Galaxy S25 Ultra se ha refinado para ser un poco más redondeado, los S25 han llevado el camino contrario y ahora ofrecen formas más rectas. Este cambio, aunque sutil, se nota inmediatamente al tomarlo en mano. Los bordes más rectos le dan un aire diferente que, personalmente, me ha parecido un acierto. Después de usarlo durante un mes, puedo decir que este diseño más angular no solo es estético, sino que también mejora el agarre en situaciones cotidianas como ver un vídeo en horizontal o simplemente sacarlo del bolsillo.

El teléfono está fenomenal estéticamente, tiene un acabado premium que le sienta de fábula y no pesa absolutamente nada. Aunque eso puede pasar alguna mala jugada, ya que se cae del bolsillo solo de lo ligero que es. En solo 162 gramos, Samsung ha conseguido concentrar una cantidad impresionante de tecnología sin que el dispositivo conservando un dispositivo alucinante de lo ligero que es. El acabado de la parte trasera en mi versión no solo es bonito a la vista, sino que no se me ha resbalado en absoluto. Todo lo contrario en otras generaciones, donde se deslizaba bastante entre los dedos, sobre todo si la mano es generalmente grasa.

Los botones están bien puestos, con todos en el lado derecho y la parte baja reservada al puerto USB-C y la bandeja para la SIM.

La pantalla funciona muy bien, al tener un panel AMOLED LTPO con 2.600 nits de brillo pico y 120 Hz de refresco. En uso diario, esto se traduce en una experiencia visual excepcional, especialmente en exteriores donde muchos móviles sufren con la luz directa del sol. He usado el S25 en días particularmente luminosos y la visibilidad ha sido siempre excelente, sin necesidad de buscar sombra para consultar mensajes o tomar fotos. La tecnología LTPO permite además que la tasa de refresco se adapte automáticamente según el contenido, bajando hasta 1 Hz cuando mostramos contenido estático, jugada que nos ayuda a ahorrar consumo de batería.

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Samsung conoce la fórmula del diseño para el pequeño de la gama

A mí la pantalla me ha encantado, sirve perfectamente para ver series, películas o disfrutar de los juegos, algo a lo que ayuda la excelente potencia de su procesador. La reproducción de color es simplemente espectacular, con unos negros y un contraste genial junto con unos colores vibrantes pero naturales.

Tiene un sensor de huellas debajo de la pantalla que es muy rápido a la hora de pillar nuestra huella, y el notch de la parte superior guarda la cámara frontal que nos permite también usar el desbloqueo facial. El sensor de huellas ultrasónico representa una mejora sustancial respecto a generaciones anteriores, con un reconocimiento casi instantáneo incluso con el dedo ligeramente húmedo o sucio. Personalmente, he acabado confiando tanto en él que apenas uso el desbloqueo facial, que también funciona correctamente pero no es tan instantáneo, sobre todo en momentos de baja luminosidad. El pequeño orificio para la cámara frontal apenas resta espacio útil a la pantalla y terminas olvidándote de que está ahí después de unos días de uso.

Potencia bruta para que no nos falte de nada

En el loco y acelerado mundo de los smartphones actuales, el hardware ha dejado de ser un simple soporte para convertirse en el auténtico protagonista. Con la tan cacareada irrupción de la inteligencia artificial en nuestros dispositivos, este papel cobra aún más relevancia. Durante años, Samsung ha mantenido una curiosa estrategia de diferenciación: los Galaxy S "a secas" siempre han estado un escalón por debajo de sus hermanos Ultra en términos de músculo bruto. Pero este 2025 todo ha cambiado. Por primera vez, el Galaxy S25 comparte el mismo corazón tecnológico que su hermano mayor, democratizando la potencia y difuminando las fronteras entre ambos modelos. Una decisión que, tras meses usando el dispositivo, puedo afirmar que ha sido todo un acierto, porque me ha encantado. El S25 ha dejado de ser el "pequeño" de la gama, para ser el terminal con la pantalla más pequeña para aquellos que preferimos diagonales menores para un uso más accesible en el día a día.

Bajo el precio aparato estético del S25 late el impresionante Snapdragon 8 Elite, aunque no uno cualquiera como cabría pensar. Samsung ha trabajado mano a mano con Qualcomm para crear una versión especialmente modificada para sus Galaxy que eleva aún más el listón de lo que puede ofrecer el procesador. Esta bestia cuenta con seis núcleos Qualcomm Oryon Gen 2 de rendimiento que funcionan a 3,5 GHz y, después, dos núcleos adicionales de pura potencia que alcanzan los 4,5 GHz.

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El Galaxy S25 no es solo estética, también es una gran potencia

Esta configuración lo posiciona como el chip ARM más poderoso del mercado actual, aunque ahora otras marcas están sacando sus propias versiones. Y es que la diferencia con el modelo estándar está clara: Samsung ha aplicado un pequeño overclock que ofrece 100 MHz adicionales de potencia. Aunque sobre el papel pueda parecer poco, ya sirve para desmarcar a los teléfonos de esta marca frente a los de la competencia.

En el apartado gráfico, el S25 no se queda atrás con su GPU Adreno 830. Después de probar los títulos más exigentes del momento, está claro que este chip gráfico es capaz de mover absolutamente cualquier videojuego con una soltura pasmosa. El soporte para ray-tracing en móviles ya no es una promesa de futuro, sino una realidad tan cierta como lo que nos encontramos en sus versiones de PC. He podido disfrutar en títulos como Genshin Impact o Diablo Immortal. El gaming en PC y consolas puede tener miedo de las bestias que va a traer ARM, ya que cada vez se ve todo más realista, con mejor iluminación y unos efectos absolutamente locos.

Como no podía ser de otra manera en plena era de la IA, Samsung ha puesto especial énfasis en el procesamiento neuronal. El S25 integra una NPU Hexagon que representa un salto generacional mucho mayor que el del chip del año pasado: es un 45% más eficiente. Durante estos meses, he notado cómo las funciones de IA que antes podían tardar segundos ahora se ejecutan de forma instantánea y utilizando la potencia del móvil, no solo derivando el uso hacia la nube. La transcripción de voz, las traducciones en tiempo real o los filtros inteligentes para fotografía responden con una velocidad que roza lo mágico, como, por ejemplo, borrar a personas en una fotografía.

El conjunto se completa con 12 GB de memoria RAM DDR5X, y 128 GB de almacenamiento UFS 4.0. Esta combinación ofrece unas velocidades de lectura y escritura lo suficientemente altas como para ofrecer una experiencia que va como la seda en prácticamente cualquier condición a la que le sometamos. El usuario final medio no necesitará nada más durante años y años. Las aplicaciones se abren a toda velocidad, la transferencia de archivos también.

En definitiva, el Galaxy S25 es una auténtica joyita tecnológica que merece mucho la pena gracias a un hardware tan potente como veloz. Lo más sorprendente es que toda esta potencia bruta no viene a costa de la autonomía, pues Samsung ha conseguido un equilibrio envidiable entre rendimiento y eficiencia energética. Vamos a verlo en uno de los apartados más candentes como suele ser la autonomía de los terminales.

Batería que rinde muy bien

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Podremos sobrevivir un día con el teléfono rindiendo holgadamente

El Samsung Galaxy S25 llega con una batería de solamente 4.000 mAh, una cifra que, siendo sinceros, se queda bastante corta para los estándares actuales del mercado. Mientras vemos competidores que superan holgadamente los 5.000 mAh y hacen de estándar los 6.000 mAh en formatos similares, Samsung sigue apostando por esta capacidad más contenida. Además, la compañía sigue confiando en la tecnología de iones de litio tradicional, sin atreverse a dar el salto a las nuevas químicas de baterías que ya empiezan a verse en otros fabricantes. Es una apuesta conservadora que puede entenderse desde la fiabilidad, pero que deja cierto sabor agridulce en un terminal de esta categoría.

Sin embargo, tras varios meses de uso, tengo que reconocer que a nivel de autonomía funciona notablemente mejor que su predecesor. El S25 llega perfectamente al final del día, incluso con un uso bastante intensivo, algo que me ha sorprendido gratamente. En mis jornadas típicas, con bastante uso de redes sociales, navegación, algo de fotografía y un par de horas de streaming, suelo acabar el día con alrededor del 15-20% de batería. Este comportamiento tiene como punto fundamental la eficiencia energética del Snapdragon 8 Elite, que ha demostrado ser mucho más comedido en el consumo que generaciones anteriores. Aun así, en días especialmente exigentes, echo en falta ese poquito más de capacidad que me daría total tranquilidad.

Donde realmente Samsung sigue quedándose atrás es en la velocidad de carga. Los 25 W con cable y 15 W en carga inalámbrica resultan, a estas alturas, difíciles de justificar. Estos valores se traducen en tiempos de carga que rondan la hora y cuarto para pasar del 0% al 100%, cuando la competencia ya ofrece cargas completas en menos de una hora sin problemas. Durante mis pruebas, una carga de 30 minutos apenas alcanzaba el 55% de la batería, lo que resulta problemático en esos momentos en que necesitas una recarga rápida antes de salir. Se echa en falta un terminal que ofrezca una potencia más contundente en este aspecto, sobre todo considerando su posicionamiento premium.

Samsung parece reacia a aumentar la potencia de carga, y parece que su enfoque prioriza la longevidad de las baterías frente a la velocidad, lo cual, por otro lado, es una buena decisión. Y aunque esto pueda tener sentido desde el punto de vista de la durabilidad (mis Galaxy anteriores han mantenido buena salud de batería durante años), está haciendo que la marca se quede rezagada en un aspecto que los usuarios valoran cada vez más.

OneUI y la IA, dos aliados inseparables de fatigas

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El brief matutino es una función muy útil si sabemos sacarle partido

La verdad es que OneUI 7 es una auténtica maravilla. Se ve bien, se maneja bien y tiene su propia personalidad que le distancia de Android sin perder cosas en el camino, sino añadiéndolas. Después de varios meses usando el S25 a diario, puedo decir que Samsung ha conseguido encontrar un equilibrio perfecto entre funcionalidad y estética. Los menús están bien organizados, los gestos funcionan de manera intuitiva, y la personalización es tan profunda como quieras hacerla. Así, OneUI 7 aporta mucho en un trasfondo que me gusta mucho y que le sienta bien. Usar un Samsung, es utilizar algo único.

Pero donde está la potencia real es en el uso de su sistema operativo para potenciar la IA. Por ejemplo, con los brief en los que nos hará un resumen de las cosas que tenemos pendientes a lo largo del día. Es algo muy útil, sobre todo si le damos un uso real relacionándonos con el ecosistema de Samsung y ofreciéndole estos datos de nuestro día a día. Por ejemplo, si tenemos un viaje, nuestras tareas del día, etcétera. He acabado confiando en esta función mucho más de lo que esperaba al principio, porque la verdad es que me simplificaba la vida. Al levantarme tenía mi resumen diario y sabía que es lo que tenía que hacer mientras desayunaba.

A esto hay que sumarle Gemini y sus nuevas funciones, como Circle To Search. Cuando Google termine de afinar su IA, las funcionalidades pueden ser infinitas. Esta característica, que permite seleccionar cualquier cosa en pantalla dibujando un círculo alrededor y obtener información relevante sobre ella.

En definitiva, el software del S25 representa un paso adelante que me encanta y no es solo un lavado de cara superficial. Samsung ha entendido que el valor está en cómo la tecnología se adapta a nuestras necesidades y no al revés, y eso se nota en cada pequeño rincón de OneUI 7.

Cámara, continuismo y dosis de IA

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La cámara tiene un sabor antiguo

La cámara es lo que hace decantarse a muchos usuarios entre un móvil u otro. No es de extrañar, ya que hoy en día utilizamos el móvil más para hacer fotos que para llamar por teléfono. Si algo marca a este Samsung Galaxy S25 es el continuismo. Después de varios meses usándolo a diario, puedo decir que Samsung ha preferido mantener una fórmula que ya funcionaba en lugar y lo han ido mejorando poquito a poco para dejar un resultado que cumple con creces. Una decisión conservadora, pero que tiene sentido cuando el sistema de cámaras ya ofrecía buenos resultados.

El teléfono hace unas fotografías geniales, tiene una representación del color excelente y funciona muy bien en cualquier momento, incluido con falta de luz. Los retratos también se benefician de una mejora en la separación entre sujeto y fondo, con unos bordes más naturales que en generaciones anteriores, aunque todavía se pueden ver algunos fallos en situaciones complejas, como con pelo muy rizado o en contraluces fuertes.

Tenemos un terminal con una cámara principal de 50 megapíxeles con un sensor bastante grande, y una apertura f/1.8. Esta es sin duda la estrella del conjunto y la que más he usado en mi día a día. La nitidez que ofrece es sobresaliente, especialmente cuando hay buena luz, y el modo de 50 MP completos (que hay que activar manualmente) permite capturar una cantidad de detalle impresionante cuando la escena lo merece.

A este, le acompaña un Ultra gran angular un poco más flojito, con 12 megapíxeles, con una apertura f/2.2. Aunque es perfectamente utilizable, se nota una caída en la calidad respecto a la cámara principal, especialmente en los bordes de la imagen donde aparece cierta distorsión. De día cumple perfectamente, pero en situaciones de poca luz es donde más se nota la diferencia con el sensor principal. Aun así, para fotos de paisajes o interiores donde necesitamos capturar más espacio, hace un trabajo más que competente.

Finalmente un teleobjetivo de 10 megapíxeles y apertura f/2.4 con un zoom óptico de tres aumentos que cumple con lo que ofrece. El zoom 3x es ideal para retratos, permitiendo un encuadre más natural sin tener que acercarse demasiado al sujeto. Donde sí he notado limitaciones es cuando intentamos ir más allá del zoom óptico y entramos en el terreno del zoom digital, donde la calidad cae notablemente a partir del 10x, como suele ocurrir de forma habitual.

Por su parte, la cámara frontal cumple, sin más, está bastante bien, hace las fotos tal y como esperamos. No hay grandes sorpresas aquí: un sensor de 12 megapíxeles que ofrece selfies nítidos y con buen color, aunque en situaciones de alto contraste tiende a sobreexponer un poco el fondo. El modo retrato funciona razonablemente bien, pero ocasionalmente tiene problemas con los bordes del pelo o gafas, algo común en la mayoría de móviles actuales.

En general, la cámara principal cumple de una forma maravillosa, pero el resto pierden un poquito de calidad en relación a esta, algo que, por otro lado, es completamente normal.

Conclusión: la mezcla de un viejo y nuevo mundo

Después de un mes usando a diario el Samsung Galaxy S25, puedo afirmar que estamos ante uno de los lanzamientos más redondos de la marca en los últimos años. Samsung ha conseguido crear un dispositivo que brilla precisamente por su equilibrio: potencia de sobra sin sacrificar autonomía, un tamaño manejable sin renunciar a prestaciones premium, y un ecosistema software que añade valor real al día a día.

No es un teléfono perfecto, claro. La capacidad de batería podría ser mayor y la velocidad de carga sigue siendo uno de sus puntos más débiles frente a competidores que ya cuadruplican sus vatios.

Sin embargo, estas carencias quedan en segundo plano cuando valoras el conjunto. El S25 destaca por ofrecer una experiencia consistente y fiable, algo que se agradece enormemente con el paso del tiempo. Su combinación de hardware potente, software refinado y un diseño que resulta tanto atractivo como funcional lo convierte en una recomendación fácil para quienes buscan un smartphone de gama alta sin necesidad de recurrir a los modelos Ultra.

Este dispositivo ha sido analizado de forma independiente gracias a una cesión por parte de la marca. El artículo contiene enlaces de compra por los que Andro4all podría percibir una comisión. Únete al canal de chollos de Andro4all para enterarte de las mejores ofertas antes que nadie.

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