El coronavirus podría haber abierto la caja de pandora de la privacidad, ¿está el "Gran Hermano" acechando?

El coronavirus podría haber abierto la caja de pandora de la privacidad, ¿está el "Gran Hermano" acechando?

Es un trabajo realmente complicado, sobre todo cuando no eres un experto periodista, encontrar las diferencias entre una noticia que incluye medias verdades, aquellas falsas y las que, para favorecer ciertos intereses, retuercen la realidad para adaptarla al discurso que quieren contar. Es verdad que tenemos muchas maneras de estar informados hoy en día, algunas plataformas ya luchan activamente contra las fake news], y que empezamos a estar saturados de información acerca del COVID-19.

Se ha discutido en más de una ocasión, en este y otros medios de comunicación, acerca de la posibilidad de que las medidas de protección sobre los ciudadanos, que en la mayoría de ocasiones consisten en vigilarnos a través de todos los dispositivos a los que nos conectamos, como ha podido ser el caso de Google o Facebook, sean cada vez más estrictas. Un mundo donde los poderosos vigilen y opriman a quienes tenemos menos recursos es un camino cada vez más probable o al menos es lo que ciertas entidades comienzan a ponernos en aviso.

Vigilancia en tiempos de coronavirus

Recientemente, gracias a una publicación redactada por Amnistía Internacional, hemos podido leer, y reflexionar de manera profunda, acerca de las implicaciones que algunas acciones, como podría ser utilizar nuestros dispositivos para gestionar esta crisis, tendrían sobre los derechos humanos. En este documento, multitud de asociaciones sin ánimo de lucro reclaman, a los Estados que están implementado medidas de vigilancia digital, que los derechos de las personas sean respetados.

Los derechos humanos deben estar por encima de cualquier vigilancia digital

Son diversos los puntos en los que Amnistía Internacional y el resto de organizaciones han querido hacer hincapié. En primer lugar, dichas medidas deben ser legales, necesarias y proporcionadas. Además, éstas deberán ser utilizadas únicamente mientras dure el estado de alarma y con la única finalidad de utilizar dichos datos para combatir el terrible coronavirus. En cuarto lugar, hacer todo lo posible por anonimizar los datos. También se evitará que la tecnología deje de lado a grupos sociales desfavorecidos y se recogerá por escrito aquellos acuerdos firmados con entidades privadas. Se deben establecer métodos de control de la privacidad, con la posibilidad de las personas vigiladas puedan interponer recursos llegado el caso. Por último, se deben incluir medios de participación libre, activa y significativa.

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Todas de las entidades que han firmado este documento, al igual que Amnistía Internacional, buscan que los seres humanos no seamos una doble víctima en esta situación tan complicada. Rasha Abdul Rahim, director de Amnesty Tech, ha declarado que:

La tecnología puede jugar un papel importante en el esfuerzo global para combatir la pandemia del COVID-19, aunque esto no otorga carta blanca a los gobiernos para expandir la vigilancia digital. El pasado reciente nos ha enseñado a gobiernos reacios a renunciar a los poderes de vigilancia temporal. No debemos caminar dormidos en un estado permanente de vigilancia. La vigilancia digital incrementada, que pretende combatir esta emergencia de salud pública, solamente puede ser utilizada si se cumplen ciertas condiciones estrictas. Las autoridades no pueden ignorar el derecho a la privacidad y deben asegurar que cualquier nueva medida salvaguarde los robustos derechos humanos. Donde quiera que los gobiernos utilicen el poder de la tecnología como parte de su estrategia para derrotar al COVID-19, deben hacerlo de manera que los derechos humanos sean respetados.

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