El Galaxy Note7 es la prueba de que las baterías deberían ser extraíbles

El Galaxy Note7 es la prueba de que las baterías deberían ser extraíbles

El problema de los Samsung Galaxy Note7 fue de la batería. A ninguno nos sorprendió que Samsung diese esa noticia. Ya sabíamos que había algo ahí que fallaba, porque no es normal que una batería explote así como así. El problema de Samsung es que, en su afán de hacer teléfonos más y más delgados, tuvo un problema de diseño que hacía que se produjese un cortocircuito. Eso, y todo lo que pasó después, podría haberse evitado con una batería extraíble.

Miradlo de la siguiente forma. El Samsung Galaxy Note7 y el S7 edge son los dos teléfonos más complicados de reparar, porque simplemente son una mezcla de cristal y pegamento que hace que abrirlos y cerrarlos sea complicado. Hasta el punto de que, si se te rompe la pantalla, es mejor pagar los 240 euros que vale el SAT para arreglarla, porque un paso en falso y el teléfono se va al garete. Pues imaginad lo que es reemplazar la batería, algo que según iFixit es casi imposible.

El diseño no lo es todo

motivo explosion bateria samsung galaxy note7

La cosa es la siguiente: ¿no sería preferible hacer un teléfono un poco más gordo y poner una batería reemplazable? De esa forma, Samsung se habría ahorrado tener que recoger los tres millones de Note7. Todo se habría solucionado enviando una batería adicional sin defectos que el usuario podría haber podido cambiar. Simple y sencillo. Sin embargo insisten en poner baterías no extraíbles a cambio de un diseño más exquisito, cuyo objetivo es que acabes comprando el siguiente modelo.

Los cuerpos unibody están muy bien, y no seré yo el que diga que el S7 edge es feo. Para nada, me parece un teléfono precioso. Sin embargo, tengo claro que en el momento en que la batería falle no podré comprar un repuesto oficial para reemplazarla porque no tengo la habilidad para hacer dicha reparación. Tendré que enviarlo al SAT, que no brilla por su rapidez, y esperar. Pero no solo eso, sino que además está condicionando al usuario que no lo quiera mandar al SAT --o no sepa cómo hacerlo-- a cambiar de modelo. No estamos hablando de otra cosa que obsolescencia programada.

Desde mi punto de vista, las baterías extraíbles deberían seguir siendo un estándar en Android, de la misma forma que lo deberían ser las tarjetas microSD. Me parece un completo error sacrificar funciones y utilidades valiosas, como el poder cambiar la batería, a cambio de un mejor diseño. Pero es que ha sido malo hasta para Samsung.

Habría supuesto una menor inversión

Esta tecnología de baterías podría solucionar futuros problemas similares al de los Note7

Puedes comprar una batería del S7 edge por unos 26 euros. Asumamos que el precio de la batería de un Note7 puede ser de unos 30 euros. Teniendo en cuenta que han sido tres millones de terminales, este fiasco le habría costado a Samsung 90 millones de euros. Sin embargo, le ha costado 4.863 millones de euros. La diferencia es notable.

Si el Note7 hubiese tenido una batería extraíble, Samsung habría solucionado el problema en dos semanas, el usuario habría cambiado la batería gratos y listo. Sin embargo, Samsung se ha jugado su reputación y la de su gama Note a nivel global. Es cierto que se asegurarán de que este tipo de cosas no vuelvan a suceder, pero lo cierto es que hay cosas que funcionan y que son útiles. Una de esas funciones es la de extraer la batería, y eliminarla es un error.

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