Análisis Sony BRAVIA 5: la perfección del Mini LED llega a un nuevo nivel
La BRAVIA 5 nos deja un buen sabor de boca dentro del mercado de las Mini LED
Si hay algo que he aprendido tras años peleándome con cajas de cartón gigantes, corchos blancos que acaban esparcidos por todo el salón y manuales de instrucciones que nadie lee, es que el mercado de los televisores es una montaña rusa de expectativas. Hoy en día, todos los televisores se ven bien, es difícil encontrar alguno que no cumpla con las expectativas, pero existe una guerra abierta por ser la primera marca en llegar a X cifra de nits o en conseguir un contraste todavía más infinito. Y luego está Sony. El año pasado probamos la BRAVIA 9, y ahora es turno de su hermana pequeña en su nueva versión que mejora lo que conocíamos.
- Minimalismo puro, funcionalidades únicas
- Lo que de verdad importa, se ve de locos
- Un pequeño problema con los puertos
- Sonido mejorable, como en todos los televisores de hoy en día
- Conclusión
Sony juega en otra liga. No es que sea siempre mejor, tampoco es, ni mucho menos, más barata. Pero su ritmo es diferente. Mientras otros fabricantes inundan el mercado con trescientos modelos que apenas se diferencian en la peana, los japoneses suelen tener una precisión quirúrgica con los modelos que desembarcan en nuestro país. A su ritmo, a su bola, y eso me gusta. Este 2025, su movimiento ha sido el de coger la tecnología Mini LED y tratar de configurar el televisor perfecto para que podamos disfrutar de una tecnología con buenos contrastes y brillos.
+ Pros
- Brillo increíble
- Colores muy conseguidos
- Montaje sencillo y adaptable a tu mueble
- Refinamiento perfecto del Mini LED
- Contras
- Pocos ángulos de visión
- El sonido es mejorable en algunos aspectos típicos de los televisores planos

Llevo casi un mes conviviendo con este televisor. Ha sido el centro de mi salón, testigo de maratones de series en streaming (Pluribus, te miro a ti directamente), tardes de fútbol (No voy a decir de qué equipo soy, pero no lo he disfrutado), sesiones nocturnas de gaming y, por qué no decirlo, de mucha TDT de calidad cuestionable. Lo que vais a leer a continuación trata más de la impresión de un uso en el día a día que de una review ultra-tecnica, lo que quiero es transmitiros mis sensaciones a la hora de analizarla. Es la crónica de lo que pasa cuando metes un televisor de aspiraciones premium en una casa normal y corriente. ¿Será un golpe sobre la mesa para volver a poner las Bravia en el centro del salón de todos los españoles? En su momento fue una gama mítica, y aunque su calidad ahora sigue siendo inmejorable, lleva un tiempo en el ostracismo.
Minimalismo puro, funcionalidades únicas

El diseño cuadriculado vuelve a la parte trasera un año más / Fotografía de Esteban García Marcos
Empecemos por lo primero que entra por los ojos: el diseño. En un mundo donde las pantallas infinitas hacen que sea difícil encontrar diseños originales, lo cierto es que Sony sigue fiel a su filosofía con una idea muy sencilla: un televisor que brilla por ser una ventana al contenido de forma accesible, no un mueble que brille por su propio diseño. A mí esta concepción siempre me ha gustado, y lo que, sobre todo, me ha gustado, es la decena de maneras que tenemos de montar este televisor.
Todos los años monto una decena de teles. Ya es casi mecánico, sé que marca saca el panel por debajo de la caja, sé cuáles se montan de pie y cuáles con el panel tumbado. La Bravia 5 ha sido una sorpresa muy importante en este sentido. Al sacar la BRAVIA 5 de la caja (un proceso que, advierto, requiere de dos personas sí o sí, porque el es un dispositivo bastante grande y transmite densidad y pesadez), la primera impresión es de robustez. No cruje. Si aprietas los marcos, no sientes que el plástico vaya a ceder. De hecho, los biseles metálicos en color negro mate son tan finos que prácticamente desaparecen a una distancia de visionado normal. Es como tener una tele verdaderamente infinita.

El montaje es muy sencillo / Imagen de Esteban García Marcos
Uno de los puntos críticos en televisores de 65 pulgadas o más está en dónde demonios los apoyamos, las casas españolas son pequeñas, y eso siempre dificulta ver dónde podemos meterlas. No todos tenemos mesas de dos metros de largo. Aquí, Sony ha estado profundamente inteligente. Las patas de la BRAVIA 5 son delgadas, metálicas y con forma de cuña ("Underlay Stand"). Lo brillante es que tienen dos posiciones de montaje a lo ancho. La primera, una posición estándar, queda preciosa, muy estilizada, pero necesitas un mueble casi tan ancho como la tele. Y luego, también hay un montaje en el que las patas se mueven hacia el centro, permitiendo colocarla en mesas mucho más pequeñas.
De perfil, la BRAVIA 5 no es una OLED. No nos engañemos. Al albergar un sistema de retroiluminación Mini LED completo, necesita espacio físico. Tiene un grosor uniforme de unos 5-6 centímetros. Personalmente, prefiero esto a las teles que son finas como el papel arriba y tienen una "joroba" gigante abajo con la electrónica, que además pueden llegar a ser un poco más quebradizas. Este diseño uniforme facilita mucho el montaje en pared (es compatible con VESA 300x300), quedando bastante pegada si usas un soporte slim.

El mando tiene un estilo azulado que le sienta bastante bien / Fotografía de Esteban García Marcos
Y ojito, porque trae dos mandos de distancia. Uno minimalista, típico de los mandos de hoy en día, con accesos directos a las aplicaciones de streaming más famosas (y a la de Sony, que además incluye películas gratuitas como 28 días después) mientras que además incorpora otro que es mucho más típico, con sus numeritos de canal y demás. Perfecto para los amantes de la televisión o personas más mayores.
Lo que de verdad importa, se ve de locos

Lo cierto es que se ve increíblemente bien / Fotografía de Esteban García Marcos
Para los menos técnicos: en un televisor LED normal, tienes unas pocas bombillas grandes detrás de la pantalla. En un "Full Array", tienes unas cuantas decenas. En este Mini LED, tenemos miles de LEDs minúsculos agrupados en zonas independientes de las cuáles no tenemos el dato oficial en este televisor en concreto. ¿Para qué sirve esto? Para el contraste. La clave de una buena imagen no es solo cuánto brilla, si no cuán oscuro puede ser el negro que está al lado de ese brillo. Cuantas más zonas de atenuación local, más profundo es el contraste.
Tener muchos Mini LEDs no sirve de nada si el televisor no sabe cómo encenderlos y apagarlos rápido. Si una tele con miles de zonas de atenuación tiene un procesador lento, va a dejar estelas de luz porque no tiene la suficiente capacidad como para gestionar esas zonas. Sony, con decenas de años de experiencia a sus espaldas no incurre en este error, sino que gracias a su sistema XR Backlight Master Drive es, sencillamente, el mejor algoritmo de atenuación local del mercado.
Para testearlo bien necesitamos películas con contraluces muy marcados o directamente texto blanco sobre negro plano (como en unos créditos de una peli). En el caso de esta BRAVIA 5, el resultado es sorprendente. El "blooming" (ese halo de luz nebulosa alrededor de los objetos brillantes) está controladísimo. No ha desaparecido por completo, eso sí, ni va a desaparecer nunca porque no son autoemivisos como en los paneles OLED, pero hay que fijarse mucho y estar en una habitación totalmente a oscuras para notarlo.

Tendremos controles rápidos para adecuar la imagen y el color a lo que buscamos / Fotografía de Esteban García Marcos
Donde brilla, y nunca mejor dicho, es en el brillo. Me encanta cómo gestiona ese brillo. Sony no busca quemarte la retina saturando los colores tiene un mapeo de tonos que resulta agradable a la vista y no se pasa excesivamente. Prioriza que veas el detalle en las nubes brillantes antes que dejarte ciego con un blanco nuclear plano. Los colores, gracias a la tecnología Triluminos Pro, son ricos y naturales. Esto se ve muy bien en películas 4K, donde la piel humana es una textura más que decente, lo mismo que ocurre con vehículos, elementos como el agua o el fuego y demás.
Vivimos en España, y eso significa que, nos guste o no, consumimos mucha TDT (Televisión Digital Terrestre) o streamings de deportes con bitrates lamentables. Aquí es donde el XR Processor justifica cada euro que cuesta la tele.
La función XR Clear Image analiza la señal entrante, detecta que es de bajísima calidad, como por ejemplo de 720p comprimido y hace magia. Reconstruye texturas, limpia el ruido de mosquito alrededor de los logos y suaviza los bordes de sierra. Ver un partido de fútbol o un telediario en La 1 se siente mucho mejor en esta Sony que en competidores que simplemente estiran la imagen. Si ves mucho contenido que no es 4K nativo, Sony sigue sin tener rival en este aspecto.

Era necesario poner el mítico vídeo de YouTube "Landscape 288K Ultramegahd" para poder valorar profundamente qué tal se ve / Fotografía de Esteban García Marcos
Aquí viene la contrapartida del panel VA que monta esta BRAVIA 5. El contraste de frente es espectacular, sí, pero los ángulos de visión son limitados. Si tienes un sofá en forma de L muy amplio y te toca sentarte en el extremo, notarás que los colores se lavan un poco y el blooming se hace más evidente.
En cuanto a los reflejos, el panel tiene un acabado semimate que difumina bien las luces directas, pero no hace milagros. Si tienes un ventanal justo enfrente de la tele, verás el reflejo difuminado. Gracias a su alto brillo, la tele combate bien la luz ambiental, siendo una opción mucho mejor que una OLED para salones muy luminosos.
Un pequeño problema con los puertos

Tenemos que hablar de los puertos / Fotografía de Esteban García Marcos
Aquí tengo que reconocer que es uno de los puntos más negativos. Estamos en 2025. Las consolas de nueva generación llevan años con nosotros, los PC gaming son cada vez más comunes en el salón y los dispositivos externos se multiplican. Quizás es porque yo siempre tengo mil gadgets enchufados, pero en la distribución de puertos de la BRAVIA 5 encuentro una serie de problemas. La distribución de puertos de la BRAVIA 5 es la siguiente:
- 2 x HDMI 2.0 (ancho de banda estándar).
- 2 x HDMI 2.1 (4K a 120Hz, VRR, ALLM).
- 2 x USB (uno de ellos 3.0 para grabación).
- Salida óptica digital.
- Puerto Ethernet (que, incomprensiblemente, sigue siendo 100 Mbps en lugar de Gigabit, aunque el Wi-Fi 6 lo compensa).
El problema está en los dos puertos HDMI 2.1 que son la joya de la corona, uno es el puerto eARC. Esto significa que si tienes una barra de sonido moderna o un sistema de cine en casa, que cada vez más gente tiene, ese puerto queda ocupado. Te queda UN solo puerto para conectar una PS5, una Xbox Series X o un PC de gama alta para jugar a 120Hz.
Si tienes las dos consolas, te toca levantarte y cambiar cables como en los años 90. Es una limitación del chipset MediaTek que Sony lleva arrastrando generaciones y que, en un televisor de este rango de precio (recordemos que roza los 1.399 euros), empieza a ser difícil de justificar frente a competidores como LG o Samsung que ofrecen cuatro puertos completos.
Aun así, jugar es una delicia. Enchufar la PlayStation 5, que la lea al instante y que active el mapeado de tonos para darnos unos colores perfectos, me ha permitido jugar a títulos como God of War Ragnarok o Red Dead Redemption 2 que son una auténtica delicia. En este sentido, 10/10 para Sony con su BRAVIA 5, pese a que el estándar de los dos HDMI 2.1 no me termine de convencer.
Sonido mejorable, como en todos los televisores de hoy en día
Sony le pone mucho cariño a su audio. En la BRAVIA 5 tenemos el sistema Acoustic Multi-Audio. A diferencia de las OLED de la marca (donde la pantalla vibra para producir sonido), aquí no se puede hacer vibrar el panel por la estructura Mini LED. La solución de Sony es colocar dos "tweeters" de posicionamiento de sonido en los marcos laterales, a la altura de las orejas (más o menos), además de los altavoces "X-Balanced" de rango completo en la parte inferior.
La idea es engañar a tu cerebro para que crea que el sonido sale de la boca de los actores. Y funciona... a medias. En diálogos, la claridad es sobresaliente. La nueva función Voice Zoom 3 impulsada por IA es capaz de aislar las voces y subirlas sin subir el ruido de fondo, algo ideal para ver cine por la noche o para personas con problemas auditivos.
Sin embargo, en cuanto a pegada y graves, la física es la física. Es un televisor plano. Las explosiones suenan secas, sin ese retumbar visceral. La música suena decente pero le falta cuerpo. Es lo que hay, en esta y en cualquier tele, la única solución sería volver a las televisiones de "culo". Vas a necesitar una barra de sonido si quieres la experiencia completa.
Conclusión

La Sony BRAVIA 5, es el televisor que demuestra que la tecnología Mini LED ha alcanzado su madurez. Sony ha conseguido empaquetar el rendimiento de sus buques insignia de años anteriores en un chasis más accesible, sin sacrificar esa "magia" de procesamiento de imagen que los hace únicos.
No es perfecta. La falta de los puertos HDMI 2.1 es un punto negro en su expediente que no puedo perdonar del todo, y los ángulos de visión nos recuerdan que no es un OLED ni un panel de gama ultra-alta con filtros X-Wide.
Pero cuando te sientas delante, apagas la luz y pones una buena película, todo eso se olvida. El contraste es soberbio, los colores enamoran por su naturalidad y la sensación de tridimensionalidad de la imagen es fantástica. Es un televisor que respeta el contenido, que hace que lo malo se vea bien y lo bueno se vea increíble.