Vivo NEX y la cámara extraíble, ¿de verdad es esta la solución al notch?

Vivo NEX y la cámara extraíble, ¿de verdad es esta la solución al notch?

Si por algo ha estado marcada esta semana ha sido por el lanzamiento del Vivo NEX. Llevamos tiempo especulando sobre cómo sería este terminal, y lo cierto es que la presentación nos dejó con la boca abierta. El NEX de Vivo parece un smartphone del futuro, con un frontal dominado por un tremebundo 91% de pantalla, cuyo marco más grueso, el inferior, apenas roza los cinco milimetros. ¿Lo mejor? No hay notch. La empresa ha solucionado la muesca añadiendo una cámara extraíble en la parte superior que se despliega a placer, y eso, que nos podría parecer la panacea, en realidad no lo es tanto.

Muchas personas no han dudado en afirmar en redes sociales y en los comentarios de los artículos que "esto sí es innovación", que "esta es la solución al notch" y que "Vivo lo ha conseguido". Yo, a título personal, siento decir que no estoy para nada de acuerdo. La cámara extraíble del Vivo NEX es un parche temporal que soluciona un problema temporal, pero que, desgraciadamente, tiene más inconvenientes que ventajas.

La cámara extraíble no es la solución

El motivo más evidente por el que la cámara extraíble no es la solución es, en mi opinión, la durabilidad y la resistencia. Por un lado, tenemos el aspecto mecánico, y es que estamos hablando de un componente que debe salir y entrar del terminal a través de un mecanismo potenciado por un motor. El problema de estos sistemas es que se desgastan con el paso del tiempo. Puede que durante los primeros meses no haya ningún problema, pero párate a pensar una cosa: ¿cuántas veces abres y cierras la cámara interna del móvil al cabo del día?

Pongamos que eres aficionado a Instagram y a mandar selfies por WhatsApp y redes sociales. Si despliegas la cámara 10 veces al día significa que el motor, el mecanismo del Vivo NEX, debe subir y bajar la lente 3.650 veces al año, y habrá que ver cómo un sistema de tan pequeño tamaño soporta este uso intensivo. Al cabo del tiempo, de una forma u otra, acabará desgastándose y dejará de funcionar como el primer día, y tocará cambiarlo, renovar el equipo o quedarse sin cámara trasera.

Otro aspecto es la resistencia de la cámara extraíble, y aquí digo algo que ya he dicho en otras ocasiones: un objeto pequeño que sobresale de uno más grande es carne de cañón para golpes. No me quiero imaginar lo que tiene que ser ver cómo sale volando la cámara porque, mientras te echabas un selfie con tus amigos, alguien le ha dado un mal golpe sin querer y se la ha cargado. Otra opción es que se abra en el bolsillo y se raye la lente o se rompa al hacer un movimiento brusco. Por no hablar de que, al desplegarse la cámara, puede entrarle agua y polvo, y ya sabes qué pasa cuando le entra agua a un aparato electrónico o se acumula suciedad en su interior.

Ricardo Aguilar, compañero de Andro4all, hace un apunte interesante, afirmando que "además del desgaste y la fragilidad que tendrá el componente mecánico, el llamativo de un selfie está en poder sacarlo al momento, de forma rápida y cómoda. Una cámara extraíble acaba directamente con esos pilares básicos". Coincide así con Damián García, editor de esta web, que afirma que "la cámara frontal es un elemento al que el mercado ha intentando buscarle sentido desde siempre y que su uso es más instantáneo que ninguna otra cosa, por lo que ocultarla no es una opción demasiado buena".

Jacinto Araque, otro compañero al que también conocerás, incide en que "la cámara extraíble está llamada a ser la solución más frágil e incómoda para reducir los marcos del frontal" y en que "la experiencia nos dice que, en la tecnología móvil, lo sencillo siempre prima sobre lo complicado, y, hasta ahora, no hay mejor solución que el notch". Hablando de sencillez, Adrián Fariñas, coordinador editorial de Andro4all, es claro y conciso en sus declaraciones: "A mí me sobran todas las cámaras del móvil".

Vivo NEX y la cámara extraíble, ¿de verdad es esta la solución al notch?

Christian Collado, por su parte, se muestra más positivo y sentencia que "me parece buena solución temporal hasta que la cámara pueda estar bajo la pantalla". Hablando de la resistencia, Christian cita a Vivo, que dice que "el motor puede empujar hasta 500 gramos, y soporta una fuerza de empuje de hasta 45 kg, además se despliega en menos de 1 segundo". Finalmente, trae a colación un aspecto interesante, y es que "en cuanto a la fragilidad no creo que sea muy inferior al cristal de la pantalla que cubre la cámara para selfies en cualquier móvil, y supongo que será más barato cambiar un solo componente que el cristal entero de la pantalla si se rompe".

Como puedes comprobar, las opiniones están realmente polarizadas, lo que demuestra que nunca llueve a gusto de todos. Sea como sea, la mayoría de editores coincidimos en que es un sistema frágil que sí, funciona, pero no es viable a largo plazo. ¿Es mejor que el notch? Es algo que, en última instancia, debe decidir la persona que vaya a gastarse los 500-600 euros que cuesta el terminal. Y tú, ¿qué opinas?

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