Está en el espacio y tiene forma de limón: así es el último descubrimiento del James Webb

El James Webb detecta un gigante gaseoso deformado por la gravedad de un púlsar que posee una atmósfera rica en helio y carbono molecular sin rastro de agua o metano

Está en el espacio y tiene forma de limón: así es el último descubrimiento del James Webb
Recreación del exoplaneta PSR J2322-2650b estirado por la fuerza de marea de su estrella de neutrones, lo que genera una protuberancia ecuatorial similar a la de un limón
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

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Los detalles llegan vía Futurism, situando este hallazgo a unos 2.000 años luz de nuestra posición. Al igual que el Webb localizó la supernova más antigua hace poco, este hallazgo ratifica que el espejo dorado está limpiando el mapa estelar de dogmas que dábamos por sentados, obligando a replantear la formación de cuerpos celestes en entornos de radiación extrema.

Un núcleo de carbono que genera gemas flotantes

Lo que llama la atención de este sitio es que su capa gaseosa carece de moléculas de agua o metano. En su lugar, el sensor infrarrojo detecta nubes de hollín a unos 2.040 ºC de temperatura media. La física sugiere que la presión ambiental logra comprimir el carbono hasta crear diamantes, lo que implica que estas piedras preciosas podrían ascender por las corrientes térmicas.

Esa estructura se desplaza a solo un millón de millas de la estrella de neutrones. Dicha proximidad obliga al objeto a completar una traslación cada ocho horas, viciando su silueta hasta convertirla en un balón de rugby, lejos de la esfera perfecta que esperaríamos. Ya conocíamos planetas achatados por la cercanía estelar, pero ninguno con una receta química tan extraña.

El origen del sistema rompe cualquier lógica puesto que los púlsares suelen desintegrar su entorno al colapsar. Los expertos intuyen que este ejemplar difumina la frontera entre planeta y estrella, actuando como un resto estelar que no se dio por vencido. Es un misterio parejo al de aquella estrella enana que engendró un gigante o a los análisis de mundos habitables.

A diferencia de otros descubrimientos, este limón espacial es un tubo de ensayo de física brutal. El James Webb ha captado su espectro aprovechando que el púlsar brilla sobre todo en rayos gamma, lo que deja el rango infrarrojo totalmente limpio para el planeta. Los datos confirman que todavía nos falta mucho por aprender sobre cómo se ensambla la materia bajo gravedades tan bestias.

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