Trump completa la paradoja y aprueba que EE. UU. compre el 10 % de Intel después de vetar a HUAWEI precisamente por lo mismo
HUAWEI era malo por sus relaciones con el gobierno de China. Ahora, sin embargo, la administración de Donald Trump se queda con el 10% de Intel y nos habla de "estrategia nacional"

Continúan las decisiones controvertidas de una segunda administración Trump que, sin duda, está dando mucho que hablar. Al magnate estadounidense no le gustaban demasiado las injerencias políticas, estratégicas y económicas del gobierno de Pekín en HUAWEI, de ahí el famoso veto que todavía continúa vigente, pero ahora desde Washington se ha patrocinado el filtrado reflote de Intel incluyendo la compra de nada menos que un 10% de las acciones de la compañía con sede en Santa Clara, California, que pasarán a manos del gobierno de los Estados Unidos para que éste se convierta en uno de los accionistas mayoritarios de la chipera.
Una paradoja que confirmaban diversos medios como ComputerWorld en los últimos días, después de que Donald Trump utilizase su habitual agresivo recetario llamando comunista al propio CEO de Intel, Lip-Bu Tan, y poniendo ya cifras concreta encima de una mesa multimillonaria que nos habla de 433,3 millones de acciones a 20,47 dólares cada una, cifrando la operación en poco menos que unos 9.000 millones de dólares aproximadamente.
El acuerdo implica que la Casa Blanca, o al menos las estructuras gubernamentales de los Estados Unidos, podrían sentarse en los consejos de dirección de Intel como accionistas mayoritarios, tomando en parte el control de las operaciones de una compañía que se ha apresurado a afirmar que sin embargo, el gobierno será un "socio pasivo" y que, además, ha conseguido así desbloquear los fondos públicos prometidos que les ayudarían a reflotarse.
No sólo eso, y es que la propia Intel ha informado para tranquilidad de la industria de que los Estados Unidos no tendrán representación en la ejecutiva al menos en un principio, sin derechos de información ni tampoco de gobernanza dentro de la empresa, que continuará su camino de forma independiente. Otra cosa es que sea esto más o menos creíble.

Lip-Bu Tan, el actual CEO de Intel
El recuerdo a HUAWEI y su veto es innegable, pero... ¿Podrá recuperar Intel la credibilidad?
Lo cierto es que, de un modo u otro, la operación recuerda a HUAWEI de forma inequívoca, y es que nunca llegó a demostrarse que, por muchos fondos públicos y ayudas que manejase, la empresa de Shenzhen estuviese regida por decisiones del gobierno de China o aportase información a éste sobre la importante industria tech que apuntaba por entonces a liderar. Aún con esto, HUAWEI recibió duras sanciones y su negocio se ha reducido a la mínima expresión en los mercados internacionales.
Ahora, por supuesto que la sombra de la sospecha se moverá hacia una Intel que, obviamente, podría estar de un modo u otro bajo el yugo de una NSA ávida de puertas traseras e información sensible. No decimos con ello que esto vaya a suceder, lógicamente, pues Intel de hecho afirma lo contrario. Sin embargo, su credibilidad queda "tocada" para siempre.
Nos parezca mejor o peor, lo cierto es que la compra del 10% de Intel es ya la mayor inversión pública en empresas privadas de los Estados Unidos desde 2008, cuando rescató a Chrysler y General Motors, desbloqueando ayudas públicas por valor de unos 5.700 millones de dólares dentro programa Chips Act y sumando ahora otros 3.200 millones a través del programa Secure Enclave. Intel además ya había recaudado 2.200 millones de dólares de la Chips Act en los últimos ejercicios, aunque este dinero no estará incluido en la operación.
El negocio de Intel es clave y para Trump esta decisión es una cuestión de "estrategia nacional", pues su administración está inmersa en multitud de acciones que quieren devolver a la vanguardia tecnológica a las empresas estadounidenses, en tiempos contemporáneos perdiendo terreno respecto a competidoras asiáticas como lo es, en este caso de los semiconductores, el gigante taiwanés TSMC.
Se afirma además que Intel estaría movilizando más de 100.000 millones de dólares para ampliar sus estructuras dentro de los Estados Unidos, incluyendo una enorme planta de fabricación en Arizona que ya está en proceso de construcción. Veremos qué pasa en el futuro próximo, aunque los problemas financieros y legales de todo esto seguramente tengan consecuencias a corto, medio y largo plazo... ¡A ver qué dicen los jueces cuando se abran los esperados procesos judiciales!
Los analistas no tienen claro que el futuro sea tan halagüeño para Intel a pesar de esta lluvia de millones, no al menos si su dirección no toma las decisiones correctas:
"Intel debería asegurar un volumen de clientes suficiente para iniciar la producción de sus nodos 18A y 14A si quiere hacer viable económicamente su fuerza de fabricación. No creemos que una inversión pública pueda cambiar la suerte [de Intel] si no son capaces de captar suficientes consumidores." Kinggai Chan, analista de Summit Insights.