10 años de cárcel para un estudiante que hackeó tarjetas SIM para robar criptomonedas
Históricamente la tecnología siempre ha avanzando mucho más rápido que nuestros legisladores, y quizás por ello es noticia esta semana el joven Joel Ortiz. Su historia no es la de un chico de Boston cualquiera, sino la del futuro primer condenado en el mundo por delitos de secuestro de SIMs y robo de criptomonedas a gran escala.
Al parecer, ha quedado demostrado que el estudiante universitario de 20 años robó más de 5 millones de dólares en criptomonedas, en su mayoría bitcoins aunque también de otros tipos, utilizando técnicas de secuestro de SIM más sencillas de lo que parece.
Finalmente, y tras un acuerdo con la fiscalía, Joel será condenado a 10 años de prisión y sentará un duro precedente de cara al futuro, pues el 14 de marzo cuando se dicte su sentencia probablemente se convierta en el primer condenado por un delito similar a nivel mundial, aunque no será el único...
De hecho, el chico formaba parte de un grupo de hackers especializados en secuestro de SIMs que han sido capturados, todos ellos con robos a sus espaldas que superan la barrera del millón de euros: Xzavyer Narváez ha sido detenido con 1 millón de dólares robados, Nicholas Truglia se hizo con varios millones de dólares y Joseph Harris consiguió un botín de más de 14 millones de dólares.
Secuestro de SIMs y el problema de utilizar un número de móvil como garantía de seguridad
Aunque pueda parecer complejo, secuestrar una SIM puede ser más sencillo de lo que parece y puede abrir más puertas de las que te esperas. De hecho, el delito no sólo puede cometerse robando físicamente una SIM o un teléfono móvil, sino también utilizando técnicas de tipo social para convencer a un agente de atención al cliente de que nos transfiera el número a una nueva tarjeta SIM mediante un duplicado.
Disponer de un número de teléfono a día de hoy nos ofrece un sinfín de posibilidades, pues muchas cuentas como la propia WhatsApp están vinculadas a ese número, y algunas operaciones bancarias u otras que podemos realizar con nuestras billeteras de criptomoneda también implican al número de móvil.
No sólo, pues algunas cuentas de correo electrónico disponen de métodos de recuperación mediante envío de mensajes al móvil, las redes sociales ídem y muchas otras apps que utilizamos a diario.
En algunos casos, una vez obtenido el acceso a cuentas valiosas, el ladrón se pone en contacto con su propietario para solicitar una recompensa a cambio de la devolución del control de la cuenta, y en otros casos incluso pueden conseguir acceso directo a las carteras de criptomonedas.
Sea como fuere, esta primera sentencia marca un antes y un después para una técnica de robo que a priori parece sencilla, y que hasta la fecha mantenía impunes a los criminales en un limbo legal donde las criptomonedas siguen moviéndose por una opacidad que muchos otros se toman como una de sus grandes ventajas. Curioso y a la vez tranquilizador que las autoridades comiencen a tomarse en serio estos delitos, ¿no?
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Vía | Android Authority
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