Microsoft Surface Pro 11 Gen (Snapdragon X Elite), análisis: la revolución silenciosa que quiere acabar con el reinado del iPad Pro
Equipada con un procesador Snapdragon X Elite y lo último de Copilot, la Surface Pro de undécima generación es la mejor que Microsoft ha creado hasta ahora

Desde que Apple presentó iPadOS 26, transformándolo en aquello que muchos usuarios llevaban años esperando, la batalla por definir el futuro de la computación personal se ha avivado una vez más. En una esquina, Apple, con su iPad Pro, defendiendo con puño de hierro la idea de que una tablet puede y debe reemplazar a tu portátil, siempre y cuando estés dispuesto a vivir dentro de los muros de su pulcro y limitado jardín llamado iPadOS. En la otra esquina, Microsoft, con su familia Surface, luchando por demostrar que la versatilidad sin concesiones de Windows puede vivir en el cuerpo de una tablet.
Durante años, la promesa de tener un PC completo en el formato de una tablet ha sido una quimera, lastrada por procesadores que se ahogaban, una autonomía que se evaporaba y un ecosistema de software que no acababa de entender qué significaba ser "táctil". He visto a Microsoft intentarlo una y otra vez, con más fe que resultados, especialmente en su aventura con los procesadores ARM.
Microsoft busca luchar contra ese estigma un año más con su nueva Microsoft Surface Pro 11th Edition. Pero esta vez, algo es diferente. En su interior no late un chip de Intel, ni una versión modificada de un procesador de móvil. En su interior está el Snapdragon X Elite, el chip que promete, por fin, llevar la revolución de la eficiencia y la potencia de la arquitectura ARM al universo de Windows.
He pasado alrededor de un mes conviviendo con ella, la he convertido en mi oficina portátil, en mi centro multimedia y en mi lienzo para tomar notas. Y aunque, como veréis, no es un producto perfecto, puedo decir sin miedo a equivocarme que estamos ante un punto de inflexión. La Surface Pro 11 no es una simple actualización.
+ Pros
- Excelente calidad de construcción
- La pantalla es muy buena
- El mejor rendimiento en una Surface Pro hasta ahora
- Contras
- Windows sigue sin ser tan intuitivo como otros sistemas en formato táctil
- Teclado vendido por separado

- Precio de la Microsoft Surface Pro de 11 Generación y dónde comprarla
- Un diseño continuista
- Una pantalla excelente atrapada en un marco del pasado
- El corazón de la bestia: Snapdragon X Elite y la nueva era de Windows en ARM
- Autonomía y carga: una jornada de trabajo sin agobios
- Windows 11 en un cuerpo de tablet: la eterna promesa a medio cumplir
- Conclusión: ¿Vale la pena la Microsoft Surface Pro 11 Gen?
Precio de la Microsoft Surface Pro de 11 Generación y dónde comprarla
En España, la Microsoft Surface Pro 11 Gen está disponible en varias configuraciones diferentes, con diferencias en memoria RAM y almacenamiento.
La versión con 16 GB de memoria RAM y 512 GB de almacenamiento tiene un precio de 1779 euros. No obstante, actualmente ya se puede encontrar a un precio más bajo en algunos de los canales de distribución habituales.
Un diseño continuista

La parte trasera de la tablet, en color gris / Fotografía de Christian Collado
Si hay un aspecto en el que la familia Surface siempre ha solido desmarcarse de sus rivales, es en el del diseño y la calidad de construcción. Y la Surface Pro 11 no es una excepción; de hecho, es la culminación de más de una década de refinamiento. Desde el primer momento en que la sacas de la caja, la sensación es inequívoca: estás ante un producto premium, un dispositivo construido con un mimo y una atención al detalle que desarma.
Microsoft ha mantenido la icónica estética de la línea, con un chasis que combina a la perfección el aluminio anodizado y el plástico de alta calidad, creando un cuerpo que se siente increíblemente sólido y, a la vez, sorprendentemente ligero. Es un diseño sobrio, elegante, casi industrial, que huye de los artificios y se centra en la pura funcionalidad.
Pero la verdadera joya de la corona del diseño de Surface, el elemento que la ha convertido en un icono y que la desmarca por completo de cualquier otra tablet del mercado, sigue siendo su kickstand. Ese soporte trasero integrado, que te permite inclinar el dispositivo en un ángulo casi infinito, desde una ligera inclinación para escribir hasta una posición casi vertical para ver una película, es una proeza de la ingeniería.

El "stand" de la Microsoft Surface Pro / Fotografía de Christian Collado
Es tan robusto, tan suave en su movimiento y tan increíblemente versátil que, una vez que te acostumbras a él, te preguntas cómo es posible que el resto de fabricantes no hayan copiado descaradamente esta idea. Te permite trabajar en el sofá, en una mesa de avión o directamente sobre tus rodillas con una comodidad que ninguna funda-teclado del mercado puede igualar.
Hablando de teclados, aquí llega una de las grandes y eternas pegas de la familia Surface: el teclado se vende por separado. Y no es un accesorio barato. La Surface Pro 11 es un dispositivo que nace para ser un híbrido, un 2 en 1, y vender su otra mitad por separado se siente, como poco, un movimiento cuestionable. Para este análisis, desafortunadamente, no he podido probar el nuevo teclado Surface Pro Flex Keyboard, por lo que me he centrado en la experiencia como tablet y como dispositivo de productividad usando teclados y ratones Bluetooth externos.
Una pantalla excelente atrapada en un marco del pasado

La pantalla es de buena calidad, pero los márgenes que la rodean son más anchos de lo que nos gustaría / Fotografía de Christian Collado
La pantalla siempre ha sido uno de los puntos fuertes de la gama Surface, y esta nueva generación no decepciona. La unidad que he estado probando monta un espectacular panel OLED PixelSense Flow de 13 pulgadas, y es una auténtica delicia.
La calidad de imagen es soberbia. Los colores son precisos, vibrantes y con ese contraste infinito que solo la tecnología OLED puede ofrecer. Ver una película en Dolby Vision IQ en esta pantalla es una experiencia inmersiva de primer nivel. Los ángulos de visión son perfectos, y la respuesta táctil, ya sea con los dedos o con un lápiz digital, es instantánea y precisa.

Un vistazo más de cerca a los biseles que rodean el panel del dispositivo / Fotografía de Christian Collado
El nivel de brillo máximo, con 900 nits en contenido HDR, no es el más alto del mercado, pero es más que suficiente para la mayoría de las situaciones. Y aquí es donde Microsoft ha jugado una carta muy inteligente: la pantalla cuenta con un excelente recubrimiento antirreflejos que hace un trabajo fantástico a la hora de mitigar los brillos en entornos muy iluminados. En la práctica, la visibilidad en exteriores es buena, compensando así el no tener el pico de brillo de otros rivales.
Sin embargo, no todo es perfecto. Y es que esta fantástica pantalla está rodeada por unos marcos que, en pleno 2025, se sienten demasiado gruesos. Mientras la competencia, con el iPad Pro a la cabeza, ha conseguido reducir los biseles a la mínima expresión, la Surface Pro 11 mantiene unos marcos negros considerables que le dan un aspecto un poco anticuado. Es una decisión de diseño que, supongo, busca facilitar el agarre en modo tablet, pero que le resta contundencia a la experiencia visual. Es la gran pega de un panel que, por lo demás, es uno de los mejores que he visto en un convertible.
El corazón de la bestia: Snapdragon X Elite y la nueva era de Windows en ARM

Las características de la Microsoft Surface Pro / Fotografía de Christian Collado
Llegamos al que es, sin duda, el cambio más importante y trascendental de esta nueva generación. El cerebro que lo mueve todo. La Surface Pro 11 que he estado probando no lleva un procesador de Intel, sino el flamante Snapdragon X Elite de Qualcomm, acompañado de 16 GB de memoria RAM.
Y esto, amigos, es un antes y un después.
He de reconocer que era profundamente escéptico. Mis experiencias pasadas con Windows en ARM, fueron, por decirlo suavemente, frustrantes. La emulación de aplicaciones era lenta, la compatibilidad era un campo de minas y la autonomía, que debía ser su gran baza, apenas mejoraba la de los modelos con Intel.
Pero lo que Qualcomm y Microsoft han conseguido con esta nueva generación es, sencillamente, una proeza. El rendimiento del Snapdragon X Elite es excelente. En tareas del día a día, la fluidez es absoluta. Navegar por la web con docenas de pestañas abiertas, gestionar el correo, usar la suite de Office... todo se mueve con una suavidad y una agilidad que no tiene nada que envidiar a la de un portátil tradicional de gama alta.
Pero la verdadera prueba de fuego estaba en las tareas más exigentes. He editado fotografías en formato RAW en Adobe Lightroom, he montado pequeños clips de vídeo en DaVinci Resolve y he trabajado con grandes bases de datos en Excel. Y en todos los escenarios, la Surface Pro 11 ha respondido con una solvencia que me ha dejado sin palabras. Sí, es cierto, no alcanza la potencia bruta de un Apple M5 en tareas de renderizado extremo, pero para el 99% de los usuarios, la potencia que ofrece este Snapdragon X Elite es más que suficiente para cualquier tarea que se le ponga por delante.
La clave de este éxito reside en dos pilares. El primero, la potencia del propio chip. El segundo, y quizás más importante, el trabajo que ha hecho Microsoft con la emulación de aplicaciones x86. Por fin, la compatibilidad ha dejado de ser un problema. Todas las aplicaciones que he necesitado en mi día a día han funcionado a la perfección, sin cuelgues, sin errores y, sobre todo, sin que se note que están siendo emuladas.
Y a todo esto hay que sumarle las nuevas funciones de IA de Copilot+, que gracias a la potente NPU del Snapdragon X Elite, se ejecutan de forma local y con una velocidad asombrosa. Funciones como Recall, que te permite "rebobinar" en el tiempo para encontrar cualquier cosa que hayas visto en tu pantalla, o Cocreator en Paint, son solo la punta del iceberg de una nueva era de computación que, con equipos como este, ya es una realidad.
Autonomía y carga: una jornada de trabajo sin agobios

La carga de la tablet se realiza a través de uno de los puertos USB C de su lateral / Fotografía de Christian Collado
La gran promesa de la arquitectura ARM siempre ha sido la eficiencia energética. Y aunque la Surface Pro 11 no bate récords de autonomía, sí que cumple con nota.
Con un uso mixto de navegación, ofimática, correo y algo de multimedia, he conseguido alcanzar de forma consistente las ocho horas de uso, lo que en la práctica se traduce en una jornada de trabajo completa sin tener que buscar desesperadamente un enchufe. No es la autonomía maratoniana de un MacBook Air, pero es una cifra muy sólida para un dispositivo tan fino, ligero y potente, y supone una mejora notable con respecto a las generaciones anteriores con procesadores de Intel.
La carga se realiza a través de uno de los dos puertos USB-C (compatibles con USB4/Thunderbolt 4), lo que siempre es una buena noticia. La versatilidad de poder usar el mismo cargador que el de tu móvil o el de tu monitor externo es una comodidad a la que es difícil renunciar.
Windows 11 en un cuerpo de tablet: la eterna promesa a medio cumplir

La Microsoft Surface Pro de 11 generación llega con Windows 11 Home / Fotografía de Christian Collado
Y llegamos al que es, para mí, el punto más controvertido de la Surface Pro 11, la eterna paradoja que arrastra este dispositivo desde su nacimiento. Sobre el papel, la idea es imbatible: tener la versatilidad infinita de un sistema operativo de escritorio como Windows 11 en el formato de una tablet. Poder usar tus aplicaciones de siempre, conectar cualquier periférico, gestionar tus archivos como toda la vida... es una libertad que el iPad, con su restrictivo iPadOS, solo puede soñar.
Y en muchos aspectos, la Surface Pro 11 cumple esa promesa. Como portátil "ligero" (con su teclado acoplado), es una herramienta de productividad fantástica. La nueva webcam QHD con efectos de Windows Studio es, sencillamente, la mejor que he probado en un dispositivo de este tipo, perfecta para videollamadas.
Sin embargo, cuando le quitas el teclado y la intentas usar como una tablet pura, los viejos fantasmas de Windows vuelven a aparecer. A pesar de los esfuerzos de Microsoft, de las mejoras en la interfaz y de los gestos táctiles, Windows 11 sigue sin ser un sistema operativo verdaderamente optimizado para ser usado con los dedos. Los elementos de la interfaz a menudo son demasiado pequeños, la multitarea es engorrosa y la experiencia general, en comparación con la fluidez y la simplicidad de iPadOS, se siente torpe y poco intuitiva.
Es la eterna batalla de la Surface Pro: su mayor fortaleza, que es tener Windows, es también su mayor debilidad.
Conclusión: ¿Vale la pena la Microsoft Surface Pro 11 Gen?

Primer plano del logo de Microsoft / Fotografía de Christian Collado
Llego al final de este análisis con la sensación de estar ante un producto que, por fin, cumple lo que promete. La Microsoft Surface Pro 11th Edition es, sin duda, la mejor Surface que se ha fabricado nunca.
Gracias al espectacular rendimiento y eficiencia del Snapdragon X Elite, la promesa de tener un PC potente y versátil en el cuerpo de una tablet es, por primera vez, una realidad tangible y no un ejercicio de fe. Es un dispositivo con una calidad de construcción exquisita, una pantalla fantástica y una autonomía solvente, que se convierte en una herramienta de productividad de primer nivel para cualquiera que necesite la versatilidad de Windows en un formato ultraportátil.






¿Es el sustituto definitivo del portátil? Para muchos, sí. ¿Es la alternativa perfecta al iPad Pro? Aquí es donde la respuesta se complica. Si valoras por encima de todo la simplicidad y la experiencia táctil de iPadOS, la Surface Pro 11 todavía tiene camino por recorrer. Pero si lo que buscas es libertad, versatilidad y el poder de un sistema operativo de escritorio sin concesiones, entonces, la nueva creación de Microsoft no solo es una alternativa; es, probablemente, la mejor opción que existe en el mercado.
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