Ni se congela ni se derrite: crean un metal que mantiene su fuerza bruta entre -196°C y 600°C

nvestigadores canadienses diseñan un material compuesto ultraligero que soporta hasta 500 °C. Utiliza una malla de titanio impresa en 3D para imitar la resistencia del hormigón armado a microescala

Ni se congela ni se derrite: crean un metal que mantiene su fuerza bruta entre -196°C y 600°C
El nuevo compuesto supera las limitaciones del aluminio en altas temperaturas, abriendo la puerta a vehículos aeroespaciales más eficientes
Publicado en Tecnología
Por por Sergio Agudo

En la industria aeroespacial, el peso es el enemigo público número uno. Los ingenieros llevan años buscando un material que sea tan ligero como el aluminio, pero que no pierda su integridad estructural cuando la temperatura se dispara. Un equipo de la Universidad de Toronto parece haber dado con la solución, desarrollando una estructura que combina ligereza extrema con resistencia térmica.

La información nos llega desde Interesting Engineering, donde explican que han utilizado impresión 3D para crear una malla de titanio. Esta red interna funciona como un esqueleto microscópico, replicando el concepto del hormigón armado pero a una escala diminuta. Las varillas de refuerzo tienen un diámetro de apenas 0,2 milímetros, logrando una arquitectura interna capaz de soportar hasta 500 °C sin inmutarse.

Hormigón armado a escala microscópica

La clave reside en la fabricación aditiva con láser, una técnica que permite esculpir formas imposibles para la fundición clásica. Al igual que un hallazgo reciente en impresión 3D facilitó crear componentes complejos a bajo coste, aquí el objetivo es puramente estructural. Se busca que el metal mantenga su integridad mecánica tanto en el vacío helado del espacio como en el calor infernal de un motor a reacción.

Hasta ahora, el aluminio era el rey, pero su talón de Aquiles es el calor: a partir de ciertos grados se ablanda. Este nuevo compuesto supera esa barrera gracias a una matriz metálica reforzada, vital para ganar eficiencia energética. Es la misma obsesión por la masa mínima que vimos con el material más ligero del planeta, el aerogel, aunque aplicado aquí a soportar cargas estructurales pesadas y estrés térmico.

Los investigadores, liderados por el profesor Yu Zou, destacan que esta innovación tiene aplicación directa en ferrocarriles, automoción y defensa. Cada gramo ahorrado en estos sectores se traduce en menos combustible y mayor autonomía. Además, la posibilidad de imprimir estas piezas bajo demanda cambia las reglas del juego para el diseño de vehículos de alto rendimiento, eliminando las restricciones de la manufactura tradicional.

El avance confirma que la ciencia de materiales vive una edad de oro gracias a la impresión 3D metálica. Ya no se trata solo de encontrar nuevas aleaciones, sino de diseñar la arquitectura interna de la materia. Si consiguen escalar la producción industrial, podríamos ver aviones más ligeros, seguros y eficientes mucho antes de lo que dictaban los pronósticos.

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