Un satélite de época soviética está fuera de control: se va a estrellar contra la Tierra
Una sonda de Venus fallida de 1972 caerá en mayo. Su blindaje titanio podría sobrevivir al reingreso, aunque el riesgo es mínimo

No es habitual recibir visitas de la Guerra Fría, pero eso es lo que está a punto de ocurrir. El Kosmos 482, una sonda soviética fallida de hace cinco décadas, caerá a la Tierra aproximadamente el 10 de mayo. Según New Atlas, este relicto espacial pondrá fin a su largo periplo orbital cuando reingrese en nuestra atmósfera dentro de unas semanas. La sonda formaba parte del programa Venera para explorar el segundo planeta del sistema solar, pero un fallo durante su lanzamiento en marzo de 1972 la dejó atrapada en órbita terrestre.
El caso del Kosmos 482 es un clásico ejemplo de la propaganda durante la Guerra Fría. Tras el fracaso técnico, la URSS cambió inmediatamente su designación para ocultar el fiasco, algo habitual en una época donde cualquier fallo espacial era considerado una derrota geopolítica. Ahora, 53 años después, ese fragmento de historia espacial vuelve a la actualidad.
Un visitante blindado difícil de destruir
El Kosmos 482 tiene una particularidad que lo diferencia del resto de chatarra espacial: probablemente sobrevivirá al reingreso. Su cápsula de aterrizaje pesa 472 kg y está envuelta en una esfera de titanio diseñada específicamente para aguantar las brutales condiciones venusianas: presiones 90 veces mayores que en la Tierra y temperaturas de hasta 460°C.
Este blindaje hace que tengamos un caso atípico entre manos. La franja de impacto posible abarca entre los 52° norte y 52° sur, incluyendo zonas de Reino Unido, Alemania, Canadá, Chile y grandes extensiones de océano. Los científicos manejan un margen de error de 2,8 días en sus cálculos, principalmente por variables como la actividad solar y sus efectos en la atmósfera.
Aunque suene alarmante, no hay que preocuparse demasiado. El 75% del área potencial de caída es agua, y buena parte del resto son zonas con poca población. Los expertos comparan las probabilidades de sufrir daños con ganar la lotería. Este tipo de eventos contrasta con problemas más serios como la proliferación de satélites en órbita baja, que sí suponen un riesgo real para futuras misiones.
La caída del Kosmos coincide con un momento de efervescencia en el sector espacial. Mientras la UE desarrolla su competidor directo a Starlink con 300 satélites, Japón ha lanzado el primer satélite fabricado con madera para combatir precisamente el problema de los desechos orbitales. También vivimos una revolución en comunicaciones satelitales. Ya hay planes de SpaceX para conectar móviles directamente a satélites y soluciones como HMD OffGrid que facilitan este tipo de conexiones sin hardware especializado.
Mientras esperamos su reentrada, el Kosmos 482 nos deja una curiosa paradoja: la tecnología que falló en su camino a Venus hace medio siglo ahora regresa a la Tierra sin que nadie pueda impedirlo. Un recordatorio perfecto de que, en el espacio, nada desaparece realmente. Solo cambia de órbita hasta que la gravedad reclama lo que es suyo, incluso si han pasado 53 años desde el lanzamiento.