He visitado una fábrica ultratecnológica en China, y Occidente no está preparada para lo que se viene

China ha despertado, y el mundo del mañana pasa por sus factorías

He visitado una fábrica ultratecnológica en China, y Occidente no está preparada para lo que se viene
Una fábrica de proyectores de alta tecnología es el ejemplo perfecto del desarrollismo del imperio del siglo XXI
Publicado en Tecnología

Aunque en Europa llevamos décadas sin darnos cuenta, el mundo se ha estado moviendo sin parar a nuestras espaldas. Mientras el Viejo Continente miraba a su interior, algo que nunca se le ha dado especialmente bien, otros han estado extendiendo su mundo a través de una increíble disciplina, trabajo duro y sacrificio.

Durante décadas un susurro recorre todo Occidente: "Cuando China despierte, vamos a temblar", el problema es que llevamos diciéndolo más tiempo de la cuenta. El milenario país asiático ya despertó hace tiempo, y lo cierto es que lo está haciendo de una manera sobresaliente para configurarse como la gran potencia mundial que sirva como alternativa al mundo que plantea Estados Unidos. Sobre todo ahora, que el viejo orden parece estar desmoronándose a golpe de aranceles e imposiciones bélicas a viejos aliados.

He tenido una oportunidad de oro para descubrir un poquito más en profundidad este país, ya que nos han invitado a visitar la fábrica de XGIMI, la marca de proyectores del hogar más vendida en China y una de las más potentes del mundo y, por supuesto, de nuestro país, España. Aquí probamos en su momento el MoGo 2 Pro, uno de los proyectores portátiles más señeros del momento, lo que demuestra que la marca siempre va hacia delante en lo que se refiere a desarrollo.

Allí, no solamente tuvimos la ocasión de ver la altísima tecnología que maneja la marca para hilvanar los excelentes productos que crean, sino que se abrió una ventana entre nuestro continente y el suyo para así entender qué es lo que está haciendo que les vaya tan bien. Para evitar ser esos tigres de papel de los que hablaban los teóricos chinos en el pasado, tenemos mucho de lo que aprender a la hora de apostar por la tecnología en nuestro país.

Sangre nueva, ideas nuevas

visita a la fábrica de Chengdu

XGIMI se ha convertido en una de las marcas más punteras en el desarrollo de proyectores. La oportunidad fue doble, primero visitamos su sede en Chengdu para entender los motivos que podían haberla catapultado en escasos años hacia el éxito total en el que se encontraba. Después nos desplazamos a la cercana Yibin para visitar su fábrica, con centenares de trabajadores e incluso un museo dedicado a la luz y la oscuridad.

Lo primero que llama la atención cuando uno llega a la sede de XGIMI es que todos son sorprendentemente jóvenes ahí dentro y llevan pocos años trabajando en la empresa. Su equipo de investigación y desarrollo cumple con esto a la perfección: recién graduados, con ansias de dominar el mercado y con una cantidad de ideas que realmente hacen que sus dispositivos sean diferenciales a la hora de presentar sus productos al gran público. También demuestra lo increíblemente bien que está funcionando su sistema educativo para crear una élite tecnológica de primer nivel.

He visitado una fábrica ultratecnológica en China, y Occidente no está preparada para lo que se viene

El pináculo de Occidente está en un edificio con forma circular y una tecnología punta sorprendentemente pasmosa. Aquí, una pequeña habitación con cinco jóvenes devanándose los sesos para desarrollar el mejor producto es suficiente. Eso y un patio en el último piso del edificio en el que tienen su sede, para poder fumar y descansar de la toma de decisiones cuando es necesario.

No hace falta mucho más para trabajar en elle algo profundamente valioso: confianza. China confía en sus productos, y las empresas privadas también. Los planes no son inmediatos, apuestan por devorar el mercado en el futuro, tratando de hacerlo lo mejor posible y no pensando exclusivamente en el próximo quarter, sino en los próximos cinco, seis, o diez años. La planificación es esencial tanto a la hora de concebir los productos como para guiar a las empresas de manera mucho más precisa que en concepciones más cortoplacistas y centradas en lo que la bolsa marca en la apertura del próximo lunes. Trabajar a tan corto plazo, no es más que levantar una piedra para dejarla caer inmediatamente sobre nuestros pies. Muchos sectores en occidente lo saben, pero si uno piensa en el corto plazo de una manera sorprendentemente peligrosa es el tecnológico y ahora lo estamos pagando.

Sin embargo, la sorpresa gigantesca estuvo a la hora de internarme en su fábrica, la cual pude visitar de cabo a rabo acompañado por el jefe de la factoría y varios miembros del equipo de XGIMI.

El otrora terrible dicho de 'trabajar como chinos' ahora alcanza una nueva dimensión

visita a la fábrica de Chengdu

Aunque en muchos casos desborda admiración, en otros tantos siempre ha habido una sinofobia intrínseca en la frase "trabajar como chinos". Con el paso de los años y, viendo sus índices de productividad y su capacidad de imponerse en los sectores clave a nivel mundial, está claro que ahora solo puede hacerse a través de una mirada profundamente positiva. Para comprobarlo viajamos a Yibin a través de un tren de alta velocidad que une el oeste chino a unas velocidades de infarto. En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en una "pequeña" ciudad de cuatro millones de habitantes.

El camino a la factoría tenía una seña de identidad que se repite en las cuatro esquinas del gigantesco país: está plagada de grúas, que se elevan como si fueran vegetación para levantar auténticos rascacielos. Uno nunca viaja a la misma ciudad en China, ya que el ritmo de construcción es tan acelerado que siempre hay nuevas cosas que mostrar. Algunos trabajadores de la empresa presumían de que era "gracias a sus impuestos", ya que la marca estaba invirtiendo buena parte de sus ganancias en el desarrollo de Yibin y con ello ayudaban al progreso colectivo.

visita a la fábrica de Chengdu

Una vez que el grupo de prensa desembarcó en el polígono industrial, lo primero que saltaba a la vista era que el propio edificio principal de la fábrica tenía, efectivamente, la forma de una lente. Allí se encontraba un museo sobre la luz y la oscuridad en la que había distintas piezas muy interesantes, desde la más pura arqueología de la historia de los proyectores, con viejos productos de los años 70 y 80 de otras marcas, hasta espectáculos visuales hechos con la potencia de proyección de la marca o con divulgación científica para que entendamos como funciona la tecnología con la que trabaja XGIMI.

Después fuimos expresamente a la fábrica. Tras cambiar nuestras galas por otras más apropiadas para este tipo de entornos, nos metimos de lleno en el corazón de la misma. Centenares de trabajadores se extendían a lo largo de inmensas líneas de producción increíblemente especializadas. Allí, trabajadores muy concentrados hacían labores mecánicas exactamente igual que ocurre en España, ya sea en nuestros centros logísticos o en las escasas líneas de producción que la desindustrialización han dejado en la geografía de nuestra península.

Lo que se puede extraer de este proceso productivo es muy extenso. Muchísimo. Para empezar, que la calidad de vida de los trabajadores ha cambiado de forma radical con respecto a lo que estamos acostumbrados. Descansan, toman la siesta, se distraen e incluso tienen instalaciones deportivas, tiendas, restaurantes y lugares de comfort dentro del recinto. Esto recuerda poderosamente a otra era en España, donde este tipo de conglomerados industriales y vitales se compaginaban a la perfección en los lugares industriales. Hoy en día, solo son patrimonio y las fábricas se han despersonalizado al máximo, aunque lentamente está comenzando a cambiar de nuevo. No es para nada lo que nos imaginamos cuando pensamos en una fábrica de China, pero no es la primera vez que visito una, y puedo asegurar que este tipo de situaciones se dan de forma bastante habitual.

El otro punto clave es el increíble nivel de tecnologización que ha alcanzado el país en los últimos treinta años. Todo funciona a través de la tecnología, siendo el primer y el último punto del proceso productivo. La mano humana sigue muy presente, por supuesto, pero la inversión en maquinaria en la línea de trabajo es muy diferente a la que muchas personas se podrían imaginar en el imaginario popular.

China, en un momento crucial de su historia reciente

La transformación de China en la segunda potencia mundial es algo que no genera ninguna duda después de pasar algún tiempo por sus ciudades. Apuesta por sectores clave, tecnología punta y trabajo duro son las señas de identidad de una China que ha dejado de producir para otros para crear nuevos productos que hemos comenzado a anhelar en occidente. No solo los proyectores de XGIMI, sino los coches de BYD, los teléfonos móviles de OPPO o los drones de DJI que se han comido el mercado.

visita a la fábrica de Chengdu

Mientras que el "Made in China" se ha convertido en una nueva señal de prestigio, también se generan dudas en el horizonte. ¿Podrá el país frenar lo que a todas luces parece ser una burbuja del ladrillo? ¿Qué ocurrirá cuando esta élite tecnológica formada en las prestigiosas universidades del país madure? ¿Cederán el poder a la sangre nueva? Está claro que, como todo en esta vida, la incertidumbre es una pieza clave del futuro de China, pero su planificación y forma de abordar las cosas hacia el futuro les permite tener un rango de maniobra visiblemente más notable. Solo el tiempo dirá hasta dónde pueden llegar las grandes marcas tecnológicas del país.

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