China da un golpe en la mesa con el hidrógeno: así es el dron que vuela distancias imposibles para uno eléctrico
El dron Tianmushan-1 logra un Récord Guinness volando 188 km gracias a una pila de hidrógeno, superando con creces la autonomía de los modelos a batería
China se acaba de llevar un Récord Guinness a casa gracias al Tianmushan-1, un dron que ha volado más de cuatro horas seguidas cubriendo una distancia de 188 kilómetros. Lo interesante no es la marca en sí, sino cómo lo ha conseguido: usando una pila de combustible de hidrógeno para llegar donde las baterías de litio actuales simplemente no pueden.
La información sale de Interesting Engineering y confirma que esto no es un prototipo de feria, sino un equipo industrial desarrollado por la Universidad de Beihang que ya se fabrica en serie. El movimiento deja claro que el plan de China para dominar el hidrógeno va en serio, buscando soluciones para la falta de densidad energética que lastra a los multirrotores eléctricos tradicionales.
Cuatro horas de vuelo sin tocar el suelo
Las cifras dejan en evidencia las limitaciones físicas del litio. Si lo comparamos con un modelo de consumo puntero como el nuevo DJI Mini 5 Pro, que con suerte rasca los 40 minutos, la diferencia es abismal. Aquí no hay baterías pesadas lastrando el chasis, sino un generador químico a bordo que produce electricidad sobre la marcha.
Esta autonomía cambia las reglas para trabajos serios. Incluso los drones ligeros más optimizados se quedan cortos para revisar oleoductos o fronteras extensas. Además, el sistema está preparado para operar entre -40 °C y 50 °C, un rango térmico donde las baterías convencionales suelen degradarse rápidamente o directamente dejan de funcionar por el frío extremo.
Por supuesto, todo esto depende de que el combustible sea accesible. Aunque parece que el hidrógeno del futuro será más barato gracias a nuevos métodos de producción, la infraestructura sigue siendo el gran reto. China no solo está fabricando el aparato, sino intentando liderar todo el ecosistema para no depender de la tecnología de baterías en sectores estratégicos.
Mientras en Europa seguimos peleándonos con la química de las baterías para ganar unos minutos extra, este récord demuestra que para la aviación industrial de largo alcance la respuesta podría estar en el gas. El Tianmushan-1 ya es una realidad comercial, probando que la tecnología está lo suficientemente madura para salir de los laboratorios y empezar a operar en el mundo real.