El regreso de las válvulas a lo grande: sonido vintage para los bolsillos más abultados
Cayin acaba de lanzar dos equipos de sonido que parecen sacados de un museo, pero que juntos cuestan lo mismo que un coche utilitario de segunda mano en buen estado. La noticia, recogida por HiFi-Journal, presenta la nueva serie Soul: un preamplificador y una etapa de potencia que apuestan por la tecnología de válvulas de vacío de toda la vida, pero inyectándoles esteroides para que funcionen con la música y los altavoces de hoy en día.
Estamos hablando de dos moles de metal y madera de nogal que pesan casi 60 kilos entre las dos. Es un producto pensado para una minoría muy concreta que echa de menos la era dorada del hi-fi, cuando tener un equipo de música gigante en el salón era un símbolo de estatus y no se buscaba que los aparatos fueran invisibles, sino que se notara (y mucho) que te habías gastado el dinero en ellos.
Tecnología antigua con potencia moderna
El corazón de este sistema es la etapa 170P, que usa unas válvulas enormes modelo KT170. Normalmente, los amplificadores de válvulas más puristas entregan potencias bajas (unos 8 o 10 vatios). Aunque eso suena muy fuerte con los altavoces adecuados, se queda corto si intentas mover torres modernas de baja sensibilidad sin que el sonido distorsione. Aquí Cayin ha ido a lo bruto: consigue sacar hasta 120 vatios de potencia, lo que significa que puedes conectarles cualquier caja actual del mercado sin miedo a quedarte sin "chicha".
Lo curioso es que puedes cambiar el carácter del aparato con un botón. Tienes un modo "Triode" que da menos potencia pero un sonido más suave, ideal para jazz o voces, buscando ese sonido cálido de la época dorada. Si quieres rock o electrónica, cambias al modo "Ultralineal" y el amplificador duplica su fuerza para pegar patada y tener más dinámica.
Uno de los grandes problemas de estos aparatos antiguos es que requieren mantenimiento: las válvulas se desajustan y hay que calibrarlas con destornillador. Cayin ha solucionado esto con un sistema de Auto Bias, una especie de mecánico automático que vigila las válvulas en tiempo real y las ajusta solas para que siempre suenen perfectas sin que tú tengas que mancharte las manos.
Por dentro, esto no se parece en nada a tu ordenador. No hay placas verdes hechas por robots; aquí todo el cableado está soldado a mano punto a punto, un proceso artesanal carísimo que busca la máxima pureza eléctrica. Es la diferencia entre un electrodoméstico normal y la verdadera alta fidelidad, donde se persigue que la señal de audio viaje sin ninguna interferencia, cueste lo que cueste fabricarlo.
Y vaya si cuesta. El conjunto saldrá a la venta en noviembre de 2025 y el precio asusta: 4.480 euros el previo y 7.500 euros la etapa. En total, casi 12.000 euros para escuchar música. Es un capricho de lujo para quien tiene una sala dedicada y quiere ver brillar los tubos en la oscuridad, muy lejos del consumo rápido de auriculares y streaming que domina el mercado actual.